Arco: Niñez 3

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El día de hoy inicia con un pequeño de 5 años sentado frente a un espejo de cuerpo completo, mirando fijamente su reflejo con el ceño fruncido, pero antes de entrar en detalles lo mejor sería una pequeña recapitulación de los pocos acontecimientos que han transcurrido.

El primer año paso sin incidentes, salvo el pequeño episodio en su cumpleaños y la semana de negación que le siguió, junto a las citas con Sakura y las esporádicas visitas de su abuelo y otros amigos de la familia.

El segundo año fue más relajado, pero no aburrido, aparte de los interminables chequeos médicos, lo interesante de ese año fue que sus cuerdas vocales y su sistema muscular por fin se pusieron a su favor, la sangrienta guerra que inicio entre su familia por enseñarle su primera palabra es algo que se quedara en su mente, más cuando se decidió, simplemente porque si, por "Kurama" después de que Naruto lo dijera en una conversación, si las miradas pudieran matar.... por no mencionar sus desapariciones, lo dejarían en su cuna y él se escaparía para explorar el departamento, ya después regresaría, no que alguien se diera cuenta.

El tercer año fue diferente, si el segundo paso como relajado el tercero lo hizo como tenso, ya que al saber hablar y caminar iniciaron las clases de etiqueta, algo imposible de escapar al ser el primogénito de la hija mayor y del único sobreviviente de dos de los clanes más importantes y con profunda historia de la aldea, por tiempo, los chequeos médicos se movieron a cada 15 días, para cosa que agradeció ya que cada salida estaba seguida de toda clase de miradas curiosas por parte de las enfermeras (hijo y sobrino de héroes de guerra, que más se puede esperar), fue en uno de esos chequeos que Hinata dio la feliz noticia de estar embarazada y él espero que el efecto mariposa no afectara también a su futura hermana.

El cuarto año se marcó de forma especial, ya hablaba, caminaba y escribía de buena manera, se acostumbró a las miradas que recibía en el hospital al grado de poder ignorarlas, gano la aprobación de los ancianos y otros miembros del clan, Himawuari nació sin la menor complicación (él trata de no pensar en que Hima se retrasó un año) y terminaron preparando una mudanza... el departamento resulto muy pequeño para la ahora familia de cuatro por lo que se necesitó cambiar por una casa, cuando preguntaron por algo que le gustaría pidió un jardín. La casa resulto no ser la del anime pero no por eso menos linda, dos pisos, cuatro cuartos, un estudio, cocina, sala, comedor y un patio enorme, el cual declaro como suyo apenas verlo.

También fue el lindo año donde Kakashi paso un rato siendo su niñera y almohada personal, el pobre hombre pensó que era cosa de una vez mientras Boruto estaba encantado ya que comparten el disgusto por las visitas prolongadas al hospital.

En algún punto del tiempo se aburrió lo suficiente como para tirar la prudencia al viento y jugar con las limitadas cantidades de chakra que su pequeño cuerpo podía generar, nada demasiado llamativo, solo unas pocas mejoras en sus sentidos, tiene tiempo de sobra para gastar meditando y conocer mejor el sistema circulatorio del chakra, sin mencionar que en su momento le facilito un montón para poder escaparse de su cuna. 

(¿Cómo podría un bebe entrar y salir de su cuna sin que sus padres shinobis se dieran cuanta? fácil, nadie espera que un bebé sepa usar chakra)

Regresando al presente, él joven rubio mantenía un concurso de miradas con el espejo, viendo desde el intrincado peinado que su tía hizo con una horquilla de sándalo al delicado kimono blanco y azul ultramar que está hecho de telas demasiado lujosas, es cómodo, pero tiene miedo a ensuciarlo. Hace mucho llego a un acuerdo con su apariencia física (ser un Haku 2.0 no está mal) ahora incluso le gusta y le recuerda a los rasgos de su vida pasada, sin embargo, con lo que no está muy de acuerdo es la ropa que su tía escoge para él y le dificulta su creciente gusto por la jardinería que aparentemente heredo de la difunta matriarca Hyuga, para el disfrute absoluto de su abuelo y su tía Ino que puede pasar horas hablando de plantas.

