1-Los quiero

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Una mañana nublada, justamente en el horario para ir al colegio.
En una de las calles de la ciudad, en una de las calles que se dirigen a la escuela.
Un muchacho corriendo en medio de ella, poniendose su buzo para ocultar su pijama superior.
No había nadie en la calle más que ese adolescente. Lo más importante en ese momento era saber si el aviso que le dieron era simplemente una mentira.
En sus pensamientos, abundaban la impetrar de que fuese una mentira.

Pero... ¿De que se está hablando?

Retrocedamos un poco en el tiempo, desde el punto de vista de este muchacho. Un día antes del aviso.


Esta ciudad siempre es colorida y soleada, pero todo eso cambia a la hora de anochecer, en donde las estrellas y la luna deciden salir para darnos las buenas noches con la suerte de que no tengamos pesadillas. Pero hay veces que los días son grisáceos y tristes, y cuando anochece no sale ninguna estrella, porque estás tenían miedo o estaban velando por las personas desaparecidas o muertas por culpa de cierto grupo.

Más o menos una vez al mes desaparecen entre diez o veinte personas. Algunos, que son los que se mudaron hace poco, dicen que es de la nada. Pero otros como yo, mi familia y los demás que hemos vivido durante mucho tiempo aquí sabemos que es por culpa de las pesadillas que rondan desde hace millones de años -O tal vez menos, ya que nadie sabe cuando aparecieron-. Que se hacen llamar "Las cinco pesadillas".

-Buenas noches mamá -Deseé mientras subía las escaleras ya con el pijama puesto-.

-Buenas noches ¡Ah! ¿Ya tomaste tus pastillas? -Pregunto sentada en el sofá mientras que a su lado estaba mi padre dormido. Le estaba haciendo piojitos en su cuero cabelludo-.

-Si mamá, no te preocupes que nunca se me olvidará -La tranquilice-.

Fui a mi habitación, que era grande la verdad, en especial lo era más ya que mi hermano al cumplir la mayoría de edad y graduarse se fue de la casa y de la ciudad; o eso me dijeron mis padres ya que se fue mientras estaba durmiendo, haciendo que haya un espacio vacío en donde estaba su cama antes y que hasta ahora no se que poner en ese lado.
Si soy sincero, también tengo planeado hacer lo mismo a pesar de que deje a mis padres solos. Este sitio esta maldito desde hace muchos pero muchos años por las pesadillas que tenemos todos los habitantes de la ciudad.

Tome las pastillas para luego acostarme en mi cama de una plaza, taparme con las sabanas y quedarme viendo el techo hasta que conciliara el sueño. Que no tardo más de cinco minutos para que me durmiera.

Estaba caminando hacía el colegio, el único que hay en este sitio debido a que no es muy conocida esta ciudad y que además era lo suficientemente grande como para unos cincuenta alumnos más, haciendo que hasta haya salones vacíos, ya que no sabemos que hacer con ellos.
Ah si, empecé a decir mi historia pero no me he presentado, me llamo Maxi Layson -Pero mis amigos me llaman Max de cariño-, tengo dieciséis años y estoy yendo al primer día de clases después de un largo verano.

Al llegar al colegio, en las escaleras de la salida se encontraban un chico con todo el cabello teñido de color azul que lo tenía atado en una pequeña colita y de ojos azules como su pelo. Su vestimenta consistía en una remera blanca, chaleco azul oscuro, seguía teniendo el pantalón azul desgastado del año pasado al igual que las zapatillas marrones. Al lado de él estaba una chica pelirroja de pelo corto hasta los hombros con una gorra negra. Aún así resaltaban sus ojos marrones. Tenía un chaleco azul oscuro que estaba cerrado, llevaba un pantalón corto a pesar de que hubiese mucho frío y con ello acompañado de unas medias largas de color negro y las zapatillas del mismo color. Esas dos personas que ahora mismo se están dirigiéndose a mi, son mis -únicos- queridos y buenos amigos de toda la vida.

Las cinco pesadillasWhere stories live. Discover now