Extraño

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Las espinas salían de su piel y el dolor se disipaba con una sensación de frescura.

G-eh?.. - grell se había desmayado después del accidente con las rosas. Y al despertar se encontraba acostado en los muslos del rubio. - ah! Auch! - e
El albino despertó sobresaltado pero el dolor de las espinas que seguía en su piel no le permitieron huir una segunda vez.

A- hey, tranquilo, respira y no te muevas - lo tomo de los cachetes y con las pinzas que tenía en la mano le saco una de las varias espinas que tenía en el rostro.
A- y ahora.. -
bajo su rostro a la misma posición de antes y con un gotero dejó caer una minúsculas gota de cierta sustancia algo viscosa pero dejando la misma sensación de frescura que hace unos segundos marcó su despertar.
A- listo, el aceite de menta es una maravilla para este tipo de heridas, ahora, a menos que quieras que esas espinas creen una fea infección en todo el rostro, sera mejor que me permita retirarlas -

Escuchar la consecuencia asustaría a Grell lo suficiente para acatar sus instrucciones y se quedaría quieto en el regazo del extraño. Pero una modesta sonrisa de parte del rubio le hizo desconfiar, pero al mismo tiempo aligerar el sentimiento de culpa dentro de él.

Las espinas seguían saliendo y el silencio que inundaba la escena se volvia incómodo:

G- qui..qui..quién eres? -

A- ok, esa es una rara elección? no me digas que esa era tu primera opción para romper el hielo -

G- romper.. hielo?? -

A- es una expresión, me refiero a que yo esperaba una reacción diferente -

G- auh!.. Mmm.. Buenos ddías? -

A- jaja, esa seria una buena respuesta, Me llamo Ace, Ace Wilde - su risa le pareció infantil pero disipó por un cortó momento su incredulidad.

G- que haces? -

A- intento regresar algo perdido a su lugar -

G- perdido? mi nombre? Como saber No!.. como sabes mi nombre? Conocemos nos... No!...Nos conocemos? - se le resolvían las palabras, no sabía cómo fórmular todas las preguntas que surgieron con la llegada de ese extraño a su jardín.

A- shhh.. está bien, respira -

Todo el aire que pudo entrar por sus pulmones, cada caricia del rubio y la sensación fría del aceite de menta aminoraron su estrés. Todas estás sensaciones le ayudaron a fórmular su siguiente pregunta.
G- Acaso yo ... Estoy perdido?-

A- no lo se, sientes que estas perdido? -

G- Nno! No.. No lo ...sé -

A- y aunque lo supieras, se lo dirías a un extraño? -

G- no?...- Grell estaba confundido, al igual que preocupado; prácticamente estaba rompiendo la regla más importante del jardín.
Si Sebastian se llegara a enterar del suceso, se molestaría, podría volver a gritarle, o peor, lo odiaría por mentirle.
Todo ese estrés le hacía sentir un dolor en el pecho, de cada espina en su interior nacían los tallos de rosa que rodeaba su corazón.
- tienes que irte -

G- Aún no termino de quitarte las espinas -

G- no deberías estar aquí-

A- y aun así aquí sigo -

G- lárgate -

A- Auch, está bien que no me quieras aquí pero no es razón para ser grosera -

G- lo siento, por favor lárgate -

A- jaja ja, quieres qué te canté algo para que te calmes? Mi Nonna solía cantarme mientras limpiaba mis heridas -

G- en cualquier momento él estará aquí y

A- eso no va a suceder

G- No Entiendes!!- pronunció entre gritos - Si Él Descubre Que Estás Aquí Y Que Estoy Hablando Contigo!! ÉL.. él.. él me va a odiar - el joven bajo el tono de su voz, al mismo tiempo que sus lágrimas que iniciaron desde el borde de sus ojos y recorrer a gran velocidad su rostro entero.
El dolor de las espinas en su piel no se comparaba a las que se enterraban en su corazón.

A- Listo-

G- eh?? -

A- listo, son todas, ahora me retiro o en sus palabras "ya me largo"-

El Albino sorprendió por la respuesta del rubio que lo tomó por completo desprevenido y no se daría cuenta del momento en que pronuncio la siguiente palabra:

G- espera! - se levantó y empezó a seguirlo.

El rubio seguía caminando, era sorprendente como podía ser tan rápido usando zapatos de tacón alto. Le siguió el pasó hasta alejarse lo suficiente del terreno de la mansión y llegar al campo.

Ace lo guiaría hasta un pequeño estanque rodeado de flores y miles de hierbas. Dentro del pequeño cuerpo de agua había peces, ranas, tortugas y en la orilla un nido de pato con varios huevos sin eclosionar.

G- Wow..-

A- muy bonito -

G- si... - el albino se quedó sin palabras.

A- tristemente voy a pedirte que te vayas, Ciao Bella~

G- qué?... Por... - por un momento dudo, pero después de todo lo que había vociferando no se merecía estar ése bello lugar.
- entiendo -

Grell estaba a punto de regresar a su jardín, cuando entonces el contrario lo sujeto de la ropa, giro sobre sus tacones y se colocó de nuevo frente a ella.

A- Ado.ra.ble, por favor perdoné mi reacción de antes, en realidad me gustaría que pasarás la tarde conmigo aquí en mi pequeño pedazo de los campos Elíseos -

Se le iluminaron los ojos al escuchar la invitación. Acepto casi de inmediato, ambos se sentaron a la orilla del agua únicamente contemplando la vista y disfrutando de los sonidos del estanque. Hasta que Grell comenzará una nueva conversación.

G- A que te referías... hace rato, cuando?... como sabes que Sebastian no vendrá? -

A- un pajarito me contó -

G- y que le dijo- la inocencia del albino le resultaba adorable al rubio, así que continuó con el juego.

A- me dijo que él y su amo tuvieron que salir a la ciudad -

G- oh... - le cambió el semblante, ahora se veía afligido.

A- y así que... Sebastian? Ah? Por que hasta ahora lo llamaste por su nombre - decía el rubio mientras soplaba las semillas de un diente de león. - ese tal Sebastian?... es tu padre? Tu amigo? Tu protector? Tu dueño? o.. tu amante? -

G-eh?? Emm... Yo.. Él.. Él es...es.. Es.. Es... Él es mío - era sorprendente, como con unas cuantas preguntas le ponía tan nervioso y tan rojo como una fresa.

A- vaya respuesta, me gusta - "y me gustaría creer que es verdad" pronunció en su cabeza el Dios de la muerte.

G- si! Él es mío, él es... Es?? -

A- por qué no lo consultas con la almohada y nos volvemos a ver mañana? -

G- con la almohada?? Espera! Vas a volver mañana??! -

A- sip, Buona notte - la silueta del hombre desapareció en la oscuridad, entre la hierba y los grandes árboles a su alrededor.

Al momento de desaparecer el Rubio, Grell miro a su alrededor y finalmente pudo darse cuenta de que prácticamente ya era de noche, y todo ya era oscuro, no hacía falta decir que eran más de las 12.
En un solo día, Grell había roto prácticamente todas las reglas del jardín.

Sin embargo eso ya no le causaría ningún estrés, en realidad le deprimió la idea de que en ningún momento el mayordomo fue a buscarlo, a pesar de no estar en el jardín.
Unos segundos después recordó su compromiso de esa tarde, pero de haber se presentado Sebastian habría notado al instante la presencia de aquel extraño, y quien debió haber quitado esas espinas, debió haber sido él y no Ace.
A menos que...

G- él no es mio... Él le pertenece a alguien más -

PELIRROJO Where stories live. Discover now