Resignado, solo pudo pararse derecho y encaminarse por los pasillos del complejo Hyuga para asistir a la última lección del dia. Su quinto año en este mundo se marco con largas visitas al clan, conferencia de los ancianos así como mas y mas clases, los maestros son estrictos pero amables y sus lecciones no son difíciles o tal vez si lo serian para un niño normal, quien sabe, el punto es que todos en el clan están felices con sus calificaciones por lo que lo tomara como la suerte que es y punto.

Y no, no es trampa, al parecer de habilidad sobrenatural con su nuevo idioma no incluía la escritura por lo que el hiragana, katakana y kanji se aprendieron desde cero.

Aparte de su clase obligatoria de modales, los cuales ya tenía de su vida pasada, su abuelo contrato a maestros de historia, cultura y shodō, oh la felicidad de la tinta y el pincel.... mientras su tía y madre decidieron que debería aprender baile, música, ikebana, kaiga y chadō, para que quieren que aprenda la doctrina de la ceremonia del té o intrincados bailes con abanico es algo que está más allá de él, aunque resulto ser sorpresivamente bueno en ellos.

Secretamente se pregunta si esto también es parte de su paquete de reencarnación.

Al llegar a la amplia habitación que designaron como salón de clases fue recibido por su maestra de chadō y, como ahora parece ser costumbre,  su abuelo junto algunos ancianos consejeros del clan, ya estaba todo ordenado y listo para la aparentemente no tan pequeña ceremonia de té y razón del lujoso kimono.

Por un momento pensó que llego tarde pero un vistazo rápido al reloj de la pared le dijo lo contrario, él estaba a tiempo, como siempre, un hábito que adquirió en su vida pasada y que agradaba a sus maestros actuales, después de saludar a los presentes inicio con su demostración, que en si no es más que preparar té verde y servirlo en tazas de forma educada pero el truco de toda la cosa y donde inicia el problema está en que el té no tiene que estar ni frio ni demasiado caliente, tampoco desabrido o con demasiado sabor y ahí que servirlo sin llegar demasiado al borde o derramar una gota al entregarlo, todo mientras lo haces de forma educada, graciosa y encantadora en un kimono que apenas te permite respirar y es de tela delicada.

De alguna forma logra hacer la mayoría de las cosas sin ensuciar su ropa o la de alguien más, es lento, pero puede escudarse en su edad, cuando termina el té tiene un sabor ligero y no tiene grumos como en ocasiones pasadas, casi siente ganas de llorar cuando ninguno de los presentes se queja, solo terminan y agradecen para irse.

Está hablando con su maestra cuando a lo lejos escucha a los concejales con su abuelo como la voz principal, rompiendo el aura elegante y seria de los Hyuga para alabar a su nieto.

Ese es su abuelo, que se le va a hacer ╮(╯▽╰)╭

Su maestra termina su clase y es libre de hacer lo que quiera por el resto del dia por lo que debate entre ir al jardín que era de su abuela o ir a la sala de niños en el hospital, si bien no le gustan las interminables citas que tiene con su tía Sakura por todos los exámenes que tienen que hacerle (¿Por qué tantos?) le gusta pasar por el área infantil, mas específicamente la sala de recreación para niños y bebes que se encuentran internados, llego por primera vez cuando ayudo a una enfermera a llevar la comida y termino quedándose para ayudar a alimentar a los bebes, ahora es habitual verlo después de sus clases o en algún tiempo libre.

(Pensar que en este mundo no existen juegos tan simples como "el rey dice" o "el lobo")

Los shinobis son extraños

La respuesta a su duda llega con los pasos tambaleantes de su hermana, su linda Himawuari tiene año y medio, ya puede gatear muy bien y recientemente a desarrollado un gusto por seguirlo como un patito a su mamá, casi pareciera que ha hecho su misión estar todo el tiempo que pueda con él, es adorable a sus ojos.

- Ni~ -

Esta es una bonita tarde para quedarse en casa, no quería salir de todas formas.

¿Boruto? QUE MIE...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora