CAPÍTULO 16: El Mensaje.

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—Mami por favor no me mientas. —Suplicó Pedro, secándose el sudor de la frente.

—Papi, no te preocupes, no te escucho bien, te escucho lejos —La llamada se cortó súbitamente.

—Qué arrechera, Dios mío. —Maldijo Pedro en un momento de furia y odio.

En ese momento lo embargó la angustia y desesperación, Aminda aparte de su familia, es lo más importante que tenía en su vida y por nada del mundo deseaba perderla, suspiró y en silencio elevó una plegaria, implorándole a Dios que nada malo le estuviera sucediendo a su madre.

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Ya más tarde, esa misma mañana, Pedro continúo intranquilo, no se sacaba de la cabeza lo que le dijo su madre, pensaba que lo está engañando para que él no se sienta mal o se mortificara

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Ya más tarde, esa misma mañana, Pedro continúo intranquilo, no se sacaba de la cabeza lo que le dijo su madre, pensaba que lo está engañando para que él no se sienta mal o se mortificara. Luis, por el contrario, andaba feliz por haber pasado toda la noche con su novia.

—Mano, fue el mejor sexo que he tenido en mi vida, estoy enamorado de mi gordita bella —Haciendo una pausa, suspiró y comentó con ilusión en su mirada y honestidad en sus palabras.

—Verga mi hermano me alegro por ti, esa jeva (chica) se ve buena persona —manifestó Pedro, aun algo distraído.

—¿A ti qué te pasa Pedro? —Lo abordó Luis, con preocupación. Él lo conocía muy bien y sabía que algo malo estaba pasando.

—Coño, tengo que hablar con Juancito, siento que algo le sucede a mi mamá —admitió con tristeza y angustia en su voz, moviéndose de lado a lado.

—Verga mano, yo no sé nada, pero llama a mi tío por radio y cuadra con él, a ver que te dice —indicó Luis, rascándose la cabeza con cara de preocupación.

Así que Pedro se dispuso a llamar a Juancito por radio para que fuera él mismo quien le diera explicaciones sobre esa situación. Su tío le pidió que bajara al pueblo, él contaba con una casa y se estaba quedando por unos días allí. Pedro le pidió a su combo que lo acompañaran, así que tomaron una camioneta, algunas armas y bajaron al poblado, a esa hora de la mañana estaba bastante concurrido, se observaron muchas personas comprando en el mercado, supermercados o en los comercios de compra y venta de oro haciendo transacciones cotidianas.

La casa que compró Juancito hace varios meses en El Callao se encontraba ubicada en una zona de clase media alta, es un enorme townhouse con un paredón o muro alto que rodeaba todo el terreno, del que desde afuera no se podía divisar con facilidad la casa; tenía grandes árboles, palmeras, muchos de ellos frutales y al entrar contaba con una piscina y una maloca para tomar el sol y hacer parrilla o asado gratamente. Cuando ya estaban en el portón principal salieron dos hombres a observar el panorama, para percatarse de que todo estaba en orden, les permitieron el paso y en la entrada de la casa ya estaba Juancito con varios de sus muchachos custodiándolo.

—Mis carajitos. —Grita alegremente al recibir a sus sobrinos, a Robert y Pablo.

—Bendición tío —gritaron Luis y Pedro mientras se iban bajando de la camioneta.

Pedro CalleWhere stories live. Discover now