XV - Ritual ( Yue QingYuan x Shen Jiu)

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Shen Jiu apenas era un tritón joven, de hecho, seguía en la etapa de su infancia. Los tritones y sirenas infantes eran muy cotizados y se vendían muy bien en el mercado negro.

Lamentablemente había sido atrapado en una red contra sirenas. Ese mismo día se encontraba nadando con Qi'Ge. Quién era un poco mayor que él, pero aún así ambos estaban para el uno al otro. Eran huérfanos en un océano inmenso.

Al ser atrapado, aún bajo el mar, Qi'Ge intentó ayudarlo, sin embargo carecía de fuerza suficiente para ello. Aterrado y preocupado por la vida de su única familia, siguió sigilosamente a los secuestradores. Shen Jiu estaba muerto de miedo, no sabía que cosas horribles realmente le harían. Hasta ese momento solo sabía lo que escuchaba entre lenguas.

Pero al final del día ellos no tenían piernas ni pies. Lo último que alcanzó a visualizar fue un campamento a la lejanía. Qi'Ge susurró un: Volveré por ti.

Shen Jiu aferrado a los barrotes le creyó, le creyó con el corazón estrujado, el nudo en la garganta y los ojos ardiendo.

Pero no llegó.

Lo habían tenido cautivó en una bodega, dándole carroña de alimento en una pecera justa de tamaño. Era degradante y horrible, preferiría morir que seguir así. Pero sabía que pronto sería vendido. O eso había apenas alcanzado a escuchar.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que fue capturado y si aún valía la pena seguir esperando por Qi'Ge. ¿Y si también lo habían capturado? Eso sería problemático.

Shen Jiu sintió la horrible sensación de querer derrumbarse otra vez. Se abrazó con fuerza contra su aleta ocultando su rostro en ella.

Quería estar con Qi'Ge.

No quería estar ahí.

Alguien sáquelo de allí.

Más parece que fue escuchado. Una noche un fuerte ruido se escuchó. Shen Jiu se alertó, entre la oscuridad y  de pronto vio un mecha roja atrás vez del cristal. Era una persona, estaba cubierta así que no podía verla bien. Al inicio tuvo miedo, no podía verle el rostro pero sabía que algo quería con él. ¿Lo robarían de nuevo? ¿Eran sus nuevos dueños? Tal vez debería aprovechar la oportunidad y escapar.

Se puso en guardia y cuando la persona destapó su persona, antes de atacar Shen Jiu se quedó paralizado. La lumbre contorneó un rostro que conocía a la perfección. Era Qi'Ge. Este le sonreía con tristeza.

Con una voz amable se disculpó: —Lamento haber tardado tanto. Esta bien si estás molesto, pero déjame sacarte antes de aquí ¿Esta bien?

Shen Jiu estaba demasiado impactado para responder, no solo el hecho de que Qi'Ge sí había venido a rescatarlo si no que podía caminar. Tenía un par de piernas y pies.

Apresurado, y con cuidado, Qi'Ge cargó en sus brazos al tritón y se escabulló nuevamente. Caminó lo más rápido entre las sombras, adentrándose al camino que conocía entre los bosques. Cuando llegó después de un largo rato colocó a Shen Jiu en el césped cerca del mar donde solía ser su hogar.

Repasó su preocupada mirada por el cuerpo del tritón, y paseó la yema de sus dedos por las partes lastimadas de su piel y escamas. Después descansó su mirada en las esmeraldas que lo acusaban. Estaban sus ojos rojos, tal vez de la preocupación, el enojo y el miedo.

—Qué haz hecho — Exigió saber tratando que su voz no se quebrara mientras sujetaba a Qi'Ge de sus túnicas humanas.

La compasión era uno de los lenguajes que mejor dominaba Qi'Ge, por lo que sus ojos miraron en esa dirección. Tomó sus manos fuerte, pero aún así suave. El gesto decía: Voy a protegerte siempre. Finalmente, sin dejarlo de mirar, confesó: —Hice un ritual, di mi cola a cambio de estás piernas y pies.

Horrorizado, forzó aún más su agarré de las manos que no lo soltaban.—Por qué — Inquirió con la voz temblorosa.

—¿Para qué más? Te prometí que iría por ti.

Estupefacto, las lágrimas comenzaron a desbordar en su rostro. —Pero tu ...

Qi'Ge cerró aún más su distancia con el rostro de Shen Jiu. La luz que los acompañaba solo era la de la luna y las estrellas. —No me importaría hacer ese ritual una vez más si tuviera que salvarte, no me arrepiento.

Shen Jiu no dijo nada; solo lloró en su pecho.

Él también lo amaba.

Leyendas del marWhere stories live. Discover now