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Abrió sus ojos con pesadez cuando la molesta luz del Sol caló en ellos.
Dio vueltas en su cama, renegándose a levantarse. Se sentía pésimo, la cabeza le iba a explotar y no se diga de las terribles nauseas que tenía. Quería dormir más de lo que debería. Pero de pronto recordó que tenía entrenamiento con sus jóvenes aprendices. Se levantó de golpe y soltó una maldición cuando vio a un intruso en su habitación.
-Maldición..., Porco-frotó sus ojos desvelados
-Parece que un titán te masticó la cabeza- se burló el varón que se encontraba sentado en una silla arrinconada de la habitación.
-Cállate-gruñó y de pronto se sonrojo al recordar vagamente lo que hizo anoche. Trató de disimularlo perfectamente- ¿Que haces en MI habitación? ¿Qué hora es? Salte, debo cambiarme
-Son las cuatro de la tarde, TN- recalcó
-¡¿Ah?! ¡No puede ser!
-Relajate...,Reiner se encargó de cubrirte.
-Ahora le deberé un favor, estupendo...-bufó
-Vine a verte, pensando que algo malo te había pasado- continuó hablando Porco- Pero veo que fue todo lo contrario- alzó una ceja mirando la botella de licor que yacia vacía y tirada a un lado de la chica
-Ah...eso....no es mío
Porco la miró incrédulo.
-Bueno, tal vez si sea mío. Me lo merecía, han sido días duros para mí- se excusó- No he podido dormir bien...
-¿Ah sí? Pues yo ayer dormí muy bien, creo que tú ya lo sabes- mencionó con una sonrisa ladina- Tuve unos...dulces sueños
El rostro de la chica rápidamente ardió. El color rojo se apoderó de su jovial cara. Carraspeó notablemente incomoda, buscando un buen pretexto para escudarse.
-Yo...no, ah...me equivoque de habitación
-Sí, seguramente fue eso-asintió el chico sin tragarse la mentira
-Estaba ebria, ¿sí?- rodó los ojos un poco frustrada- los siento, Porco. Pero...eso no hubiese pasado si... ¡Tan solo le pusieras pestillo a la puerta!
-¡¿Ahora es mi culpa?! De verdad que es difícil entenderte, TN. Andabas de pervertida- añadió con burla
-¡Claro que no! Ya quisieras que me ponga así contigo-murmuró cruzándose de brazos indignada
Porco soltó una carcajada ante el rostro avergonzado de su compañera.
