XIII- Río ( Tianlang - jun x Su XiYan)

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En aquellos tiempos, viajaba sin rumbo, escuchando historias, deambulando por allí y por allá. Trataba de encontrarle algún significado a su triste vida.  TianLang siempre había escuchado la leyenda de una misterioso y hermosa sirena del rio. Las personas contaban que solo se mostraba a aquellos que eran puros de corazón, TianLang pertenecía a un clan demoniaco que había sido expulsado de sus tierras por los pecados de sus predecesores. Cuál posible dignidad merecía él para las criaturas mágicas puras como la sirena de la leyenda decidiera mostrarse ante sus ojos. No la merecía.

O eso creía. 

Era le temporada de lluvias, los habitantes de los pueblos cercanos al río sabían que no debían salir y mucho menos acercarse a aquel canal de agua que probablemente los atrasaría con sus vidas.

TianLang no es que le agradará estar bajo la lluvia, no es que le fuera cómodo sentir la tela húmeda y pegajosa contra la piel. Pero al final también tenía la fuerza resistente de un demonio. La lluvia de ese momento no lo mataría.

Deambuló un poco por el bosque, tal vez si se adentraba al pueblo podría encontrar un refugio y algo de comida que pudiera tomar. Sin embargo, entre el sonido agresivo de las gotas chocar contra el follaje. Escuchó un agudo grito de auxilio. Prestó un poco más de atención, pero el sonido no se repitió.

Cauteloso se acercó más hacia la orilla del río. Cerró un poco más sus ojos, tratando de agudizar la vista en el paisaje borroso por la lluvia. A lo lejos visualizó una figura tumbada.

Al acercarse se encontró con una bella mujer, tenía las túnicas un poco desarregladas el cabello suelto y el rostro en descanso. Se quedó mudo y sintió que había silencio a pesar de que en realidad el sonido de las gotas retozar era bastante ruidoso.

Su mirada se posó en sus piernas, estaba lastimada.

Genuinamente se preocupó. Sin pensarlo mucho la tomó entre sus brazos y cargándola corrió hacía dirección al pueblo.

Cómo lo esperaba todos estaban resguardados en su hogar, después de todo, qué loco saldría en esos momentos. Afortunadamente encontró una vieja casita de bambú abandona, era pequeña y tenía goteras donde se filtraba el agua.

Posó a la mujer en un lugar seco y colocó el dorso de su mano en la frente desconocida. Tenía algo de fiebre.

Sus ropas estaban mojadas, pero aún así era todo lo que tenía. Cortó con la fuerza de sus manos una parte de su túnica exterior y vendó la herida de sus piernas. Después, se colocó a un lado de ella y dejó que descansara en su regazo. La tomó de la muñeca con suavidad y empezó a pasarle energía espiritual. Estaría bien.

Cuando la fémina despertó, no solo se sentía un poco cálida, sino que al girar su rostro sutilmente se encontró con unos ojos sonrientes. TianLang mostró su blanca sonrisa, con un aura traviesa.

—Dulce y bella dama, ¿Se encuentra mejor?

Sorprendida, no se le alejó del apuesto joven frente a sus ojos. — Quién es usted—Exigió saber.

Río suave, sin despegar de su vista la mirada femenina, confesó:—Mi nombre es TianLang. ¿El suyo?

Ella no contestó, bajó su mirada a sus propias piernas. Estaban vendadas improvisadamente. Aunque en ese momento se sentía mejor.

—Te encontré herida en el camino, la traje aquí preocupado por usted. —Dijo mientras con una de sus callosas manos tomaba la delicada y suave mano de la mujer. Ella le miró y se dejó sumergir por los orbes oscuros frente a los suyos. Cuando sintió los labios tersos en el dorso de su mano, se sonrojó sin quitar la mirada de aquél joven misterioso. —¿Tendré el placer de llamarla por su nombre?

— Su XiYan—dijo ella sonriendo con los pómulos cubiertos de escarcha carmín.

TianLang sonrió. Qué nombre tan más bonito.

Pasaron un par de días más juntos, improvisando una vida escondida y limitada aprendiendo un poco del uno del otro. Pero un día que la lluvia bajó Su XiYan pidió ser llevada al rio.

Ella en la orilla se giró para darle la cara a TianLang.— Estos días fueron mágicos para mí, pero debo volver a casa.

Esas repentinas palabras pararon el corazón del demonio.

—Pero siempre que haya un río cerca llámame y yo vendré hacia ti. —Su voz era lírica, transparente y refrescante como la corriente. TianLang estaba confundido, se acercó lentamente hacia ella.

Su XiYan le besó la frente con delicadeza, debajo de las ropas a nivel de su pecho sacó el colgante de una caracola y lo colocó en el cuello de aquél hombre que conoció.

—Conserva esto y vendré de nuevo a ti—TianLang no quería soltarla.

Pero una luz cálida lo cegó, se dio cuenta después que Su XiYan se había transformado en una hermosa sirena. Si cola era amarilla, las aletas eran onduladas y majestuosas. Ella lucía etérea y inalcanzable.

Ella era la dama de ese río.

Se había enamorado de ella.

Y cuando la vio volver al río y se despidió con una cálida sonrisa sintió que quería volverse parte de su mundo y estar siempre con ella.

A partir de ese día siempre estaría cerca del río.

Leyendas del marWhere stories live. Discover now