VIII - Océano Profundo (BingJiu)

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El destino siempre lo había odiado. Tal vez por eso ahora se encontraba en las profundidades del océano buscando una salida. Meneó en la oscuridad su cola, sintiendo cada vez más las corrientes heladas de agua. Su piel se volvió más blanca y pálida de lo que era, y sus labios rosados apagados se empezaron a poner lilas.  

No encontraba la salida. 

en su palma, sostenía una caracola brillante, la cual poco a poco casi agotaba su luz. El tiempo se terminaba y aún no veía la forma de encontrar el camino que lo llevara hacia la superficie. Sin embargo, mientras nada hacia un par de rocas escuchó un eco rocoso y lúgubre. 

Se giró en busca del dueño del sonido, tenía que estar a defensiva. Especialmente por que no contaba con tantos objetos para defenderse. Notó un extraño movimiento, desconfiado decidió acercarse poco a poco. Si era posible, prefería encargarse de la amenaza si era pequeña. Pero incrédulo descubrió entre un conjunto de rocas una cola con espinas y huesos picudos saliendo de la una aleta roja con escamas negras. El tritón poseía una larga cabellera oscura como la profundidad del mar, tenía los ojos entre abiertos color carmín y en su frente emanaba una luz de una marca del mismo color que sus ojos. 

Parecía herido, tenía el costado de su torso lastimado y salía sangre de él. Tal vez se estaba escondiendo de tiburones o alguna otra criatura carroñera. Shen Jiu nunca había visto a un tritón esqueleto demoniaco. Era una raza de cola diabólica. Decían que los huesos puntiagudos podían perforarse y sus espinas tenían un veneno mortífero. Seres mitad demonio del mar, mitad sirena. a pesar de eso, Shen Jiu no sintió miedo. Se sintió cautivado ante aquél caos natural. Una belleza del inframundo, una belleza de los abismos. 

Shen Jiu se acercó despacio, pero esto como quiera alertó al otro, provocando un gruñido a  la vez que mostraba sus colmillos. 

— Quédate quieto, bestia. no voy a hacerte daño—Dijo con un tono de voz limpio y tenue. Sacó del bolsillo que cargaba unas conchas de mar las cuales tenían algunos bálsamos. 

Aún, gruñendo y sin quitarle la frívola mirada de encima permitió que se acercara. Lo vigilaría de cerca.

Shen Jiu atendió la herida con las manos entumecidas. Repasó sus dedos por el costado de su torso, sintiendo sus firmes músculos, teniendo cuidado de la peligrosa cola del tritón. Cautivador y peligroso, eso pensaba él mientras lo curaba. 

—Listo—dijo mientras palpaba el alma marina contra su piel. Iba a retirar su mano sin embargo su muñeca fue atrapada por la mano del tritón contrario. 

—No te vayas, quédate aquí conmigo —dijo apretando con fuerza. Su voz profunda fue lírica para Shen Jiu. Sin embargo, por la manera en que lo dijo no parecía ser una petición, sino una orden. 

—No pertenezco al abismo, si me quedo más tiempo temo que moriré. —Dijo sin tampoco despegar su astuta mirada del atractivo rostro del tritón de ojos rojos. Quiso arrebatar su muñeca pero no fue permitido. 

—¿Cuál es tu nombre?—preguntó ignorando la respuesta del tritón esmeralda. 

Shen Jiu arqueó una ceja. — Shen Jiu, ahora suéltame best— Fue interrumpido por la fuerza que lo atrajo hacia el fornido pecho del otro, lo sostuvo en sus brazos. 

—Soy Luo bingHe—dijo pausado.—No te preocupes, las protuberancias de mi cola no te harán daño. 

Shen Jiu se congeló nuevamente, ¿Luo bingHe no era el rey de los abismos? Pero de pronto, sintió la calidez de unos labios en su cuello y una energía empezó a hervir en el área. Cuando menos se dio cuenta, había depositado un marca igual a lo que Luo bingHe tenía en su frente.—Tienes un cuello delicioso; Con esta marca podrás estar en las profundidades sin problema alguno. 

Lo miro en blanco, todo pasó muy rápido. Shen Jiu volvió a preguntarse si el destino lo odiaba o si le había dado una oportunidad. 

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