- 💛 𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔;

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La primera vez que Donghyuck conoció la casa de Yangyang y vio al señor Seo, casi se orina en los pantalones.

Donghyuck había iniciado el tercer grado de educación básica cuando se presentó un nuevo alumno ante el curso.

Su madre siempre se burlaba sobre lo altamente parlanchín y confianzudo que su hijo llegaba a ser. Donghyuck por su parte reía también cuando la madre carcajeaba al contar las miles de anécdotas a sus amigas cada que podía, eso hasta que tuvo la edad suficiente para entender las cosas. Entonces solo torcía la mirada y una risilla petulante brotaba de su garganta seguido de un "¿De quién lo habré sacado, mujer?"

Porque era hasta ridícula la situación cuando solo bastaban cinco minutos al lado suyo para ser merecedor de una invitación a la casa de la mujer. ¡Si la mujer hablaba hasta con las plantas!

Y tal como su madre, Donghyuck le tomaba la mas minima importancia. Siendo parte de su esencia muchos pensarían que no les costaba crear lazos con personas y que muy posiblemente un chico como él tendría una gran cantidad de amigos a su alrededor. Muy probablemente por ser tan parlanchín y amistoso es que se llevaba con todos y ninguno.

Donghyuck conocía a muchas personas y muchas personas lo conocían a él. Más con ninguna había logrado tener una conexión como la tuvo con Yangyang cuando un parcial después de su llegada les había tocado hacer una maqueta del sistema solar en parejas.

Donghyuck había observado a Yangyang desde lejos, viendo como el chico siempre se encontraba solo, y su buen alma de samaritano le llamó a hacer algo al respecto por lo que muy energético se había acercado al chico justo al termino de las clases y haciendo uso de voz chillona se había presentado y ofrecido su casa para iniciar la tarea. Yangyang se había crispado en su lugar, quizá un poco asustado por la repentina aura escandalosa de Donghyuck y muy avergonzado asintió en silencio.

Esa tarde mientras pintaban los planetas y comían los sándwiches que la señora Lee había preparado. Donghyuck y Yangyang se dieron cuenta de la infinidad de cosas que tenían en común. Y fue a partir de ese momento que la amistad entre ambos chicos surgió, fortaleciéndose año tras año.

A juzgar por la personalidad tranquila y reservada de Yangyang, su aura pacífica y su estilo neutral que tenia en ese entonces, Donghyuck jamas hubiera pensado siquiera que el niño era todo un Ricky Ricón, hasta que Yangyang cumplió los catorce años y entonces lo invitó por primera vez a su casa, a la fiesta que por petición de su abuela paternal, tendría con su familia.

Donghyuck aceptó gustoso pensando que sería una fiesta como a las que estaba acostumbrado a asistir. Emocionado le pidió a su madre que lo llevara al centro comercial e incluso rompió su cochinito para contar sus ahorros y comprarle un gran regalo.

Donghyuck había estado tan contento sintiendo el peso de la caja de cartón decorado sobre sus piernas mientras su madre lo llevaba a la dirección que su amigo había escrito en un pedazo de hoja perteneciente a su libreta.

En sus charlas iniciales Yangyang le había confesado acerca de su gran amor por los juegos virtuales. Los ojos de Donghyuck habían brillado pues él también amaba con locura los juegos virtuales pues tenia una obsesión por jugar Mortal Kombat desde que había tenido la edad suficiente para alcanzar la maquinita de videojuegos que rentaba su tía.

Casi se fue de espaldas cuando sin decir nada, Yangyang había mencionado que ese era su juego favorito, entonces ambos hablaban horas y horas sobre ello.

Y por eso mismo Donghyuck casi que saltaba de felicidad cuando merodenado en una de las tantas tiendas había encontrado una camisa con el logo del videojuego.

Sus pies moviéndose de la emoción mientras veía por la ventana las casas volverse borrones. Casas pequeñas, casas grandes, casas coloridas y otras descuidadas, hasta que su madre después de conducir por varios minutos paró frente a una edificación monumental que Donghyuck incluso tuvo que alzar su cabeza para ver el techado.

