8-El templo Malorum

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 Se soltó del agarre y las enfrentó directamente, cerro los ojos acompañado de un gran respiro que exhalo para afuera.

Yo... yo tuve... tuve una... pesadilla. -Admitió bajando su voz de a poco hasta que se convirtió en un pequeño susurro que solamente sus dos amigas escucharon- ¿Chicas? -Preguntó un poco nervioso al no recibir respuesta-.

¡¿Quéeeeeeeee?! -Gritó la de pelo teñido antes de que la otra le tapara la boca-. ¿U-Una pesadilla? ¿De qué? ¿Cuándo? -Farfulló la de ojos violetas preocupada, ignorando por completo la atención de los demás por el repentino grito -dado anteriormente-.

Creo que... ver algo que no me gustaría y, bueno, la muerte...

 Exactamente como Amelia. Fue uno de los tantos pensamientos que tuvo cuando se despertó a media noche, eso junto a la pesadilla fueron la razón por la que rompió en llanto en la noche anterior.

imposible. No, debe de haber una manera para que te salves. ¿Tu sabes algo? Vos fuiste quien nos dio ese libro, algo debes saber -Lilly miro alarmada a la otra chica, buscando una respuesta positiva de ella-. Espera ¡¿El libro que tenían se los dio ella?! -Preguntó escéptico el despeinado de una coleta-. 

¡Si!.

Déjame pensar... -Pronunció mientras apoyaba su mano en su mentón, estando en esa posición durante un rato- quizás si haya una manera... creo ¿Y si lo mejor lo dejamos para el recreo? Ya falta poco para que empiece la primera clase.

 Justo en ese momento sonó el timbre dando a entender que empezaba las clases. Ambos estuvieron de acuerdo con Lea y los tres se dirigieron a su salón, ya que eran de la misma clase. Se sentaron en sus puestos y la profesora, que ya estaba en el salón antes que sus alumnos, empezó la clase de Historia.

 Durante la clase, algunas chicas se le quedaban viendo embelesadas. Digamos que -como no había dormido bien- además de tener ojeras su cabello estaba despeinado, a pesar de que lo tenía atado en su típica colita, pero no estaba tan despeinado... solo lo necesario para dejar pasmadas y llamar, de manera accidental, el interés de algunas compañeras.
Jack para nada estaba consciente de esto, solo se concentraba en no dormirse en clases, pero ese intento fue infructuoso. Max no intento despertarlo, ya que estaba concentrado en lo que la profesora de historia decía.

Oye Max -Llamó haciendo que esté deje de comer. Ambos estaban en el recreo sentados en el banco- ¿Tu... quieres seguir siendo empresario?.

¿Y vos contador, no?.

Ja ja, contesta tú primero -Entrecerró los ojos que le decían "responde la maldita pregunta tarado"-. Bueno pues... ay ¡Ya no se! ahora me hiciste dudar -Se quejaba mientras que sus manos movían su cabello, como si estuviese en una crisis-. Ah ok, -Ignoro esa crisis interna de su amigo- yo, por ahora, quiero seguir siendo contador pero quien dice que después cambie de opinión.

 O quién dice que después de este día ya no viva, Se lamento internamente. Iba a dejar completamente solo a su amigo, a su hermano de otra madre. Pero debía fingir que todo andaba bien, no quería ver a Max triste antes de su muerte.
Abrió los ojos al darse cuenta de un detalle, el otro no lo notó ya que se concentró en su comida. Se dio cuenta que, Amelia había hecho exactamente lo mismo que estaba haciendo él; actuaba como si nada pasara y ahora le pregunto que quería ser en el futuro -pero de una manera diferente-. Solo faltaba una cosa.
No, mejor no pienso negativamente. Lea dijo que quizás haya una manera de salir de esta maldición, confió en ella Negó con la cabeza, esparciendo esos pensamientos negativos que inundaban su mente.

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⏰ Última actualización: Mar 21 ⏰

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