– Si, ella es mi familia, es mi hermana, ella siempre será prioridad – dije cansado de esta mujer

– ¿Pero? – dijo sin comprender que estaba pasando, era la primera vez que la rechazaba

– Pero nada, vete antes de que saque yo – dije gritando, vaya que era terca.

– Esta bien – dijo – Pero luego no vengas a buscarme –

– Claro como sea – dije alzando una ceja en signo de arrogancia, ya que ella me buscaba a mi antes que yo a ella. Aun que, dada la situación, para mí era mucho más importante Sara que Natasha.

SARA

Había llegado de correr, estaba cansada, mis músculos dolían por la exigencia, apenas puse un pie en la escalera escuché algo arriba, entonces subí de dos en dos lo escalones, parecía que algo había caído en seco. Luego sonó como un gruñido, pensé que Mark se había herido, me acerqué rápidamente al dormitorio de mi hermano. Abrí la puerta de par en par, me quedé congelada con lo que estaba viendo, me arrepentí al instante de abrir la puerta.  y desee no haberlo hecho.

– Mark – susurre sin aliento

– No es lo que parece – dijo tratando de quitarse a Natasha de encima, estúpida, zorra, te odio, pensé. Eso me estaba afectando más de lo que debería, él es mi hermano, debería quererlo de esa manera, pero sentía que mientras pasaba más el tiempo escuchaba mi corazón romperse

– Claro que lo es. Soy tu novia y también necesito placer. Para eso se supone que son las parejas, no son solo de adorno. Así que Sara puedes cerrar la puerta estábamos en algo – dijo Natasha sonriendo con arrogancia.

– ¿Ah?  ¡Si! Perdón, claro, lo siento – dije entrecortado, sintiendo que ya no tenía aire, también estaba en shock, giré lentamente y vi a mi hermano, no podía seguir así, aprete mi puño, cerré la puerta y corrí a mi habitación.

– ¡Sara espera! – grito Mark, pero no me importo, llegue a mi puerta, la cerré con llave, dando un portazo, apoye mi frente en la misma y él toco la puerta de mi habitación

– ¿Abre por favor? – dijo con desespero, lo cuan me irrito, porque era tan fácil para él.

– Vete con tu novia, por favor – dije – En serio no te quiero ver, no te quiero escuchar, no sabes el asco que me das – susurre con pesar a través de la puerta

– ¡Escúchame! – dijo

– ¡No! – dije cansada de su voz, de mis estupideces, respire profundo antes de alejarme de la puerta – Ahora vete –

Llegue a paso lento a mi cama, veía mis muñecas, las cicatrices eran notorias, las presione con mis uñas, sintiendo un dolor placentero, mis lagrimas recorrían mis mejillas. Me puse mis audífonos a máximo volumen, lo último que quería escuchar era como cogían, me daban asco. Sentí un sentimiento de odio crecer en mí, él siempre me iba a hacer esto, esa noche no lo quería ver. Mañana menos, me dolía la cabeza, solo quería dormir mientras lloraba. Mordí con tanta fuerza mis labios que sentí el sabor metálico en mi boca, con el dolor físico, empecé a sentirme cansada y caí en los brazos de Morfeo.

***

Maldito dolor de cabeza, aun sentía el sabor metálico en mi boca, detesto llorar hasta dormirme. Es tan insoportable, me sentía patética porque sabía lo que sentía era incorrecto.  Para colmo de males me dolía la espalda por la posición en la que caí dormida, mi cuerpo se sentía adolorido. Apenas logre incorporarme en la cama, me estire haciendo que mis músculos duelan más, me quede viendo mi reflejo, estaba hecha un desastre. Sali de mi habitación en busca de un calmante, a ver si eso me ayudaba a parar el dolor estridente de mi cabeza. Llegue al baño principal y saque el botiquín, tome unas pastillas, sali a paso lento del mismo rumbo a la cocina. Me quede viendo el refrigerador, esperando que se me iluminara que desayunar, saque al final un jugo de naranja, ya que si comía algo mas iba a vomitar. Servi el vaso de jugo, y me encamine hacia la isla de la cocina, apenas apoye el trasero en la silla entro mi hermano.