Sus ojos se abrieron en demasía, tanto por la mansión de película que tenia enfrente como por la exclamación que salió de los labios de su madre.

"¿Yangyang vive aquí ? ¡Oh, mierda! ¡Hemos tenido a un millonario comiendo comida de pobres!"

Donghyuck no pudo cerrar su boca al bajarse del coche y observar más de cerca la casa, incluso cuatro horas después mientras escuchaba como toda la familia de Yangyang le cantaba el feliz cumpleaños pudo cerrarla y mucho menos pudo al ver al enorme hombre de mirada sombría que se acomodaba tras de su amigo cuando le tocó partir el pastel.

¡El señor era enorme! Y usaba un traje negro que se parecía al que usaban los agentes secretos en esas películas que transmitían los fines de semana en el canal público. Siendo un niño torpe e inculto (además de poseer una gran imaginación) observó como aquel señor se acercaba a su amigo cuidándolo para que no se lastimara, acercándole la comida y ayudándole a acomodar sus regalos, siempre con la misma expresión sería. Donghyuck claramente concluyó en que era su mayordomo porque claro, toda la gente rica tenia uno y ellos siempre usaban traje ¡Así como el mayordomo de Batman!

Internamente se emocionó pues jamás había visto uno, así cómo jamas había esperado que su amigo fuera tan rico y poderoso para tener su propio mayordomo. Pero mayor fue su sorpresa cuando Yangyang había reído sin parar después de que el señor se había alejado y Donghyuck un poco asustado le había preguntado en voz baja.

Entonces las mejillas de Donghyuck se colorearon cuando el padre de Yangyang regresó con una caja pequeña en la mano, casi del tamaño de la mano del señor. Y a juzgar por la llamativa decoración, Donghyuck supo que era su regalo.

Ese día Yangyang y él se divirtieron jugando con el primer celular de su amigo (pues Donghyuck jamás había visto uno de cerca) mientras se achicaba contra el cuerpo de su amigo cada que el señor Seo pasaba cerca o lo veía con esa mirada fría que le erizaba los vellos.

Había algo en el hombre que le causaba una sensación rara a Donghyuck, quizá por su aura la cuál lo hacia parecer que estaba enojado o quizá ese traje escalofriante, su altura monumental o su voz grave. No sabía, pero lo que si sabía es que su barriga se acalambraba cada que el señor Seo estaba cerca.

Después de ese día, Donghyuck tuvo que sobornar a Yangyang con paletas de caramelo para que fueran a su casa cada que Yangyang lo invitaba a su mansión.

Donghyuck no volvió a ver al señor Seo hasta un mes después en una de las juntas de entrega de calificaciones (pues su amigo tenia su propio conductor quién lo llevaba y traía de la escuela) y después de esa vez fueron contadas las veces que volvió a presenciar aquellos ojos fríos.

Donghyuck no era un miedoso, pero por alguna extraña razón una sensación pesada aparecía en su espalda al recordar los ojos del hombre, tal como si fuera donde fuera, él estuviera viéndolo.

Jamás entendió esa sensación... o bueno, solo fue cuestión de un poco de tiempo para entenderlo.

⚜️

Y así se conocieron estos dos.

He de aclarar que la actitud de Yangyang era así debido a que, después del fallecimiento de su madre, el señor Seo fue la única compañía que tuvo por varios años y eso le afectó de cierta manera al momento de desarrollar sus habilidades para relacionarse con la gente. Pero nuestro dulce solecito fue el empujón que ocupaba para volverse el Yangyang extrovertido que estaba destinado a ser 🤍.

— Mon.

𝑽𝒐𝒍𝒄𝒂𝒏𝒐 🍑 𝐽𝑜ℎ𝑛ℎ𝑦𝑢𝑐𝑘Where stories live. Discover now