Capítulo 7: ¿Y... Ahora?

7.3K 690 118
                                    

Tommy

—Ian, yo... —Durante todo el camino del hospital a mi apartamento él guardó total silencio, ni siquiera podía notar su respiración. Carlee lo había tomado con demasiado entusiasmo, en realidad la tuvieron que atender las enfermeras porque sufrió una hemorragia nasal. Y yo... se podría decir que aún no lo creía, me sentía como en un sueño hiperrealista hasta que mi acompañante me trajo de nuevo a la realidad —yo no...

— ¿Podrías sólo cerrar la boca un puto momento? —Algo en mí se estrujó fuertemente y clavé mi mirada en la matrícula del auto azul frente a nosotros. —Sólo... dame este tiempo para asimilar todo ¿sí?

No le respondí. Ese fue el viaje más raro de mi vida, el ambiente parecía estar hecho de pólvora que con cualquier movimiento brusco o incluso las ondas sonoras de la radio, se encendería y provocaría nuestra muerte inmediata. Hubiera preferido eso a lo que me dijo después.

— Tampoco es para que me mires así. ¿Ahora qué...? —Dejó la pregunta al aire y apartó la vista de la carretera — ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué eres así?

— ¿A qué te refieres? ¿Ser cómo? —Estrelló las manos sobre el volante y lágrimas resbalaron por sus frías mejillas
— ¡Tan egoísta e hipócrita! Siempre necesitaste tener a alguien a tu lado y allí estaba yo, un idiota que te ama desde la primera vez que te vio. ¿Nunca te diste cuenta? ¡Já! Tonterías... Sólo no querías echarlo todo a perder y quedarte sólo. —Quise responderle pero un nudo grande y desgarrador se apoderó de mi garganta. —Y al fin que tengo una oportunidad, ni siquiera fue porque me quisieras de verdad, sólo me dejaste estar contigo porque tienes el corazón roto y te da pánico pensar que estas solo... Eres tan ruin...

Limpié mis lágrimas con el dorso de la mano y gemí en silencio.

—Ian...
— ¡Cállate! Ahora intentarás disculparte y negarlo todo. Tal vez eso no funcione, me besarás muy suavemente y susurrarás contra mis labios exactamente las palabras que me gustaría escuchar así que te perdonaré y viviré creyendo que somos una pareja feliz... Hasta que Dereck regrese con sus estúpidas disculpas y decidas que lo amas más que a mí. —Cerré mi boca y miré hacia el piso del auto — O... ¿Me equivoco?

Lo escuché suspirar sonoramente y estacionó el auto, quitó los seguros dándome a entender que lo correcto era bajarme. Sin objeciones me deshice del cinturón de seguridad y abrí la puerta.

— ¿Por qué no me amas? —Su voz cambio al igual que la expresión en su rostro, sus cejas se alzaron e intentaron juntarse formando una leve arruga. Prefiero verlo gritándome y recordándome lo mala persona que soy a así tan... suplicante.

¿Era verdad todo lo que acababa de decirme? Es cierto que no me gusta estar solo, pero la verdadera pregunta es ¿A quién le gusta sentirse tan poco necesario? Y ¿Quién era él para decirme como era yo?

— ¡Discúlpame! ¡Perdón si no soy lo que esperas! ¿Crees que yo estoy muy feliz sabiendo que tendré un hijo? ¡Tengo 19 años! Perdona por llamarte cuando me terminó, perdón por ilusionarte, perdón por dejar que me besaras, perdón por haber nacido. —Ambos abrimos mucho lo ojos. No podía creer lo que había salido de mi boca, pero de repente todos los recuerdos llegaron a mi mente junto con el peso de la palabra "hijo"

— ¡Oh no! No muevas mis palabras a tu conveniencia. Yo nunca me quejé de todo eso, ¡mucho menos de que nacieras! Tan sólo... por una sola vez quiero que me ames tal como a Dereck. —respiré hondo y sin darme cuenta empecé a explicarme a que me refería.

—No metas a Dereck en esto. Tú no me entiendes, no entiendes en lo más mínimo lo que está pasándome. Odio estar embarazado, odio que no sea tuyo y te odio a ti por decir todo lo que anterior.

—Oh, claro. Entonces ahora es mi culpa ¿no? ¿Cómo puedes decir que odias estar embarazado? Te faltó decir que odias a tú hijo. Sólo dilo y comprenderé que no eres quien pensaba.
—Por qué sé lo que se siente que tus padres no te quieran...

— ¿Qué?... Pero si tus padres te adoraban...

—No eran mis padres... Cuando era niño estuve en un orfanato hasta los cinco años. Veía cada día parejas que entraban pidiendo niños pequeños, y con el paso del tiempo se fijaban menos en mí, nadie me quería. Un día escuché a mi cuidadora ofreciéndome a una pareja, pero ellos me rechazaron rotundamente, eso me dolió tanto que lloré por semanas, una noche la señora olvidó cerrar con llave la perta principal y tomando algunos dulces y me juguete favorito me escapé. Caminé sin rumbo y me senté en la banca del parque. —Hice una pausa para tomar aire y detener las lágrimas —Entonces un niño castaño y ridículamente alto se me acercó y preguntó mi nombre.

—Yo... —Resolvió Ian

—Sí... ¿Qué hacías ahí a las 12:30 pm? No lo sé... y, lo admito, tengo mucho miedo de quedarme sólo de nuevo, pero no estoy contigo por esa razón... Te amo, Ian, pero... — Deje la objeción incompleta porque no sabía cómo continuarla —El punto es que no quería tener hijos a quienes poder dañar ¿me entiendes? No quiero que este bebé sufra como yo porque su padre no lo quiere...

—Tommy... perdón, yo no sabía nada de esto... —Sus grandes ojos me miraron de forma protectora, tomó mi brazo para acercarme a él y limpió mis mejillas con su pulgar. Acercó su rostro al mío y juntó nuestras frentes, segundos después hizo rozar nuestros labios tiernamente. —Cásate conmigo.


Different Love [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora