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El reloj marcaba las 3:17 am. Perfecta hora para reflexionar.
Había tantas cosas en su cabeza.
Tantos desajustes y cosas que aclarar que no sabía con cual empezar.
Estaba en su habitación, en completa soledad, y no me refiero a esa noche solamente. Me refiero a profundo sentimiento de añoranza, se sentía desamparada. Desde hace dos meses que regresó a Marley, sosteniendo y conservando su papel de "lealtad" hacia Marley. Y en esos dos meses, la soledad la consumía poco a poco. El no poder escuchar los quejidos de Sasha o los regaños de su capitán, le dejaban un vacío.
Agradecía profundamente que cada mañana los niños a los que entrenaba le regalaban sonrisas. Agradecía también las largas pláticas con Porco, o las caminatas con Reiner. Pero no era lo mismo.
Esa noche, su única compañía era una botella de licor y las estrellas que se apreciaban por la ventana. Ella estaba sentada sobre su cama.
Empezaba a creer que regresar fue verdaderamente uno de sus grandes errores.
Nah....es culpa de Levi por mandarme de regreso
Esos pensamientos servían como consuelo. Aunque no eran de todos ciertos. Ella misma fue la que se puso en charola de plata.
¿Qué información podré recaudar? No sé nada ni siquiera de mi propio origen...
Tomó un gran sorbo a la botella. Comenzaba a marearse pero no tenía ganas de parar.
Algo podré escuchar...
Ella solo esperaba que ese sentimiento de añoranza y soledad se desvanezca algún día, en su estadía en Marley.
De nuevo, tomó otro sorbo de licor. Miró la botella, estaba a la mitad.
Se dejó caer sobre el colchón, asegurándose de no tirar el preciado líquido de la botella. Estaba frustrada y triste, el peor choque de sentimientos.
Entre tanto silencio solo se podía escuchar dos cosas:
1- El molesto canto de los grillos
2- Los ronquidos de Porco, que dormía como un oso en la habitación de enfrente.
Porco...
Porco Galliard...
Ese nombre es hermoso, suena tan bien, tan varonil, tan único.
La pubertad le hizo un favor...Aunque ya era guapo de niños.
Se levantó de la cama tambaleante debido al alcohol en su sistema. Por unos segundos vio puntitos brillantes nublando su visión pero a los pocos segundos se recuperó. Caminó hasta la puerta aun con la botella en mano. Sentía como el piso se movía. Daba pasos torpes y murmuraba maldiciones. Cuando finalmente la abrió revisó el pasillo verificando que nadie pasara por ahí.
-Que oscuro...-musitó para sí misma al ver la profunda oscuridad al final del pasillo. Aun así dio un paso ignorando las malas jugadas que su mente le jugaba. Se empinó de nuevo la botella y caminó hasta llegar a la puerta frente a la suya.
Esto está mal...Esta muy mal...Esto no me convierte en una acosadora, ¿verdad?
Mordió su labio inferior temerosa. Con la mano temblorosa tomó el pomo de la puerta y con mucho cuidado y sigilo la abrió.
-Cállate, maldita...-maldijo cuando la puerta de madera soltó un rechinido
Cuando la abrió lo suficiente como para pasar, dejó la botella sobre un estante que colgaba en la pared. Y a puntitas se acercó hasta el bulto envuelto en cobijas que descansaba sobre la cama.
Él estaba profundamente dormido, su cabello rubio estaba despeinado y esparcido por la almohada mullida por su propio rostro. Su boca entre abierta soltando fuertes bocanadas de aire y uno que otro ronquido. Su ceño estaba relajado así que se podía apreciar sus varoniles facciones.
La peli-negra se permitió observar el cuello descubierto del hombre y más abajo su clavícula bien formada. Sin poder evitarlo y sin molestar en ocultarlo se sonrojó. Las cobijas de cubrían un poco más debajo de su clavícula, cosa que le permitía ver en inicio de sus pectorales.
Cubrió rápidamente su boca al sentir un pequeño eructo subirle por la garganta y mismo que fue suprimido.
Estaba ebria, sí. Lo admitía. Mañana seguramente amanecería con una tremenda resaca.
Miró sus labios...gruesos...aparentemente deliciosos.
Sonrió como una boba.
-Dulces sueños, Pokko.
Pero el gusto de mirarlo no le duró mucho mas pues entró en pánico cuando lo vio cambiar de posición.
Temiendo a que despierte corrió a la salida en puntillas y salió de la habitación no sin antes tomar su botella de licor que reposaba en el estante y cerrar la puerta con cuidado.
Regresó a su habitación, cerrando la puerta tras su espalda y recargándose en la misma. Rezando por que no haya despertado su querido amigo Porco.
Bebió una vez más, sintiendo como el alcohol afectaba sus sentidos.
Así se quedó el resto de la noche. Bebiendo.
-A nuestra victoria...salud
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JAJSKJS este capitulo me gusto. ¿A ustedes? Espero que si uwu ¿Relleno? Del bueno ¿Hotel? Trivago.
Me lleva :(( otro dia drmiendo con la almohada y no con Porco Galliard
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