20. Las Consecuencias

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Narrador

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Narrador

Adrien miró a Plagg con decepción y la tristeza en sus ojos pareció crear un hueco de culpa en el pequeño minino. Pero no iba a cambiar de opinión sin importar cuánto le rogara. Reglas eran... Reglas.

Adrien levantó la cabeza una última vez, dispuesto a seguir rogando. No tenía otra opción. Él era su última oportunidad de comunicarse con ella.

―¡Vamos, Plagg! ¡Haz ésto por mí! ¡Necesito...!

―Olvídalo, Adrien. No puedo. Mucho menos en ésta situación. Apenas puedo volar por la casa sin tener que cuidarme de cada guardia que hay en los pasillos.

Adrien soltó un suspiro e ignoró el golpeteo incesante en la puerta del baño.

―¿Puedes robar queso de la cocina pero no puedes escaparte unos minutos? ¡Por favor, amigo! ¡Ya van tres días desde que empezó éste infierno! ¿No puedes hacerme aunque sea un favor?

Plagg tragó con fuerza y recordó las palabras de Tikki...

No podía, ni debía entrometerse en un destino tan frágil como lo era el de ése amor. Sólo podía observar en silencio y rogar que todo recuperara su equilibrio.

“No puedo creer que una chica como ella pudiera desafiar al arraigado destino de los prodigios. Aún me parece increíble lo mucho que ha cambiado la ruta de nuestras vidas gracias a su determinación”, pensó el pequeño Kwami regresando a la charla que tuvo con su compañera.

“Pero no lo olvides, Plagg. Nuestro trabajo no sólo es cuidar de ellos, también debemos asegurar que el destino de los miraculous no se vea afectado por el destino de alguien más".

Plagg suspiró y negó con la cabeza.

―Adrien. Deberías ser más consciente de tu posición, ¿sabes? Tu padre te encerró en casa y llenó de guardias el lugar. Hay cámaras en cada rincón y ni siquiera puedes saltar por la ventana sin preocuparte por ser visto. ¿Qué harás cuando haya un akuma?

Adrien apartó la mirada.

―Estoy en eso, Plagg. Sé que mi padre se rendirá en algún momento. Ésto no es más que un capricho. ¡Acaba de descubrir que su hijito ya no es un niño! ¡Sólo está haciendo un berrinche! Se le pasará pronto, ya verás.

―¿Pero se le pasará a tiempo? ¿O cuántos akuma tendrás que ignorar hasta que eso pase? ¡No estás viendo las cosas como son! ¡Pueden quitarte el miraculous en cualquier momento! ¿O acaso no te importa? ¡Ya nunca nos veríamos de nuevo! ¿¡En verdad quieres arriesgarlo todo por ella!? ―Plagg abrió los ojos y analizó lo que había dicho.

Claro. Ahora lo entendía.

No sólo era por su trabajo y su misión, también era por el cariño, la amistad, el apego, los momentos juntos... El verlo crecer, cuidar de él, oír sus penas y sueños.

No podía dejar que todo eso se fuera. Tenía mucho miedo de no volver a verlo.

¿El destino de los miraculous? Éso no le importaba mucho realmente. Sólo quería evitar que... Que el camino de Adrien se separara del suyo. Después de todo, Adrien era... Su primer y único amigo en el mundo.

Adrien tragó con fuerza y sintió que los sentimientos de su amigo estaban ahogándolo. No quería admitirlo pero la realidad había cambiado de manera repentina justo frente a sus ojos. Tenía razón. Plagg tenía razón.

―Maldición... ―escupió antes de salir del baño con paso fuerte.

―Finalmente, Adrien ―escuchó apenas salió. El guardia tenía una llave en su mano y supo que habían ido a buscarla cuando no respondió al quinto llamado.

El baño era el único lugar libre de cámaras y guardias, por lo que debía encerrarse dentro cada vez que quería hablar con Plagg.

Qué patético...

―¿Qué quieres, Natalie? ―preguntó tirándose sobre su cama. La mujer se sentó a su lado y acomodó sus gafas de manera pensativa.

―He venido a hablar.

―¿Mi padre te envió?

―No. Él no quiere que hable sobre ésto contigo.

Adrien se levantó de un salto y la miró con atención.

―¿De qué se trata?

Natalie aspiró profundo mientras pensaba que estaba haciendo algo incorrecto.

―Sabes que tu padre no se rendirá, ¿verdad?

―¿Qué? ¿Me dirás que debería ser buen hijo y darle la razón porque “solo quiere protegerme”?

―Bueno, en parte. Pero... Sé que te gusta la escuela. También tienes muchos buenos amigos. ¿No te importa perderlos?

―¿Crees que quiero ésto? ¿Que me gusta que mi padre sea tan posesivo conmigo? ¡Yo no he hecho nada que merezca un castigo así!

―Lo sé. Sé que tus sentimientos por ésta chica son reales y que tener que decidir entre amor y amistad es muy difícil. No sabes cuánto desearía que pudieras ser un adolescente normal, con una vida normal y feliz. Que pudieras vivir tu romance como cualquier otro chico de tu edad y no tuvieras que estar en el ojo público todo el tiempo, pero... No eres mi hijo. Sólo soy la secretaria de tu padre. No puedo hacer nada por ti. Lo siento.

Adrien la miró y su corazón se ablandó. No era común ver a Natalie tan afectada por la situación.

―Tranquila. No tengo nada en tu contra, ¿sabes?

Natalie negó y bajó la cabeza. Debía decírselo.

―Tu padre... Tú padre mandó a investigar a ____ ―soltó de pronto. Adrien se quedó congelado.

―¿Qué...?

―La mandó a investigar desde que sucedió lo del beso. Yo no lo sabía. Acabo de ver el informe. Y no sé qué planea hacer o cómo usará ésa información, pero, necesito saber... ¿Estás listo para las consecuencias?

 ¿Estás listo para las consecuencias?

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Nota de Autor:

¡Hola, aquí Félix!

Lamento haberme tardado tanto en subir el capítulo.

Estuve muy ocupado últimamente y ni siquiera podía entrar a la plataforma. Pero ya pasó. Aquí estoy y tengo dos capítulos más para subir ahora mismo.

Preguntita chismosa:

¿Cuál es su estilo de narración favorito?

ꕤ Félix ꕤ

Un Gato Viene a Verme (Chat Noir/Adrien y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora