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-¿Y bien?-preguntó ansiosa. Miró sus manos y sus uñas, algunas mas largas que otras.
-No logré nada. Tendrás que hacerlo-sentenció Porco mirándola con pesar
Por dentro, TN sabia que hacer que los superiores cambiaran de opinion era casi imposible. Asi que en el fondo ya lo habia aceptado. Su rostro permaneció imperturbable, sin contar el largo suspiro que escapó de sus labios.
-¿Te dijeron algo más?
-La ceremonia será en cinco meses-contestó con la misma firmeza con la que recibió la pregunta.
-No quiero hacerlo-musitó mas para si misma, pero Porco alcanzo a escucharla, notó el dolor en su voz pero su rostro permaneció inexpresivo.- Tiene que ser una maldita pesadilla.
Galliard torció la boca. A el tampoco le parecia que ella heredara un titan pero a su parecer no era tan malo...
¿A quien engañaba? Lo ultimo que queria era que ella viviera una vida corta.
-Lo siento, TN. Te juro que traté de converserlos-estaba desesperado por darle una explicación. Algo que demostrara que realmente lo intentó.
-No. No lo sientas- cortó a Galliard un poco brusca- Tengo que irme.
-¿Necesitas compañía?-dio un paso hacia ella pero fue frenado de golpe.
-No. Necesito estar a solas, pero gracias- le regaló una pequeña sonrisa al joven- Nos vemos luego.
Dicho esto empezó a caminar sin rumbo alguno. Su postura levemente encorvada y su rostro decaído llamaban la atención de varias personas que caminaban por ahí.
¿Porque aquella guerrera honorable caminaba cabizbaja? Al parecer de muchos ella no tenia que ir con la mirada gacha. Era un mal ejemplo. Ella no tenia permitido mostrarse debil. Al parecer no tenia permitido ser humana.
Era duro y difícil de asimilar el hecho de tener que cargar con el peso de heredar un titán. Ese monstruo al que muchas personas temen. Es una sentencia de muerte. La muerte era, al menos para ella, mejor que poseer un titán.
-TN- le llamaron y ella detuvo su andar, pero no levantó su mirada. Conocia y le dolió escuchar esa voz.
-Reiner-dijo a modo de saludo
-Escuché la noticia- añadió el rubio. Y el peso de TN en sus hombros se hizo más grande.
-Ah...-sin saber que decir, finalmente lo encaró- Reiner...¿Puedo...? Quiero decirte algo.
-Dime-aliento con una diminuta sonrisa
-Yo no quiero heredar el acorazado-confesó y por cada palabra su voz se hacía más débil a tal punto de quebrarse- No quiero que me inyecten-sollozó- Y no quiero que mueras. No me gustaría masticarte....
