CAPÍTULO 2

173 20 0
                                    

Así como su milagrosa recuperación física, Kagome recuperó sus recuerdos más pronto de que lo que nadie esperaba, considerando los cerca que había estado de morir.

Podía recordar claramente cómo ella y sus amigos se aventuraron dentro del arca de carne que Naruku había creado para sí mismo. Como habían sido separados forzosamente. Y cómo habían logado reagruparse para enfrentar cara a cara a su némesis. Había un punto, sin embargo, en que sus recuerdos terminaban.

En algún punto de la batalla, a la que se habían unido Sesshomaru, Ah-Un y Yaken, la pandilla había logrado arrebatarle la perla a Naraku. Inuyasha había tomado la perla y se la había entregado a Kagome

-¡Ahora o nunca Kagome! ¡Purifica la perla!-

Kagome recordaba como había tomado la perla con ambas manos, cerca de su corazón y había vertido todo el reiki que poseía dentro de la mágica gema. Los gritos y protestas de Naraku hacían ruido en el fondo. Después de eso todo era estruendo y bruma.

-¿Logré purificar la perla?- preguntó la miko.

Se encontraba en compañía de Sesshomaru en la habitación en que se había estado hospedando. Habían pasado ya dos días desde que recuperó la consciencia en los que no había hecho más que llorar, pero ahora sentía que finalmente estaba lista para saber exactamente cómo habían muerto sus amigos.

-Sí. Y al hacerlo rompiste la principal y única ventaja estratégica de Naraku. Después de eso se volvió presa fácil para nuestros ataques- explicó el daiyoukai.

Aunque ciertamente estaba agradecido, el orgulloso demonio no podía evitar resentir un poco a la miko. Era frustrante pensar que pese a su inigualable poder Sesshomaru Señor de las Tierras del Oeste jamás habría podido vencer al covarde de Naraku sin que la miko rompiera el nexo que este mantenía con la perla de Shikon.

-¿Qué pasó después?-

-Naraku siempre fue débil. Su poder siempre fue dependiente de otros. Al final, todo lo que era y podía ser dependía de la perla. Cuando tu le quitaste eso, supo que estaba perdido. Así que decidió llevarnos al otro mundo junto con él-

-¿Las explosiones que escucho en mis recuerdos?-

-Naraku colapsó su propio cuerpo. Su pútrida carne llena de miasma y su youki corrupto comenzaron a estallar en todas direcciones, convirtiendo nuestra zona de combate en una trampa mortal-

Kagome tragó saliva. No estaba tan segura de querer continuar con la conversación. De saber qué le pasó a sus amigos al final.

-No hay necesidad en que sepas los detalles- dijo el demonio, usando un tono inesperadamente comprensivo.

Kagome lo miró sorprendida. Esperaba que Sesshomaru la reprendiera por ser tan infantil o por no ser capaz de controlar sus emociones, o simplemente por ser una débil humana.

-No. Quiero saber. Es... Estaría mal no hacerlo. Cuéntame que ocurrió por favor Sesshomaru-

-Las explosiones en la carne liberaron grandes nubes del veneno de Naraku. El primero en morir a causa de estos fue el joven taijiya. Su hermana pretendió ayudarlo, pero fue detenida por el monje. Forcejearon un poco. Ella tratando de llegar a su hermano y él tratando de hacerle entender que debían salir de ahí. antes de que ninguno de los dos lograra lo que deseaba, el suelo se colapsó debajo de ellos. Y un heiser de miasma los consumió a los dos-

Kagome se cubrió la boca tratando en vano de mantener la compostura.

-Ho Sango... Miroku...-

Sesshomaru le decidió darle un momento. Se había cuestionado si debía decirle o no a la miko que sus aliados no habían sufrido mucho, ya que el miasma mezclado con youki había sido tan intenso que había derretido los cuerpos de sus víctimas en cuestión de segundos. Pero definitivamente era mejor guardarse ese detalle.

LunaWhere stories live. Discover now