– Hola – dije mientras lo veía fijamente mientras pensaba en la nada

– Hola – dijo apenado, se lo veía cansado, vaya el sexo debió estar bueno anoche – ¿Sigues enojada? –

– Sabes, me da igual a quien te folles – dije con indiferencia, porque en realidad, no era algo que podía cambiar. Él siempre había sido de esa manera.

– Pero, puedo explicarlo – dijo rascándose la nuca, siempre hacia eso cuando estaba nervioso

– No me interesa, así que ahórrate saliva –

– Pero – trato de decir, estaba cansada de lo mismo, preferí interrumpirlo

– Basta, no me importa, por cierto, saldré con Melissa – dije incomoda con la situación. Termine mi jugo de un trago, lleve el vaso al lavaplatos, salí de la cocina y me dirigí hacia mi habitación. Entre en el baño es busca de una ducha relajante, estuve un buen rato bajo el chorro de agua reflexionando de todo, cuando me sentí satisfecha cerré la llave de paso. Me dirigí hacia mi closet en busca de ropa cómoda, una vez vestida, busqué mi celular y llame.

– Hola oxigenada, ¿Salimos? – dije

– Hola castaña teñida, claro ¿adonde? – dijo

– Al parque de diversiones – dije – Escuché que la rueda de la fortuna tiene una bella vista –

– En media hora, nos vemos en la puerta del parque – dijo

– Perfecto, nos vemos ahí, te quiero idiota – dije y corté la llamada. Me puse a caminar hacia la parada de bus, ya que el parque de diversiones se hallaba lejos del lugar donde vivía.

***

– ¡Hasta que al fin llegas oxigenada diez minutos esperándote! – dije

– Lo siento, pero no fue mucho – dijo

– ¿Por qué tardaste? –

– Porque Zac no me dejo salir – dijo en su lapsus, luego abrió los ojos de par en par. Rei internamente por lo gracioso de la situación y la mire impresionada – digo no podía salir –

– Mentirosa. ¿Como que Zac no te dejaba salir? – dije sonriendo

– ¡Ups! no te lo conté – dijo haciéndose a la inocente

– No, no me lo contaste, pero hay mucho tiempo – dije mientras entrelazaba nuestros brazos y entrabamos en la feria.

Compramos las entradas, me gustaba mucho la feria, los colores neón, las risas, los peluches y lo más importante, la montaña rusa. Amaba esto, conectar con mi niña interior, me gustaba subir a los juegos, por más vueltas que dieran, por marearme y llegar al punto de vomitar. Nos entrabamos en la rueda de la fortuna, en la parte más alta, esta escena me hizo recuerdo a Romeo y Julieta, porque el amor tenía que ser tan duro.  Mark y yo éramos como ellos de manera poética hablando, era prohibido estar juntos. Éramos star-crossed lovers, tal como ellos lo eran. Seguí con ese pensamiento hasta que bajamos de la rueda de la fortuna, nos dirigimos hacia la salida.

– Bien oxigenada hoy me divertí, hace mucho que no salíamos –

– Si, ya era necesario, pero hoy hay una fiesta ¿vamos? – dijo con demasiada emoción.

– Claro solo que tendría que decirle a Mark, aunque él no importa, cuenta conmigo – dije sonriendo con malicia, llego el momento de cobrarme todas las que me hizo mi hermano.

– Genial castaña teñida, es en la casa de Seth Thompson – dijo

– Perfecto, me recoges de mi casa – dije, nos despedimos ya que vamos a lugares distintos, además que, si llegaba a casa con ella, sería imposible escapar de mi hermano. Asimismo, que esta fiesta me vendría bien, necesito despejar mi mente, nada que unos buenos tragos y hombres guapos no ayuden. Quería enseñarle que podía hacer lo mismo y no sentir culpa como el, tengo mucho que probar esta noche, que soy independiente. Puedo hacer mis cosas sin consecuencias, puedo ser mala, puedo ser sexy y lo más importante demostrarme a mí misma que no estoy enamorada de mi hermano.

Deseo Prohibido [1° T.P.]Where stories live. Discover now