CAPÍUTLO 10

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Una semana. No podía creer lo malditamente eterna que se habían sentido todos y cada uno de los últimos siete malditos días. ¿Así iba a ser el resto de su vida? ¿Era eso a lo que se refería Momoka al decirle "El último día en que podrás descansar de verdad sería el día antes de que nazca tu primogénito"?

Abrir su corazón, admitirse a sí mismo un apego emocional, dar paso al amor... Todo estaba teniendo un costo. Pero no era nada que no pudiera manejar. Se adaptaría. Perseveraría. Y lo más importante, conquistaría. Después de todo ese siempre fue el propósito con el que fue concebido. Para dominar todo lo que el mundo tuviera para ofrecer.

Pero tenía que admitir que aquello era diferente. Ser padre era diferente.

-Es más difícil cuando necesitas usar tu poder para proteger a alguien más que ti mismo. En especial una vez que comprendes que ese poder no es suficiente para ciertas cosas- dijo Ngoc, al ver la expresión del inu cuando entró en el improvisado laboratorio de alquimia que se había preparado para ella en el castillo Kazehana.

Aunque improvisado en este caso era un término estrictamente técnico, que hacía referencia al corto lapso de tiempo en que se había construido. Ya que siendo honestos, tratándose de una familia con los recursos del clan Tsuki, el lugar haría palidecer a la mayoría de los grandes centro de investigación del mundo humano, no solo de esa época, sino de un par de siglos por venir.

-He subestimado una y otra vez los efectos que Rin tiene sobre mi- admitió Sesshomaru.

-¡Por Kami, lo estás admitiendo! ¡Esa niña en verdad te ha hechizado por completo!- festejó la serpiente. El ino no se inmutó con la celebración.

-Aguafiestas- refunfuñó, dándole la espalda, para dirigir su atención a uno de los cajones del escritorio donde estaba sentada, de donde sacó un grueso royo que pasó a extender sobre el mueble. El contenido del royo eran múltiples diagramas de anatomía humana.

-Debo admitir que al principio me sorprendió mucho tu solicitud- musitó con seriedad -Pero ahora que he conocido a la pequeña, estoy totalmente de acuerdo. Es un crimen permitir que tan hermosa e inocente criatura se marchite con la velocidad que lo hace un ser humano-

-¿Y crees que podrás convertirla en youkai?- inquirió tratando de ocultar su ansiedad, pues no sabía a quién más podría hacerle esa clase de encomienda sino a la maestra alquimista de Vietman, Ngoc, la Erudita Esmeralda.

-¿Solo convertirla en youkai? Mi querido Sesshomaru, cuando mi trabajo esté hecho Rin será tan inequívocamente hija tuya que no habrá criatura sobre la tierra que sospeche que alguna vez fue humana- exclamó con completa seguridad.

Sesshomaru suspiró aliviado a escuchar las palabras de Ngoc.

Sí, desde el momento en que decidió adoptar a Rin como su propia hija, decidió también que buscaría la manera de convertirla en una youkai. De ninguna forma se permitiría perderla ante los estragos del tiempo dentro de seis o siete míseras décadas, que al parecer era lo máximo a lo que los humanos podían aspirar a vivir.

No, Rin se convertiría en una youkai de carne y hueso. No solo para que Sesshomaru pudiera gozar de su compañía por siglos y siglos, sino para que cuando llegara el momento Rin pudiera heredar las tierras y el título de su padre.

Y claro, tenía que ser por medio de pócimas alquímicas. Los hechizos, sellos, pergaminos... nada de eso era confiable. Los hechizos se rompen. Los sellos se deterioran. Los pergaminos se queman. Pero los cambios generados por una poción hecha por un maestro en las artes de la alquimia eran finitos e inamovibles.

Con ello, Rin sería más que una hija adoptada. Sería una legítima encarnación del linaje de Sesshomaru.

-¿Cuánto tardarás en tener resultados?-

LunaWhere stories live. Discover now