Extra: El de la sorpresa inesperada

1.8K 189 32
                                    

Un ruido ensordecedor me despierta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un ruido ensordecedor me despierta. Enciendo la lámpara de la mesa de noche y me levanto con un gruñido. Enzo no está en la cama porque hoy no puede pasar la noche conmigo y siento que la habitación está demasiado vacía. Por suerte, tengo a mis pequeños conmigo.

Corro la cortina y me asomo al balcón. Allí está él junto a Marco y otros amigos que me ha ido presentando a lo largo de los años, cantándome una serenata con unos músicos de fondo. Sus amigos se ríen y yo no puedo evitar hacer lo mismo. Me apoyo en la barandilla y disfruto del espectáculo.

Cuando acaban, me lanzan todos unas flores y solo algunas llegan hasta arriba. Menos mal que no tenemos vecinos. Al marcharse, me lanza un beso y yo lo atrapo en el aire.

Esta vez el sueño es mucho más placentero.

Pasar todo el verano en Italia ha sido todo un desafío. Con el trabajo ha sido complicado al principio, pero las tecnologías facilitan mucho las cosas. He tenido que hacer unos cuantos viajes, pero cuando conoces tan bien a tu equipo y confías plenamente en ellos, todo acaba saliendo a la perfección. Lo verdaderamente difícil han sido los preparativos.

—Pequeña Erin, levántate. —Una voz femenina me susurra y abro los ojos lentamente.

—¡Aurora, has venido! —exclamo nada más verla y enrollo mis brazos alrededor de su cuello para abrazarla.

—Cómo no iba a venir —se ríe ella.

Al rato se escuchan voces de más personas y mi habitación empieza a ser un caos. Los más listos son Yin y Yang, que salen por patas para esconderse de mi terrible hermano pequeño. Aunque ya casi me llega por los hombros, ha pegado un estirón enorme.

La abuela de Enzo me coge por banda y organiza a todo el mundo en un momento. Me lleva a un lugar tranquilo y me prepara el desayuno. Me encanta escucharle cantar mientras cocina.

—Esa cara está muy pálida —me acusa apuntándome con la cuchara. Estos últimos años he estado practicando mucho mi italiano, por lo que ya puedo tener una conversación normal con ella sin que haya confusiones—. Yo sé lo que te pasa.

—Estoy nerviosa, Nonna.

—Tienes un bambino dentro—añade con una sonrisa que hace que se le arrugue toda la cara.

—No diga tonterías —comento riendo mientras me meto la tostada en la boca.

Es cierto que estas últimas semanas he estado un poco revuelta, pero dudo que sea porque esté embarazada. O... ¿Quién sabe? ¿Y si...?

Me levanto antes de acabarme el zumo y le agradezco por el desayuno como siempre dándole un beso en la mejilla. Salgo en busca de Aurora, pero me encuentro con Marco y Clara discutiendo acaloradamente. Se callan en cuanto me ven y cada uno se marcha por un lado.

Entonces me encuentro con Enzo. Me coge de la mano y me mete en una de las habitaciones para darme un beso.

—Te he echado de menos —susurra tras darme un suave mordisco en el labio inferior.

La fórmula perfecta © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora