XIV- Copa (Liu QingGe x Shen Jiu)

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Sus acciones fueron valientes, como siempre. Liu QingGe era uno de los mejores tritones guerreros en el mar.

La copa del campeonato de tritones era famosa entre las sirenas. Decían que así los tritones median sus logros y su hombría. Había una tradición que contaba que si un tritón le regañaba su copa de la victoria a una sirena, este expondría sus profundos sentimientos.

«Eres mío»

El ganador de ese año no era nadie más que el tritón dios de la guerra: Liu QingGe.

Guapo, atlético, noble y soltero.

Las sirenas se preguntaban si tendrían alguna oportunidad con el tritón en cuestión. Cuando lo veían sus colas bailaban en un vaivén de emoción, y sus mejillas se coloreaban como los colores del atardecer.

Portaban sus peinados más coquetos, sus accesorios más elegantes y su maquillaje más favorecedor ese día. Querían lucir como un buen partido. Pero al ver al ganador la mayoría de las sirenas sintieron que se les caerían las escamas de la emoción.

Lo vieron salir del podio, lleno de flores en su cabeza sosteniendo la copa de la victoria con las mejillas enrojecidas. Era adorable y apuesto, todo con lo que aquellas sirenas soñaban.

Y esperaban por lo menos que en el banquete de la competencia, Liu QingGe entregara su copa a alguna de ellas.

Pero no fue así.

Liu QingGe recibió los elogios, dio reverencias y rodó en varias ocasiones los ojos. Pero durante la noche por iniciativa propia nunca se acercó a alguna sirena; al contrario, parecía ansioso con ganas de retirarse en cuanto antes.

Una notable decepción se formó en lo corazón de las jóvenes y bellas sirenas.

Para Liu QingGe, una vez pudiendo escapar de la formalidades decidió salir a los jardines del lugar elegante donde se encontraba. A lo lejos, distante a la sociedad estaba un tritón de espaldas. Podía reconocer la cola verde, esas escamas tornasol, el cabello negro que flotaba detrás de blanca espalda.

Nadó hacia a su lado, al llegar junto a él entregó la copa en el pecho del otro con brusquedad. —Para ti.

—....

Liu QingGe posó sus orbes contra la mirada verde afilada que le miraba cauteloso.

—Qué romántico — Expresó sarcástico rodando los ojos. —¿Por qué no se la das a una sirena de buena cuna? ¿Sabes lo que significa ese pedazo de basura, verdad?

Repasó con su mirada el lenguaje corporal de aquél tritón.— Shen jiu.—le llamó en calma.— Tómala.

Sabía por qué estaba enojado. Hace unos días apostaban a qué Liu QingGe, el más popular entre las chicas se le declararía a una joven sirena de buena familia con la que seguro contraría matrimonio.

Shen Jiu no evitó que sus pómulos traicionaran todo lo que deseaba esconder bajo su piel. Arrebató su mirada y tomó la copa entre sus manos. — Mío —Dijo rechinando los dientes. —Eres solo mío.

Liu QingGe sonrió satisfecho.

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