Zorra y Lechuza

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Roxana resolvió no volver a esa casa por varias semanas. Se centró en su trabajo, y trató de olvidar a su amigo por un tiempo. Por más amor que le tuviera a ese chico raro, no iba sacrificar el poco tiempo que le quedaba libre, ni poner en riesgo su tranquilidad... salvo que fuese realmente necesario. 

Pasó casi un mes, y aquella chica rara que pasaba horas frente a la ventana mirando la luna, empezó a pernoctar con el chico. Nunca se habían besado y solo pasaban horas juntos en silencio, soltando un par de frases inconexas de tanto en tanto. Él dejaba de comer a veces, solo por no dejarla. La miraba profundamente, y ella miraba a cualquier sitio, por lo que rara vez sus miradas se cruzaban. 

Llegó una noche de luna llena, la chica le empezó a lanzar piedritas al muchacho para llamar su atención, pues este estaba perdido en sus cavilaciones, debilitado por no comer bien. Luego, con su habitual mirada vacía y enigmática le dijo con frialdad, "hay que hacerlo". Como si se conocieran de toda la vida él entendió de inmediato a qué se refería. Lentamente él se quitó la camiseta y, ella apenas dejó al descubierto sus hombros. Ambos se besaron, pese a que casi no habían compartido palabras en todo ese tiempo, pese a que realmente no se conocían. Él la sentía tan igual a sí mismo, que se dejó llevar y la empujó contra su colchón y la empezó a besar con una intensidad jamás vista en con sus ex parejas. Por un momento la inexpresividad de aquella jovencita pareció disolverse. Al fin él era feliz: ya nada importaba, ni quién era ella, o de dónde había salido; ni sus intenciones, su edad; si era perfecta o si siquiera estaba cerca del canon de belleza. Nada. Quería hacerle el amor así la vida se le fuera en ello.

Sin embargo, ambos se detuvieron, algo no estaba bien. Ella suavemente lo hizo a un lado, y por primera vez vio pasión en los ojos de aquella chica: estaba deprimida, y lloraba suavemente.

Lo siento - dijo en voz casi inaudible. Entonces él sintió que algo estaba verdaderamente mal, una sensación de irrealidad y absurdo lo invadió. ¿Qué había estado haciendo todas esas semanas? ¿Por qué no le preocupó lo inexpresivo de la chica? ¿Por qué ni siquiera había notado  que su nariz le desagradaba? Hasta AHORA, parecía haber estado soñando despierto.

La silueta de aquella desconocida se hizo más grande, aún así nada había parecido cambiar en el mundo, salvo ella y él. Sus dientes se transformaron en colmillos disparejos, y al centro de su boca apareció una rara protuberancia que le cubría hasta la nariz. Ella abrió su mandíbula  y la dislocó como lo hacen las serpientes para engullir a su presa. No era miedo lo que sentía ya, sino una sensación de irrealidad que le daba náuseas, "en qué momento me dormí, y en qué momento desperté", pensaba paralizado sobre su cama.

Sin embargo un estruendo en la puerta lo volvió a la realidad, era Roxana, Rox, su eterna salvadora, con una mirada feroz, más rápida y ágil que nunca. Se colocó detrás de aquella criatura y la mordió profundamente en el hombro. Mientras Rox movía ágilmente la cola con la satisfacción de un zorro cazando a su presa, la otra chica gritaba: "¡No me dejes, te amo!". Él no sabía cómo reaccionar al ver los ojos llenos de lágrimas de aquella criatura, pues sus eran los mismos, profundos y bellos de siempre, y en su voz había una sincera desesperación.

-¡Lárgate! - gritó con voz gutural Rox: su amigo lo había arruinado todo por última vez.

Él corrió y salió velozmente de su casa al frío de la noche.  Mientras corría sin rumbo, su mente le daba vueltas a frases sin sentido: "nunca sabré si me amó de verdad... quizás sí... tal vez haya sido su instinto, no lo sé, pero jamás, jamás podré amarla sin sufrir, sin ser dañado... Es lo mejor... Por qué no aprendí realmente a amar sin hacerme o hacer daño... si solo hubiera podido decirle mi nombre a Roxana...  a ella, la única a la que debí proteger..."

Corrió hacia los cerros, mientras la neblina lo cubría hasta que en el horizonte solo quedaba el vació y la oscuridad. Entre los arbustos de un jardín, un animal parecía mirar con resignación al chico mientras se alejaba.

-Lo arruinaste todo Ángel. Ahora vas por tu cuenta, ya no te podré salvar de nuevo mi amigo...

Una última lágrima se había derramado, y la cola de una zorra se limpiaba las plumas y la sangre de una lechuza.

FIN

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⏰ Last updated: Aug 02, 2022 ⏰

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La LechuzaWhere stories live. Discover now