La reina maldita. Parte V

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Por las noches cuando el pequeño ángel dormía,

la reina maldita lloraba desconsolada viéndose en el espejo,

viendo como su ser traumatizaba todo lo que le importaba,

así que se escondía por las noches arrullar al pequeño hasta que ese dolor desapareciera.

Y así con el paso de los años,

el pequeño ángel fue creciendo,

su padre muerto,

su madre convertida en una demonio,

y el poco a poco entendiendo lo que quería conocer del mundo,

Un día decidió irse de casa.

Cuando la reina quiso detenerlo,

usó todos los medios posibles.

La paciencia, 

la amabilidad,

pero cuando solo quedó la violencia.

Ella se acercó a su hijo,

lo abrazó con miedo de lo que el mundo le iba a hacer,

y sin más arrancó sus alas.

Los gritos de dolor iban en aumento,

"Es por tu bien hijo mio", gritaba la reina con lagrimas de sangre en los ojos.

Cuando solo la sangre y las plumas blancas quedaron el piso.

El ángel suplicó ayuda al cielo,

lloró a mares,

y maldijo a toda creación nacida.

Un ser hermoso y divino no podía recibir tal castigo pensó.

¿Y si él no era un ángel?

De su cabeza empezaron a surgir dos cuernos.

La reina asustada intentó abrazarlo.

Solo entonces una pluma oscura quedó en sus manos.

Una tras otras brotó de su espalda hasta volverse impuras.

Las alas de la libertad.

Con resentimiento, 

lo que un día fue un ángel, 

volteó a ver a su madre.

Ambos eran la misma imagen del miedo,

para él, ella solo era la reina maldita

para ella, él aún era el ángel más hermoso de todos, su hijo.

Y sin hablar, sin preguntar. El hijo se fue de casa alzando el vuelo.

El Distrito RojoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt