64 | física cuántica

384 44 0
                                    

Dejaron entrar a Scott Lang y lo primero que hizo fue comenzar a caminar después de saludarlos y murmurar para sí mismo por un minuto. Freya lo observó sentada con las piernas cruzadas sobre la mesa y con el sándwich sin terminar a su lado. 

—¿Scott? —dijo Steve—. ¿Estás bien? 

—Sí —respondió Scott—. ¿Alguna vez estudiaron física cuántica? 

—Solo para conversar —respondió Natasha.

—Está bien, hace cinco años, justo antes de Thanos, estaba en un lugar llamado el reino cuántico —explicó Scott—. El reino cuántico es como un universo microscópico. Hay que ser increíblemente pequeño para entrar. Hope, ella es mi... ella era mi... se suponía que me sacaría, y luego apareció Thanos y quedé atrapado allí. 

—Lo siento, habrán sido cinco años muy largos —dijo Natasha.

—Sí, pero esa es la cuestión —respondió Scott—. No lo fueron. Para mí fueron cinco horas. Las reglas del reino cuántico no son como aquí. Todo es impredecible. ¿Ese sándwich tiene dueño? Estoy hambriento.

—Scott —habló Steve—. ¿De qué estás hablando?

—Entonces —comenzó Scott, con la boca llena de sándwich—, lo que digo es que el tiempo transcurre diferente en el reino cuántico. El único problema es que ahora no tenemos forma de navegar por él. Pero, ¿y si pudiéramos? No puedo dejar de pensar en eso. ¿Y si pudiéramos controlar el caos y navegar por él? ¿Y si hubiera una forma de entrar al reino cuántico en cierto punto en el tiempo para salir del reino cuántico en otro punto del tiempo? Como... como antes de Thanos. 

—Espera, ¿estás hablando de una máquina del tiempo? —preguntó Steve.

—No, no, claro que no. No es una máquina del tiempo —respondió Scott—. Esto es más como... sí, como una máquina del tiempo. Lo sé, es una locura. Pero no puedo dejar de pensar en eso. Tiene que haber... alguna manera... es una locura. 

—Scott, recibimos correos de un mapache, así que ya nada parece una locura —dijo Freya.

—Entonces, ¿con quién hablamos sobre esto? —preguntó Scott. 

Freya, Steve y Natasha compartieron una mirada y Freya saltó de la mesa—. Conocemos a alguien. En cuanto a si querrá ayudarnos... bueno, ese es un caso completamente diferente.

—¿Puedes llamar a Athena? —preguntó Steve. 

—Sí, podría hacerlo —respondió Freya—. Pero si Tony sabe que vamos, probablemente se esconderá. 

Steve suspiró—. Está bien, vamos.

Dado que ni Steve ni Natasha se llevaban muy bien con Tony, y Scott había estado en el reino cuántico durante cinco años, Freya condujo hasta la casa del lago de Tony. Tal vez describirlo como conducir era una palabra demasiado simple, ya que Freya usó sus poderes para levantar el auto en el aire y atravesar el tráfico, llevándolos a la casa de Tony en la mitad del tiempo que hubiera tomado si hubieran usado las carreteras.

Cuando llegaron, Freya miró a sus amigos—. Bien, no se sorprendan demasiado si no está feliz de vernos.

Salieron del auto justo cuando Tony regresaba adentro con Morgan en sus brazos y Aria corriendo detrás de él. Aria se detuvo en seco cuando vio a Freya y dejó escapar un grito de emoción. 

—¡Tía Freya! —gritó Aria, corriendo hacia Freya. 

—Hola, cariño —saludó Freya, mientras Aria saltaba a sus brazos. 

—Te extrañé —rió Aria. 

—Yo también te extrañé —respondió Freya. Miró a Tony, quien asintió brevemente antes de alejarse.

Los cuatro se dirigieron hacia la casa, esperando en el porche mientras Athena salía y les sonreía a todos—. Hola, no sabía que esperábamos invitados. 

—Yo tampoco —respondió Tony, mientras Athena abrazaba a Freya—. Hazme un favor, lleva a las niñas adentro y comienza con el almuerzo. Me ocuparé de esto. 

Una vez que Athena llevó a las niñas adentro, le explicaron su plan a Tony, a quien parecía no importarle menos. Cuando Scott terminó de explicar, se apresuró a defenderse. 

—Sabemos que suena imposible —dijo Scott.

—Tony, después de todo lo que has visto, ¿hay algo realmente imposible? —preguntó Steve. 

—La fluctuación cuántica interfiere con la escala de Planck, lo que desencadena la Proposición de Deutsch. ¿De acuerdo? —preguntó Tony, entregándole un vaso de jugo a Steve y Freya—. En términos sencillos, significa que no volverás a casa. 

—Yo regresé —respondió Scott.

—No, sobreviviste accidentalmente —respondió Tony—. Una casualidad cósmica casi imposible. Y ahora quieres sacar un... ¿cómo lo llamaste? 

—¿Un atraco al tiempo? —respondió Scott. 

—Sí, un atraco al tiempo, claro —se burló Tony—. ¿Cómo no se nos ocurrió? Ah, porque es ridículo. Porque es un sueño imposible.

—Las Gemas están en el pasado —dijo Steve—. Podríamos regresar y tomarlas. 

—Podemos chasquear los dedos —dijo Natasha. 

—Podemos traer a todos de regreso —agregó Freya. 

—O estropearlo peor de lo que está, ¿no? —preguntó Tony. 

—No creo que lo haríamos —dijo Steve. 

—Debo decir que a veces extraño ese tonto optimismo —dijo Tony—. Pero no ayudará tener grandes ilusiones si no hay una forma lógica y tangible de ejecutar dicho atraco al tiempo de manera segura. Creo que el resultado más probable será que vamos a morir todos.

—No si seguimos estrictamente las reglas del viaje en el tiempo —respondió Scott—. ¿Bien? Eso significa no hablar con nuestras versiones del pasado, no apostar en eventos deportivos... 

—Voy a detenerte ahora mismo, Scott —intervino Tony—. ¿Me estás diciendo que tu plan para salvar el universo se basa en Volver al futuro? ¿En serio? 

Scott se rió—. No.

—Mejor. Me tenías preocupado —dijo Tony—. Porque eso sería una pavada. La física cuántica no funciona así.

—Tony —habló Natasha—. Debemos adoptar una posición firme.

—Lo hicimos —respondió Tony—. Y aún así, aquí estamos. ¿Ves a Lyanna por aquí en alguna parte? Porque yo no. ¿Qué pasa si hacemos esto y Morgan nunca nace? ¿O Aria? ¿Entonces qué?

—Sé que arriesgas mucho —dijo Scott desesperadamente—. Tienes una esposa, hijas. Pero perdí a alguien muy importante para mí. A muchos les pasó lo mismo, incluyéndote a ti. Y ahora... ahora tenemos la oportunidad de traerlos de vuelta, y dices que ni siquiera... 

—Así es, Scott —interrumpió Tony en voz baja—. No lo haré. No puedo.

Tony había aceptado el hecho de que Lyanna se había ido y se había permitido hacerse ilusiones hace cinco años cuando el equipo fue a enfrentarse a Thanos. Después de eso, lo consideró inútil y decidió hacer lo que su hija hubiera querido y seguir adelante. No quería sacar a la luz viejos recuerdos que había guardado bajo llave. No quería que le recordaran los últimos momentos de Lyanna y cómo no había podido salvarla.

La puerta se abrió y Morgan salió corriendo, subiéndose al regazo de Tony—. Mami me dijo que venga a salvarte. 

—Buen trabajo, estoy salvado —respondió Tony, abrazando a Morgan antes de mirar a sus amigos mientras se ponía de pie—. Ojalá hubieran venido a preguntarme otra cosa. Estoy feliz de verlos, solo... ah, miren, la mesa está puesta para ocho.

—Tony, lo entiendo —susurró Steve—. Y estoy feliz por ti, en serio. Pero esta es una segunda oportunidad. 

—Tengo mi segunda oportunidad aquí mismo, Cap —respondió Tony, hablando de sus hijas—. No puedo arriesgarla. Si no hablan de trabajo, pueden quedarse a almorzar. 

Freya vio a Tony alejarse antes de mirar a sus amigos—. Deberíamos quedarnos.

GRAVITY | Steve Rogers ²Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon