Capítulo 16

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—Menudo infierno —comentó el omega sumamente hastiado, sentado en la sala de espera del hospital del centro de la ciudad. 

Era la primera vez que iba a un hospital en la ciudad, pues en su antiguo hogar prefería recibir consultas del médico de la zona, pero aquí todo era tan diferente, tan moderno y tan organizado. Sacar orden para recibir fecha y hora fue algo complicado porque no conocía como hacerlo, pero por suerte la hija de Keizo se animó a ayudarlo cuando el mayor se lo pidió. Intentó que sus propios hijos lo ayudaran, pero tanto Senjuro como Kyojuro parecían sumidos en sus propios problemas. Desde que llegaron a la ciudad para comenzar desde cero, literalmente sintió que todo empezó desde cero. Sus hijos y él apenas compartían momentos familiares. Kyojuro estaba saturado con el trabajo, o al menos eso creía, mientras que Senjuro cada día parecía más sumido en sus pensamientos; solamente podían encontrarse en la cena, pero no compartían tantas palabras. 

Mantenerse sentado en esa fría y dura silla lo hacía ponerse incómodo, pero ese no era el motivo que lo mantenía inquieto, su verdadera razón era el hecho de que iba a revisarse. Efectivamente, ese era el motivo. Casi nunca se hizo una revisión por su segundo género, pero en estos momentos lo necesitaba con urgencia. El encuentro con Keizo provocó ligeros cambios en él, algunos que solo su persona percibía, pero temía que escalaran para mal. 

Sacó su móvil del bolsillo para ver si sus hijos recibieron sus mensajes, pero sintió devastación al ver que ninguno observó los mensajes, ¿acaso el lazo fraternal estaba cambiando por lo que sucedió en su celo? Ahora sí tenía miedo. Sus penurias fueron disipadas cuando fue su turno de entrar a la sala médica. 

Ingresó a la sala médica, notando los muebles que la componían y todos los artilugios de medicina. Tan blanco, pulcro y limpio, pero el olor era tan extraño, tanto que hizo una mueca de desagrado. La mujer que lo atendería era una hermosa mujer con cabello largo y castaño oscuro, dividido en el centro y desgastado, trenzado en un moño grande y bajo, que se sujeta en su lugar con una horquilla floral. Tenía ojos grandes y suaves que no poseían pupilas; sus labios estaban pintados con un lápiz labial de color rojo en contraste con su tono de piel pálida y sus uñas eran de color rosado degradado en blanco.

—Buenos días, señor Rengoku —saludó la doctora y se presentó—: Soy Tamayo y me encargaré de la revisión. No será nada extenso acorde a lo que pidió y se contó en su reporte médico. Le pido que tome asiento frente a mí.

Shinjuro solo asintió con incomodidad e hizo lo indicado. Tomo asiento en la silla que se encontraba frente al escritorio de la mujer. 

»Pediré que me muestre su lazo de compañeros. Por lo dicho, en su reporte médico, usted ya lleva varios años viudo, pero el lazo sigue intacto. 
—Bastantes años... —musitó mientras apartaba el cuello de su prenda, mostrando parte derecha del cuello y el hombro. 

La marca de unión aún seguía establecida en su piel; la marca pálida se mantenía anclada en ese lugar. Por lógica, debido a los periodos largos de abstinencia, el lazo debió de romperse hace mucho.
Los alfas y omegas tienen la capacidad de formar un lazo que los une como compañeros. Es una conexión que se forma con el pasar de los meses y es una adicción a las hormonas del otro. Si la pareja se mantiene alejada y no comparte sus hormonas mediante relaciones sexuales, mordidas, o piel con piel mediante el sudor, pueden entrar en periodos de abstinencia, periodos largos del mismo provocan que el lazo se destruya.

—Esto es impresionante —comentó Tamayo observando con determinación la marca. Era la primera vez que percibía algo de este estilo. Lo normal era que la marca se disipara al año de abstinencia. 
—¿Es muy malo? —interrogó Shinjuro en respuesta a la oración. 
—No, pero tampoco es algo normal. Sin embargo, comenzaremos con lo básico para ver si esa misma se destruye. 
—¿Cambiaré mucho?
—Bueno, eso dependerá. No todos los omegas reaccionan igual al tratamiento. 
—¿Qué tratamiento será?
—Inyecciones de hormonas alfa sintetizada artificialmente.

Las palabras provocaron que Shinjuro tragara saliva. 

»También te servirá para los ataques de pánico o en situaciones que te agiten para ayudarte a calmarte. En tu reporte dijiste que tuviste problema con un par de alfas, dijiste que sentiste agitación, pero es normal cuando no sientes a un alfa a tu lado para defenderte. 
—¿No hay otro método aparte de las inyecciones como para romper el lazo?
—Señor Rengoku, este es el método menos traumatizante que puedo darle, pero tenga en cuenta que sus actitudes se volverán muy diferentes. Según el historial, usted tuvo hijos con ese difunto alfa, lo que significa que no será un tratamiento fácil. 
—¿Y si me muerde otro alfa por encima de mi marca?
—Eso será peor para sus hijos. Ambas maneras lo apartarán de ellos, pero no podría asegurar cuál es la peor.

El mayor omega apretó con fuerza los puños.

Recién estaba mejorando su situación con sus hijos. Todo lo que destruyó en el pasado y ahora construía para mejorar la relación, se iba a desmoronar. 

»Si formas un nuevo lazo natural con el alfa, vas a rechazar a tus hijos hasta el punto de querer matarlos con tus propias manos, todo porque ellos no son hijos de su pareja. 

El asombro reinó en el semblante de Shinjuro. 
No se creía capaz de acabar de una manera tan mortal con sus hijos, aunque en el pasado logró pegarle a uno de ellos. 
Conocía varios casos donde los omegas mataban a sus propios hijos por motivos como estos, de hecho, era la mayor causa de infanticidios en el país. 

»Solo tiene que firmar un documento autorizando este tratamiento de algunos meses acorde a su condición, y podremos empezar. 

Rengoku no sabía qué opción tomar. Deseaba preguntarle a sus hijos para tener algún apoyo o guía, pero no quería molestarlos, en especial cuando no recibía respuesta de ambos. Supuso que sus hijos ya estarían en casa haciendo sus tareas o descansando por la larga jornada estudiantil. 

—Creo que ya tengo una respuesta para esto, señora Tamayo. Tomaré el tratamiento, ¿dónde debo de firmar?

Las tres flamasWhere stories live. Discover now