⤷𝟎𝟒⤶

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En el dormitorio, al concluir la jornada escolar, se encontraban ambos compañeros, compartiendo en su hora de lectura. Por primera vez, Beomgyu no fue cosido a preguntas de parte del mayor, algo increíble ya que normalmente el pelinegro no aguardaba con ni la más mínima duda.

Sin embargo, la buena racha de silencio fue rota. Yeonjun soltó una pregunta.

Beomgyu ladeó su cabeza en breve, mirando a su compañero frente a él, quien seguía esperando una respuesta. El menor curvó su sonrisa en un intento de reprimir una carcajada pero la mirada seria de Yeonjun fue más intensa.

― ¿En serio? ―cuestionó al cabo de unos segundos.

Yeonjun mantuvo su postura a tal punto que parecía una estatua, el chico no quería más preguntas, solo una respuesta clara y directa, era sí o era no.

Beomgyu desvió su vista, los ojos de Yeonjun clavados en él le desconcentraban. El pequeño Choi tomó aire antes de comenzar a hablar.

―Siento que estás bromeando-

―Choi...te lo pregunté en serio, en ningún momento me reí ―cortó, cruzándose de brazos―. Te lo iba a preguntar temprano pero no es algo que le interesara a tu amigo y tampoco debería, así que, responde con dos letras, una consonante y una vocal, no con balbuceos.

Beomgyu alzó las cejas. ―Lo que me estás diciendo es que... ¿quieres que te enseñe a entender el libro? ―el mayor asintió―, ¿cómo?

―Eres un chico sensible y emocional, logras entender esos sentimientos fácilmente porque son algo con lo que estás familiarizado, eres...tierno y amoroso, en cortas palabras.

Con eso, el castaño volvió a ver a Yeonjun, algo sorprendido. Expresó esa sorpresa en sus cejas alzadas en leve y su boca entreabierta.

Terminó por sisear, analizando más la pregunta que había formulado, volviendo a desviar su mirada ya que los ojos de Yeonjun parecían lanzar láser de lo fijo que se mantenían.

¿Cómo lo lograba?

―Bueno...yo no sé, Yeonjun, no comprendes los sentimientos ajenos.

―Porque me dan ganas de vomitar.

Beomgyu estalló en carcajadas pensando que era broma. No supo cómo llegó a pensar eso teniendo en cuenta que desde hace rato Yeonjun había estado serio, no tenía ni la mínima pizca de bromear con algo...bromear no era algo que Yeonjun hacía frecuentemente.

―Está bien...pero-

Yeonjun gruñó. ― ¿Por qué en las cosas siempre hay un pero?

Beomgyu alzó su índice, deteniendo la queja de su compañero. ―Mi pero es que TÚ no puedes poner peros, porque sé que lo harás con las cosas que quieres aprender, no son de tu estilo...o gusto.

Yeonjun se frotó los ojos, soltando un suspiro cansado. ―Sí, como sea ―estiró su mano hacia el menor, para estrecharla, cerrando un trato.

Beomgyu soltó aire, nervioso, frunció sus labios y estiró su mano, estrechándola con el mayor. Un fuerte apretón de negocios...negocios extraños.

El menor volvió a sentarse en su cama, tomando el libro entre sus manos, dándole vueltas al objeto mientras visualizaba a Yeonjun, dándole la espalda por estar rebuscando entre sus cosas del escritorio.

Pronto, Yeonjun se giró con un pequeño talonario de post-it azules y un marcador delgado negro, sentándose en la orilla de la cama frente a Beomgyu.

― ¿Entonces? ―habló el mayor.

♪Aɴᴛɪ﹣ʀᴏᴍᴀɴᴛɪᴄ♪ ☾YeonGyu☽Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα