CₐₚÍₜᵤₗₒ ₁₇. ₄ Dₑ ⱼᵤₗᵢₒ - ₚₐᵣₜₑ ₂

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Emilio.

Me levanto más temprano de lo normal, pronto tengo a Kiko histérico en mi habitación pidiéndome ayuda con su uniforme. Es abanderado y los nervios lo consumen tanto que no puede ni acomodar su chaqueta.

Me encargo de ayudarlo para que no pierda la cabeza y luego me doy una ducha para ponerme mi traje.

Los preparativos ya habían comenzado desde anoche. Mi padre también andaba enloquecido así que no me atrevo ni a decirle un "Buenos días" porque lleva los nervios de punta.

Al salir de mi cuarto me cruzo con Roy Royer y el Cabo Sian Chiong. También van con sus uniforme bien prolijos y sus gorras en mano.

— Osorio, supimos que tu hermanito será el abanderado.— dice Roy mientras comenzamos a caminar para salir del edificio.

— Oh, sí. — ruedo los ojos internamente. El perfecto de Kiko. — Sí, es un orgullo para él y para todos.

— Me imagino, es el abanderado más joven que tuvimos desde ya hace varios años.

Comenzamos a armar filas en el campo central alrededor del mástil. Los reclutas ingresantes, los más adelantados, oficiales al mando y superiores e incluso el grupo de rehabilitación. Veo al viejo James pegar gritos y reprender a todo el grupo. Seguramente él es el encargado de que todos se porten cómo el protocolo lo indica. La verdad que quién mejor que él para mantenerlos en orden porque todo debe salir bien ante los ojos del Capitán Meison.

La ceremonia comienza con el ruido de las trompetas y la banda. Por el medio veo venir a Kiko junto con otros dos cadetes más trayendo la bandera en un perfecto rollo. Al llegar la desenvuelven con mucho cuidado y comienzan a izarla mientras los demás cantamos el himno patrio.

Al terminar el Capitán Meison hace su presentación y comienza con el discurso. Cómo es de costumbre sus palabras son poéticas y llenas de sentimientos en profundo agradecimiento a aquellos que ayudaron a conseguir nuestra independencia.

Casi al final diviso a Joaquín. No es que resalte de manera particular por entre sus compañeros, ha sido al azar posar la mirada sobre él. AL parecer también me está mirando.

Le guiño un ojo, sin ni siquiera pensarlo. Él parece volver en sí y cambia su mirada a otro punto. Algo en su actitud me hace reír, pero me limito a guardarme todo tipo de gesto ó mueca para después de la ceremonia.

Joaquín es un chico muy divertido, no me parece tan odioso cómo antes, es más creí que no podría tener sentido del humor. En los últimos entrenamientos suelta cosas que me hacen reír, pero se desconcentra rápido así que vuelvo a ponerme gruñón con él para que se concentre. Es muy despistado. Siempre llega a los entrenamientos primero que yo y siempre está mirando a la nada ó sumergido en su mundo, tanto que cuándo llego y lo saludo siempre termina por asustarse.

Supongo que se ha vuelto un poco más tratable por éstos días lejos de su entorno. Aquí ha empezado a aprender cosas nuevas y puede que tal vez a salir de lo que debe ser su rutina en Las Vegas.

Se rompen filas, cada quién se vá por su lugar. Cómo es dia libre, me vuelvo a mi habitación a cambiarme de ropa.

El almuerzo debe estar listo, a juzgar por el olor de las parrillas, hoy nos daremos un permitido. Kiko me encuentra al llegar a la cafetería, se ha cambiado por unas bermudas y una camiseta roja.

Encontramos a Papá charlando con algunos suboficiales. Nos servimos la comida. La verdad me muero de hambre. Ni tiempo a desayunar hubo, menos con Kiko que estaba insoportablemente alterado.

— Y le pregunté quien había sido el último marinero de mi edad en poder izar la bandera para el 4 de Julio y me contestó que habías sido tú... ¿No es genial? Después de 10 años, la generación Osorio vuelve a tener ese privilegio. Me sentía muy nervioso, las manos me temblab...

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora