Capítulo 11

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El nerviosismo se apoderaba de Dylan, mientras esperaba a Thomas en el lugar acordado, no podía evitar pensar en las peores situaciones.

Caminaba de un lado a otro, mordiéndose las uñas, hasta que un vehículo amarillo se estacionó enfrente. Era Thomas.

Sin pensarlo dos veces, el de cabello oscuro corrió al automóvil y abrazó al, rubio quien correspondió. Dylan pagó el taxi y sacó a Tommy.

El Conductor se enfocaba en el olor de Dyl, ya que parecería que solo pensara en eso  todo estaría bien.

- Tommy -susurró.

El chico no habló, solo escondió su rostro en el cuello de su acompañante. Incluso su voz lo tranquilizaba, pero seguía algo alterado.

- ¿Dónde están tus amigos? ¿Qué sucedió?

- No lo sé, Dyl, no sé dónde están. Llegué a donde nos quedamos y todo estaba destruido y vacío.

Parecía un poco extraño, pero no podía verlo en ese momento, primero tiene que poner a salvo a Thomas.

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Por suerte, los señores O'Brien no se encontraban en casa, así que no hubo quién cuestionara a Dylan de la presencia del rubio.

Por su parte, Sangster estaba sorprendido ante la enorme casa en la que estaba apunto de entrar. Al principio, no se había percatado del gran jardín que atravesaba, hasta que escuchó el sonido del agua; era una hermosa fuente de mármol en la que se podía apresiar el movimiento del líquido de una forma tranquilizante y hermosa. Además tenía pulidas algunas "O" en la base.

Había unos hermosos tulipanes repartidos ordenadamente por el jardín, dándole un vista increíble a la fachada de la mansión. Totalmente blanca con varias ventanas a lo largo, en la parte del techo se alcanzaba a ver azul. Justo en el centro, había un gran balcón en el primer piso, y abajo estaba unas puertas dobles de madera achocolatada con un vitral con la letra "O" grabada.

- Debo suponer que tu apellido comienza con "O" -susurro Thomas, más tranquilo.

- Correcto, soy Dylan O'Brien.

No hubo necesidad de insertar una llave para entrar, por algo tenían toda la seguridad antes del jardín y por las noches, se activa un sistema de seguridad muy sofisticado.

- Sientete como en casa.

El rubio se limitó a asentir. Solo había llamado casa a su hogar en Inglaterra, y le parecía que fue hace siglos.

- ¿Quieres algo de comer? -preguntó el de cabello oscuro, mientras se sentaba junto a Thomas en el costoso sofá color chocolate. Al parecer los tres colores base de la casa son: blanco, chocolate y azul cobalto.

- Por favor -seguido de esto, el estómago de Brodie gruñó.

- ¿Quieres algo en especial?

- Lo que sea, Dyl, ya es mucha molestia de por sí.

- Para nada, Tommy.

En la mesita de noche que estaba en el centro, había un pequeño aparato con un botón que Dylan oprimió. No tardó en llegar una mujer de unos 30 años, pero no venía vestida como las mucamas en las películas, simplemente traía ropajes negros, cómodos pero elegantes a la vez.

- ¿Qué se le ofrece, joven O'Brien?

- ¿Podrías traernos algo para cenar por favor?

- Muy bien, tenemos corte de cordero a la naranja, pierna ahumada, y también lasaña.

Mi brillo lo causas tú (Dylmas) |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora