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La llegada

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Mientras que con una mano sostenía la tienda de su caballo, con la otra leía la lista de compras

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Mientras que con una mano sostenía la tienda de su caballo, con la otra leía la lista de compras. Tan solo necesitaba comprar algunas especias.

A lo lejos divisó como un ferri llegaba al puerto de Marley, la multitud se amontonaba ahí. Frunció sus cejas al ver tanta gente, sería un poco difícil pasar entre la gente, solo rezaba porque alguien no hiciera nada oportuno, como molestar a su querido Niels o abrir cuidadosamente las alforjas y robar algo así que antes de entrar entre el gentío revisó que estuviesen cerradas.

-Vamos, amigo-acarició las hebras del animal y lo animó a seguir.

Ir a caballo era una ventaja, el enorme cuerpo del corcel imponía y le abría espacio entre tantas personas. Pero claro, siempre había un sinvergüenza que se acercara para hacer de las suyas. Por suerte esto no pasó y llegó rápido al puesto de especias. Bajó de un brinco y sostuvo con fuerza las riendas, el caballo, obediente, la siguió.

Estaba repasando nuevamente la lista que sostenía en su mano.

Narra TN

Mi atención se centraba en el papel de tono amarillento que sostenía en mi mano. Pero algo en especial me obligó a voltear. Una voz que reconocería incluso entre un montón de ruido. Mis sentidos se activaron al mil. Sentí a mi corazón latir tan rápido que me dolió un poco el pecho. Juraría que mi piel se puso más pálida de lo que era. Y no se diga de mi respiración...

-¡Que frio está esto!

Sentí como el sudor resbalada por mi espalda.

Deje de prestar atención en el contenido de la hoja, sin querer la arrugué y apriete las riendas de mi caballo.

Rezaba a cualquier deidad existente para que esto fuera una ilusión o una gran confusión. Era ridículo porque esa voz llena de alegría era de mi querida amiga de la isla, estaba segura y lo confirme cuando gire un poco mi cabeza, mirando de reojo.

Ahí estaba ella, a tan solo unos pocos metros de mí, frente a un puesto de helados, su mirada café brillaba con intensidad al probar el postre, vestía muy diferente a como lo recordaba. Sin duda se miraba diferente. Más madura y cansada, claro que lo estaba, después de todo lo que había pasado.

-Déjame probarlo

Connie. Y a un lado de él yacia Jean. Ambos luciendo igual que Sasha, agotados, y claro, cambiados físicamente. Jamás imaginé ver a Jean con barba.

No sé si alegrarme o asustarme.

¿Qué hacían ellos aquí? ¿Acaso esto era plan de Levi? ¿Ellos sabían quién realmente soy?

-¿Qué es esto?

-¡Esta delicioso!

Seguí buscando a mí alrededor, en busca de más rostros conocidos. Gran error.

𝕿𝖗𝖆𝖎𝖉𝖔𝖗𝖆 ᵖᵒʳᶜᵒ ᵍᵃˡˡⁱᵃʳᵈ ʸ ᵗⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora