Capítulo 37

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Se encontraban en la entrada de la aldea, todos dándole la despedida al patriarca de Ashida. Al parecer tenía que volver a su aldea por un asunto importante.

Una vez desaparecido de la vista de todos. Dada y Ring Ring les invitaron a cada uno a una cena por la tarde, por lo que si lo deseaban podrían pasear sin ningún problema por la aldea, ya que por cuestiones de sus labores, ambos se encontraban con la tarde ocupada.

Sia había vuelto a la casa del patriarca para descansar, su edad no le ayudaba mucho al estar en una montaña.
Pucca y Yoana querían pasar la tarde hablando, querían ponerse al día sobre todo lo que han hecho.
Por otro lado, Gura habló con su hermano para que pudieran reunirse y poder hablar, habían acordado reunirse en su antigua casa, ahí podrían hablar tranquilos y sin interrupciones.

Todos se adelantaron al punto de encuentro, mientras aguardaban a que Garu hablara con la emperatriz y después se dirigiera ahí.
Al llegar todos estaban en la sala esperando a que Garu llegara. Mientras lo hacían, les había llamado su atención el cuidado en la que se mantenía su antigua casa.
Las paredes, pisos y techos estaban limpios, no había ningún rastro de polvo o suciedad.

Aika: no creí volver aquí. [Dijo mientras miraba uno de los retratos de su familia]

Sara: sigue igual a como la dejamos. [Dijo melancólica]

Todos miraron a la puerta, tras haber escuchado el sonido del cerrojo abriéndose. Escucharon la voz de Garu, dando la orden a un par de hombres, que esperaran fuera mientras trataba un asunto con sus padres y hermanos.
Sara no paraba de mirar a su hijo, desde hace dos años, era la segunda vez que lo miraba de frente, aun le costaba salir del asombro ante el cambio que había hecho su hijo. Pronto se convertiría en emperador.
Por otro lado Takeshi no paraba de mirar de igual manera su hijo, su porte había cambiado demasiado, tal y como una vez quiso verlo, como alguien importante. Por último, ambos hermanos le miraban con asombro, siempre les resultó admirable tenerlo como ejemplo, y ahora lo era más que antes.

Sin duda en los ojos de todos se notaba el asombro y nostalgia que tenían hacia él tras haber desaparecido. Tenían mucho que hablar.
En cambio, Garu entró a la sala tomando un poco de aire, aun le era incómodo ser escoltado a cada lugar al que iba. Tomó aire y acomodo su ropa.

Garu: lo siento, espero no haber tardado. [Los mira] ¿Qué pasa?

Ninguno decía palabra alguna, todas las miradas estaban posadas en él. Le era incómodo.

Takeshi: ven hijo, siéntate.

Como se le dijo, se acercó hasta uno de los sillones y se sentó frente a ellos, a la espera de que fueran ellos quienes comenzaran hablar, pero al perecer, ellos querían lo contrario, por ello dijo...

Garu: me imagino, que tienen preguntas.

Aika: si, ¿Dónde estuviste? [Dijo sin dejar de mirarlo] ¿Por qué te fuiste?

Garu: yo no me fui. Siempre estuve aquí.

Aika: no es cierto. Vinimos muchas veces y nunca estuviste.

Takeshi: tratamos de encontrarte y llevarte con nosotros, pero no estabas. [Dijo, completando las palabras de su hija]

Garu: cuando el golpe de estado terminó, ocurrieron muchas revueltas contra los marcados. Algunos de nosotros tuvimos que escondernos, otros trataban de mostrar una buena imagen al imperio.

Takeshi: pero Dada nunca se oculto, siempre estuvo...

Garu: no tuvo que hacerlo, es el hijo de Kua, una de las generales de Shina debía mostrar lealtad al imperio. [Los mira] En cambio yo, la gente comenzaba a señalarme como un marcado, cuando se corrió la noticia que Muji me había reclutado, daban por hecho que era un marcado, por ello debía esconderme. Pero siempre estuve aquí, el clan me escondió por todo este tiempo, también trabaje para ellos, pero siempre fue en cubierto.

No Importa Que... [Garucca] [Terminada]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant