41 Un problema llamado Carter

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Unas semanas atrás

Siempre he preferido las mujeres. Ya saben, muy bellas, rubias o morenas, de caderas suaves y sonrisas seductoras. Estuve con un par de hombres en mí vida, pero siempre intenté mantenerme alejado de ellos.

Lo que me ocurrió con el amante de mi madre me marcó. Me mostró el camino que jamás debía seguir sin importar cómo se desarrollaran las cosas.

Había que estar loco para enamorarse. Nadie con un mínimo de materia gris se arriesgaría a perderse. Sin embargo, por algún motivo desconocido, estoy aquí esperando en la puerta del departamento de Matthias y Carter.

«Carter».

Decir que no me impactó sería mentirme a mí mismo. Es quizás el muchacho más hermoso que he visto en mi vida. Y sí, está el problema de la edad, pero tampoco es que pienso casarme con él, ni mucho menos. Mi mente ha estado pegada a su imagen, a la sonrisa que me dio cuando estaba a punto de salir del departamento aquel día que fui a buscar a Matthias.

Tengo que sacarlo de mí sistema. Es imposible hacer mis actividades tranquilo cuando mí cabeza se ha fusionado con mí verga y piensa en todas las cosas que podría hacerle, o, peor aún, mi mente piensa mucho en las cosas que Carter pudiera hacerme a mí.

Me rasco la barbilla y, luego, mis manos caen al volante de la camioneta. Veo su increíble figura llegar tarde. Una hora más tarde para ser preciso.

¿Cómo lo sé?

Bueno, la conclusión es simple. Lo he estado siguiendo por los últimos 3 días y no encuentro la manera de hablar con él. Ni siquiera me reconozco. Normalmente entraría en juego y le diría si quiere una revolcada. Liso y llano.

Sin embargo, Carter me provoca, me lleva a tener miedo y genera adrenalina. Creo que hoy sucederá lo mismo, voy a quedarme en el asiento y me deleitaré con su imagen hasta que la puta valentía regresa a mi cuerpo.

Entonces ocurrió.

Carter se detuvo en la puerta del edificio para responder un mensaje y su mirada fue hacia mí mientras estaba en mí camioneta. Ninguno de los 2 estaba dispuesto a perder así que nos mantuvimos firmes. Sus pupilas puestas en las mías. El continuaba hablando por celular y cuando finalizó la llamada colocó las manos en los bolsillos de su pantalón.

Sabía que debía bajar del vehículo, pero como un tonto tímido que le coquetea al chico que le gusta me quedé en mí lugar.

—¿Te vas a quedar ahí o qué?

El bastardo se burló, gritándome y arengando para que diera el paso, ¿qué carajo estaba esperando? Respiré profundo. Descendí del vehículo y crucé la calle. Carter llevaba una camiseta negra y un pantalón del mismo color. Lucía desinhibido, simple, y, carajo, era tan caliente.

—Hola, Sr. Petrich

—No me llames así.

—Bien—dijo con sorna—. Hola idiota ¿Eso está mejor?

—Puedes llamarme por mí nombre y estaría bien, aunque supongo que idiota va conmigo—. Sus dedos se metieron entre las hebras de sus rizos abundantes.

—¿Qué haces aquí?

—¿Qué parece que hago?—respondí acercándome casi tocando su piel con mí respiración.

—Matthias no está.

—No vengo a verlo a él—. Carter asintió y dibujó una sonrisa pícara.

¿Un nuevo amor? ¡Ni loco! Libro 1 T. L.A (+18)Место, где живут истории. Откройте их для себя