Capitulo Uno: "Cambio De Planes."

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Los días pasaron y Sovieshu aún no anunciaba el supuesto divorcio, cosa que inquietó a Rashta.

- Tal vez el Emperador ya se dió cuenta de qué no vales la pena y se arrepintió. - Dijo el Vizconde Rotteshu con una sonrisa.
- ¡Su majestad ama perdidamente a Rashta! Él sólo está arreglando los papeles para enviar la solicitud de divorcio para hacer legítimo a nuestro bebé. - Sobó su vientre con dulzura. - El bebé de Rashta y de su majestad va a ser un gran Emperador, el próximo Emperador del imperio oriente. - Dijo con aires de grandeza.

**

Sovieshu habría evitado hablar con Rashta después de no cumplir con su palabra y retractarse ante su decisión de divorciarse de Navier; quién sólo esperaba pacientemente escuchar la noticia que ya sabía de antemano.

- ¿Estás alimentándote correctamente? - Preguntó para romper el silencio incómodo que invadía la mesa cuándo terminaban de hablar sobre temas de el imperio.
- No entiendo porqué de repente te preocupa tanto mi salud. - Dijo a regañadientes.
- Te vez muy cansada. - Dió un suspiro pesado. - Cenamos juntos dos veces por semana y sólo hablas sobre el imperio. Nunca hablas de tí, ¿Por qué no aprovechamos el tiempo que podemos estar juntos? -
- ¿Te interesa escuchar sobre mí? - Preguntó con ironía.

Sovieshu recargó sus brazos en la mesa y asintió con una pequeña sonrisa.

Navier ignoró por completo lo que Sovieshu comentó y siguió comiendo.

- Cambiaste mucho desde qué traje a Rashta. - Suspiró con tristeza.
- Yo no cambié. - Dijo mientras fijaba su mirada en él.
- Por lo menos deberías intentarlo, llevarnos bien, cómo antes... -
- Antes no eras cómo el antiguo Emperador. - Navier limpió las comisuras de sus labios con un pañuelo y se levantó de la mesa. - Si me disculpas, tengo mucho mucho por hacer. - Se dirigió a la salida y fué directamente a su oficina.

Sovieshu al saber que Navier iba a casarse con Heinrey decidió dejar las cartas en su lugar para no levantar sospechas y conservar la poca confianza que Navier aún le tenía.

- Su majestad, Rashta quiere verlo. - Dijo una de las sirvientas de ésta con las manos temblorosas.
- De acuerdo, ¿Dónde está?
- En sus aposentos, su majestad.

Sovieshu fué a la habitación de Rashta, ésta al verlo se le iluminaron los ojos.

- ¡Su majestad! ¡Rashta lo extrañó mucho! - Dijo feliz mientras lo abrazaba.

Éste desvío su mirada incómodo.

- Rashta, tengo qué hablar seriamente contigo. - La apartó.
- Claro, ¿Su majestad quiere hablar de nuestro bebé? - Sonrió inocentemente.
- No. Quiero hablar de Alan, el padre de tú primer hijo. - Dijo serio mientras veía cómo el rostro reluciente de Rashta se tornaba sombrío y pálido.
- El bebé que Rashta lleva en su vientre es su primer hijo. - Hizo un esfuerzo por fingir estar tranquila y ocultar su angustia al ser atrapada.
- No hace falta que te esfuerces, ya me enteré de todo. Por eso... No me divorciaré de la Emperatriz, no sé si tu hijo también es mío y no pienso poner en riesgo mi matrimonio por el hijo de otro hombre. - Dijo cruelmente con un nudo en la garganta.

Los ojos de Rashta empezaron a inundarse en lágrimas.

- ¿Está diciendo que Rashta es un libertina? ¡Rashta sólo se ha entregado a su majestad! - Sollozó fingiendo indignación.
- Cuando nazca haré una prueba de sangre para decidir cuál será tú destino y el de ése niño. - Dijo serio para luego salir de la habitación sin despedirse de Rashta.

Rashta cayó al piso y volvió a llorar, ni ella sabía cómo es qué aún tenía lágrimas.

- ¡Ahg! - Gritó furiosa porque su plan había sido descubierto y su futuro asegurado cómo la futura Emperatriz y la mamá del primogénito del Emperador estaría en peligro. Ahora su vida y su estabilidad tanto económica como emocional dependía de ésa prueba de sangre.

- Tiene que ser hijo de su majestad, es de su majestad. - Se dijo a sí misma convencida.

Sovieshu estaba recostado en su cama, pensando que que haría si el bebé de Rashta resultaba suyo o sí era de Alan. Ambas opciones eran malas para él, si el bebé era de Alan eso queria decir que el era estéril y si era su hijo no podría hacerlo legítimo ya qué si se divorciaba de Navier nunca podría recuperarla. Por lo qué la única opción que lo beneficiará era esperar a que Navier quedara embarazada, algo imposible para Sovieshu.

La vida de éste había dado un giro de 180 grados, cosa que el no se esperaba.

« ¿Qué hago? Si me divorcio, Navier se casará con Heinrey. Pero si no me divorcio mi primogénito va a ser ilegítimo... Tal vez si le digo mi plan a Navier ella podrá entenderlo y esperará el año correspondiente.» Pensó afligido y preocupado debido a su situación tan frustrante.

Mientras tanto, Heinrey estaría acondicionando una habitación para Navier ya que éste estaba seguro de ésta se divorciaría cuánto antes.

Era un sueño imposible hecho realidad para Heinrey, la mujer de un poderoso Emperador de quién se había enamorado iba a convertirse en su esposa.

- Mckenna, ¿Por qué ése hombre aún no anuncia el divorcio? - Preguntó cabizbajo.
- No te desesperes, tal vez el Emperador está haciendo que la Emperatriz haga algunas tareas antes de que se vaya para siempre del imperio. - Colocó unos papeles en el escritorio de Heinrey. - Por lo mientras tienes que cumplir con tus deberes cómo Rey. - Dijo con el seño fruncido.
- ¡Ser Rey es muy aburrido! Necesito a mi reina para que mi vida cobre color. - Dijo emocionado mientras se mecía en la silla donde estaba sentado. - No sé que voy a hacer con las piedras mágicas... - Se frotó la sien.
- ¿Por qué no vas a recogerlas? No creo que la Emperatriz tome muy bien tu plan de conquistar e invadir a la gente de donde pertenece. - Sugirió.
- Tienes razón, ¿Podrías encargarte de el papeleo? - Se levantó.
- ¿Planeas ir por ellas en éste preciso momento? -

Heinrey asintió con una sonrisa.

Mckenna suspiró y tomó aire para poder hablar.

- De acuerdo. Pero por favor, asegúrate de que nadie te vea. -
- No te preocupes, tendré cuidado. - Sonrió inconscientemente.

Una Última Oportunidad... (Sovieshu X Navier)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin