CₐₚÍₜᵤₗₒ ₁₅. ₙᵤₑᵥₒ ₑₙₜᵣₑₙₐDₒᵣ

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A la mañana siguiente me levanto un poco menos adolorido, pero adolorido en fin. La trompeta suena y un poco me siento aliviado de poder dormir 1 hora más, porque siempre me levantaba mucho más temprano para mis castigos. Creo que ha sido un récord pasar 2 días sin estar castigado, pero de sólo pensar todo lo que nos harán hacer hoy, prefiero un castigo.

Blue es la primera en levantarse. Leo y yo nos quedamos en la cama juntando ganas de levantarnos. Pero luego nos levantamos rápido porque ha venido un marinero a gritonearnos.

Aún dormidos nos vamos a desayunar nuestro café y nuestra tostada. Leo se vá con sus amigos los raros y Morti y yo nos quedamos desayunando tranquilamente mientras comentamos cosas sobre lo que pasó ayer. Por lo menos sé que hoy y todo lo que resta de la semana no le veré la cara a Sevilla, pero no quiero quedarme con las ganas de venganza. Me ha lastimado y no voy a permitir que ella gane ésta guerra.

Nos indican que hay que salir de nuevo al campo de entrenamiento. Debemos correr 1 hora, 20 flexiones y 30 abdominales.

Las cosas iban bien sin mis amigas las flexiones, pero de tanto hacerlas creo que ésta vez pude hacerlas con menos dificultad. En cambio Morti, sigue besando el suelo y no puede evitar rasparse todo el brazo cada vez que cae brutalmente al piso. Leo nos mira, porque él es mucho más rápido y fuerte y ha terminado primero que todos sus ejercicios. Ayuda a Morti sin que el Marinero a cargo de nosotros lo note.

Después de hacer las flexiones y los abdominales, nos hacen correr 1 hora más, mientras sentimos gritos y quejas del marinero. Parece que la motivación aquí es la palabra "Debilucho" porque la he sentido decir más veces que en cualquier otro momento de mi vida.

Nos dan unos minutos de recuperación.

— No sé cuánto pueda aguantar ésto. — dice Morti. — la próxima vez lo pensaré 2 veces antes de apuñalar a alguien.

Yo comienzo a reírme. — el lado bueno es que voy a tener un cuerpo espectacular para el final del verano.— digo levantando mi remera y viendo mi abdomen.

— No puedes con tu genio. — dice Morti riendo.

Nos mandan de nuevo a dónde están los muñecos de práctica. Allí está el Sargento Osorio, tan impecable cómo siempre. Con sus lentes oscuros y sus pecas al sol. Su camiseta bien ajustada a sus pectorales... los pantalones que marcan por completo su traser...

— ¡HEY!

— ¿Qué pasa?

— Te has quedado cómo en trance. — dice Morti frunciendo el ceño.— ¿Estás bien?

— Sí, es que me perdí en un punto ciego. — miento.

Leo se acerca y nos rodea por los hombros. — Se ha quedado perdida en el punto Osorio. — murmura riéndose. 

Siento ardor recorrer por mi cuerpo y disimuladamente le pego con el codo en su costado derecho. Él se queja de dolor, pero tiene esa sonrisa burlona en su rostro.

— Cierra tu boquita. — le gruño por debajo.

Emilio nos recibe a todos y explica que por situaciones protocolares Cabo Sevilla no nos podrá entrenar en ésta etapa así que él vá a encargarse de que aprendamos técnicas de combate.

El nuevo entrenador, ojalá me hubiera tocado uno así en la prepa.

— Para empezar, les voy a enseñar llaves y golpes claves en el combate. — dice sacándose los lentes mientras comienza a caminar enfrente de todo el grupo. — es necesario que aprendan a luchar, porque en una contienda en la que no tengan un arma a la mano ó en el caso de que ya no tengan municiones, es necesario saber tácticas de defensa para poder inmovilizar al enemigo. — levanta la mirada hacía el grupo. — Minnetti, un paso adelante.

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora