Perfume

78 12 1
                                    

El perfume suele ser requerido en distintas épocas de la humanidad y las situaciones suelen ser siempre la misma, ocultar la peste.
Para los varones está el agua de colonia, el perfume para las féminas.
Pero ese día o más bien la ocasión de la reunión con el Conde, Ace había optado por lo contrario y bañarse casi por completo en el perfume más vendido en el mercado.
Su aroma predominaba en el rostro del Mayordomo y en cierto cuarto oculto de lo más profundo de la mansión, por su puesto que esto lo sabía el Demonio.
Consciente o inconscientemente iría directo con el albino presumiendo ese aroma en su uniforme.

La visita junto con la reunión, habían acaparado la tarde entera y un corto tiempo de la noche, esto mantuvo al mayordomo ocupado, pero no lo suficiente como para perderse la cena con su albino.

La luna ya se había alzado, iluminaba todo sobre la mansión, incluso los rincones más escondidos.
Antes de acostar a Grell, Sebastian cambiaba las vendas de sus pies, revisaba si alguna estaba infectada o abierta. Todo parecería estar en orden, lo que más resaltaba eran las minúsculas marcas de agujas en la planta de sus pies, invisibles para él pero muy notorias para el Demonio.

Ahora solo estaba terminando de cepillar cabello, para después llevarlo a la cama.

G- y... Como estuvo tu día? - el Albino quería conversar, pues ya había pasado tiempo desde la última vez que cruzaron palabra, que fue al mismo tiempo que había sucedido el incidente de la tina.

S- Me alegra que podamos volver a hablar, pero preferiría no hablar sobre mi día -

G- es sólo que... El mío es muy aburrido -

S- Entiendo... entonces, hoy el Amo Ciel hizo un nuevo amigo, se reunió con un inversionista de Italia y ciertamente creo que disfruto mucho su visita -

G- por qué lo dices? -
"Ahora tenemos algo en común, ambos tenemos un amigo Italiano" pensó el Albino.

S- él era ciertamente un caballero, a pesar de su corta edad, era alguien con una gran personalidad, pero también era muy extraño a mi parecer -

G- ya veo... Y seguro de que era un Joven? -

S- a que te refieres? -

G- es solo que... No creo que un Joven o un Caballero jamás usaría perfume -

Al mayordomo le cambió el rostro tan rápido como soltaba el cepillo que caería al suelo, pero su pequeña treta había funcionado.

G- así que tengo razón.... -

S- te equívocas, no es lo que crees -

G- esta bien... seguramente era bonita, yo también quisiera conocer a alguien que te provoque abrazarla hasta dejar su perfume en mi uniforme - sus palabras parecen agujas filosas, pero el Mayordomo solo las recibía como plumas y entré risas disfrutaba de su berrinche.
- Stupido ¿Cómo vestía? Seguramente con un vestido largo precioso y tacones ¡¿cierto?! -

S- Grell... -
Él lo haría callar al sentir como el Mayordomo lo intentaba rodear con un brazo, para esté solo era un juego e intentaría cubrir su boca.
- te juro por mi vida, que no había ninguna mujer, creeme -

G-... No te creo, tal vez no era una mujer, pero... Y no es que no quiera creerte... Es imposible creer que alguien como tu.. no haya sentido algo por... Una Mujer -

S- No te equivocas -
Él buscaba las palabras indicadas para explicarle pero, al momento de escuchar la palabra "Mujer" solo llegaban a su mente las imágenes de una Dama en medio de un jardín rodeada de pétalos de rosas, con su larga melena carmesí y su perfume, una fragancia imposible de olvidar para el Mayordomo.
Su silueta bailaba frente a una brillante luna llena, hasta caer en un frío suelo manchado de su sangre.
- Una vez... Pero ella murió, la perdí hace no mucho tiempo -

En segundos su sonrisa cambiaría a un rostro serio pero afligido.
Eso sorprendió a Grell, era la primera vez que lo escuchaba hablar sobre eso y la primera vez que escuchaba entera verdad en las palabras del Mayordomo.

G- Lo lamento mucho.... Cómo era ella? -

S- Ella era... De verdad quieres saber? -

G- si -

S- Pues... -

Movieron la conversación a la cama de la habitación, ambos acostados, uno en cada lado del mullido colchón, viéndose directamente a los ojos.

S- Era excéntrica, brillante, dramática - mientras lo escuchaba el Albino no pudo evitar acariciarle el rostro.
- Era fuerte y coqueta -

G- Hmm entonces era hermosa -

S- preciosa, tal vez más que coqueta era algo narcisista -

Sorprendido por el comentario, él daría un ligero golpe con la punta de sus dedos en la frente del mayordomo.

G- grosero -

S- Jajaja -
Oírlo reírse era exquisito para él, pues era muy difícil de conseguir y mucho más si está risa era sincera.

G- y a que te refieres con fuerte? Era fuerte de carácter? O literalmente?

S- Un poco de ambos, inclusive a veces era toda una sádica, era algo que compartíamos ella y yo -

G- Wow y... La amabas? -

S- Con toda mi alma -
Esa respuesta hizo que le sujetará la nuca y colocará su cabeza en su pecho para abrazarle.

G- Estoy seguro de que ella te amo igual o más -
Sonreía y el Mayordomo le abrazaba la cintura mientras que en su mente decía
"Si supieras que yo aún te amo, incluso ahora e incluso más"
- y... Si no era una mujer, cómo era el inversionista visto al Conde hoy?

S- Jajaja era un tipo bastante raro, antes de entrar a la mansión se detuvo a saludar y presentarse con el personal de la mansión -

G- En serio? Debe ser algo que hacen los Italianos... Cierto? -

S- No sabría decirte, no conozco a muchos - Y entonces su semblante cambio de calmado a molestó.
- Además fue una verdadera sorpresa recibirlo, ese maldito mocoso tenía todo el tiempo del mundo para decirme o advertirme antes de su llegada -

G- Jaja cálmate ¿De que hablas? Te vas arrugar si frunces el seño así, que ocurrió?

S- el joven era ciego -

G- Ciego? -

S- Si, traía un bastón y lentes de micas negras, dijo que había perdido la vista recientemente o algo así -

G- Vaya.. Pobre niño, tan joven perdió la vista -

S- Supongo, al presentarse con el personal le pidió a Finnian que cuidará su bastón, así que tuve que llevarlo del brazo en todo momento -

G- Entonces por eso tu....aghh lo lamento, soy un tonto -

S- Ja jaja de que hablas Cielo? -

G- Yo creí que tú... tú habías abrazado a una mujer solo por una estupidez , soy tan tonto, debes creer que soy un Stupido!-

S- No, no lo eres, en realidad creo que eres tierno -
La palabra tierno hizo que el rostro del castaño se tiñera de rosa y ver ese color en su rostro le pareció aun más adorable.
- Jaja Tu cara parece la de un pastel con betún de fresa -

Sebastian se levantaría un momento, soltaría sus caderas para acercarse al rostro pintado de color pastel solo para empezar a lamer y morder suavemente sus mejillas.

G- Hmm Jajaja qué haces? -

S- quiero descubrir si tu rostro sabe a betún, ven acércate -

G- Jajaja No soy un pastel Jajaj Sebastian jaja-
Este le hacia cosquillas, ver a Sebastian tan juguetón le ponía igual de animado.
Después de reírse y divertirse, el Albino caería rendido ante el sueño en los brazos del Demonio.

Ninguno imaginaba que en la banca de su jardín se encontraba ocupada con un Dios rubio, igualmente jugando con las largas orejas de un conejo de peluche e iluminado por luz de luna. Este planeaba su próximo movimiento.

A- Y que nombre le pondré a mi nuevo aliado de orejas grandes? Mgh? Will? Ronald? Hmm... O tal vez Ciel? jeje Ciel el conejo de un ojo jejeje Che Bello -
Se reía al mismo tiempo que le colocaba un listón blanco a rayas rojas en el ojo derecho del peluche.

PELIRROJO Where stories live. Discover now