CₐₚÍₜᵤₗₒ ₃₃ - ¡ₙₒ ₗₒ ₚᵤₑDₒ Cᵣₑₑᵣ!

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A la mañana siguiente nos despierta la trompeta. Cómo es la costumbre, los tres parecemos contorcionistas al despertarnos. Leo con su hilo de baba, Morti las ojeras y los pelos parados similar a un trol y yo con mi cabello en el rostro cómo si fuera el niño del aro.

Ésta vez no me cuesta tanto seguir la rutina. Caminar los mil kilómetros hasta el baño, lavarme la cara y los dientes en menos de quince segundos y hacerme el moño mal hecho de hace casi tres meses y medio.

Hoy es todo optimismo y normalidad en la rutina que odié desde el primer día.

Hoy nos citaron en la piscina. Se supone que nos toca combate acuático. Eso suena interesante. Pero lo sería aún más si no fuera Royer, quién es el que nos está gritoneando.

— Haremos parejas. — dice al vernos formados a todos.

Miro a Morti tratando de reservar mi pareja para éste entrenamiento, pero Royer decide armar él las parejas.

— Joaquín y Grecia.— dice al azar.

Pues no, no es al azar, porque éste tipo me odia y quiere que muera ahogado en la piscina.

— Quiero que todo lo que vimos la semana pasada lo apliquen en el agua, usen sus mejores herramientas para debilitar al otro.

Miro al gorilón llamado Grecia y ella me mira a mí, casi gozando ésta oportunidad que tiene. Me tiro al agua en un clavado y espero a que ella lo haga. Las reglas son las siguientes: el primero que logre atar las manos del oponente bajo el agua, es el vencedor.

Bien, teniendo en cuenta que ella es el triple de alta que yo, probablemente me saquen en ataúd de la piscina.

Royer toca el silbato. Nos sumergimos.

Al salir a la superficie, puedo ver a Leo y a Morti con una expresión de preocupación terribles

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Al salir a la superficie, puedo ver a Leo y a Morti con una expresión de preocupación terribles. Pero cuándo ven que no soy yo el que está con las manos atadas, suspiran de alivio. Mientras le quito la cuerda a Grecia.

Debo agradecerle a Emilio porque gracias a sus consejos pude aguantar bien en el agua y saber administrar mi respiración.

Al salir del agua, Leo me abraza y me levanta sin problemas.

— Creí que perdíamos al fifí bonito — me deja en el suelo.— estoy molto orgulloso.

— Debes enseñarme tu truco, Joaquín. — dice Morti.

— Gracias chicos. — abrazo a Morti que es la que más cerca tengo. — No puedo creerlo, le gané a Grecia.

Royer continúa armando parejas, mientras los que ya hemos participado esperamos a un lado.

La verdad que con éste calor, es placentero entrenar así, además el calor se encarga de secarnos la ropa y el cabello.

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¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora