⤷𝟎𝟐⤶

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Eran cerca de las cinco de la tarde y todavía Yeonjun no regresaba.

Entretanto, Beomgyu tomó una siesta, organizó su parte de la habitación, preparó las cosas para su siguiente día. Y su compañero seguía sin aparecer.

El menor se sobresaltó ante el ruidoso y brusco abrir de la puerta, descubriendo a Yeonjun tras esta. El pelinegro ingresó a paso desganado, con una expresión cansada y finalmente se recostó de la puerta al cerrarla.

―Choi... ¿dónde carajos obtuviste este libro? ―Yeonjun deslizó su espalda hasta la mesita donde estaba la jarra de agua, sirviéndose de una vez.

El menor rió por lo bajo, negando. Tomó el libro que Yeonjun había dejado encima de la mesa. ―Fue un regalo de un amigo de internet.

Yeonjun bebió el líquido de golpe, sonando el vaso al ponerlo de vuelta en la mesa, apretó sus labios y arrugó su nariz fijando la mirada en el castaño que volvía a su cómoda cama, Beomgyu retomaría su lectura, gustoso y más libre de deberes que temprano.

El mayor se lanzó a la suya, acostándose boca abajo, descansando del gran recorrido que había hecho buscando el libro en cada librería que saliera en su mapa, sin lograrlo, la mayoría de los empleados negaban con una leve sonrisa, explicándole que aún no llegaba aquel ejemplar.

― ¿Dónde consigo ese libro? ―preguntó, su voz fue amortiguada por la almohada.

Beomgyu no desvió sus ojos de su lectura, resopló sonoramente. Yeonjun estaba yendo un poco al borde con algo que, primeramente, no era intencional, el hecho de sentirse retado lo alteraba.

―Yeonjun, estás siendo muy...extraño ―murmuró el menor.

Yeonjun alzó la cabeza, fijando sus ojos en él, se movió perezosamente hasta la orilla de su cama, estirando su brazo para quitarle el libro a Beomgyu nuevamente.

― ¡Oye, ya deja de hacer eso! Puedes pedírmelo pero no arrebatármelo de esta manera, me molesta que lo hagas ―exclamó, claramente cansado de aquello.

El mayor asintió y regresó el libro, tal como si eso no hubiese sucedido, sacó su celular para prestar atención al aparato, girándose para quedar boca arriba, sosteniendo el celular encima de su rostro a una distancia considerable.

Beomgyu lo observó en breve, asegurándose de poder concentrarse en el texto sin más interrupciones. Si volviese a ocurrir, Beomgyu aventaría una almohada sin meditarlo mucho.

Arrugó su nariz al sentir una sensación cosquillosa que pronto provocó un estornudo algo ruidoso, su compañero sobresaltó ante aquello, dejando resbalar el celular de sus manos y cayendo justo en su nariz.

El pequeño Choi cubrió su boca, mostrando sorpresa y ocultando una carcajada, no quería ser grosero.

El mayor se quejó por lo bajo mientras se sentaba, sobando su enrojecida nariz, que por consecuencia, desató una cadena de estornudos en él.

―Salud ―dijo el menor―, salud, salud, salud.

Repitió con cada estornudo que Yeonjun soltaba. Finalmente cuando el pelinegro cesó los estornudos, se miraron, riendo de aquello. El mayor entrecruzó sus piernas, recostándose del respaldar de la cama.

―Choi ―llamó la atención del chico―, ¿en serio soy...muy cruel?

Beomgyu exhaló profundo, buscando unas palabras cortas y directas para afirmarlo, juntando para la explicación que Yeonjun pediría. ― ¿Por qué la pregunta?

―Cuando venía de regreso, una chica me compartió galletas de canela, las probé, sabían mal y solo le dije la verdad ―Yeonjun rascó su mano, recordando―. Se enojó y me gritó que no tenía tacto...solo por el hecho de haberle dicho que sus galletas sabían feo, no es mi culpa que no sepa cocinar galletas ―se encogió de hombros.

♪Aɴᴛɪ﹣ʀᴏᴍᴀɴᴛɪᴄ♪ ☾YeonGyu☽Onde histórias criam vida. Descubra agora