Capítulo 19

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-¿Mamá? -la latina llamó a la mujer en la cocina.

Ya no parecía la misma de hace unos meses atrás, estaba con la piel más pálida y más delgada. Verónica se preocupaba un poco, hace ya un tiempo que su madre no traía a un hombre a la casa y eso la hacía preguntarse si estaba cayendo en depresión...de nuevo. No recibió respuestas, la latina prefirió hablarle sabiendo que su madre la escucharía.

-Mañana es la excursión de la clase a las montañas, la de todos los años -se mordió el labio -. ¿Puedo ir?

-Descuida, hija, nos enviaron una circular anteriormente y ya pagué todo -no volteó a verla, pero su voz se escuchaba triste.

Verónica se quedó muda, quería decir algo, una excusa para poder seguir hablando con su mamá. La extrañaba tanto. Se fue acercando a ella hasta poder colocar su mano en la espalda de la mujer, acariciando con cariño y tristeza.

-Mamá...-murmuró suavemente.

-Por favor, Verónica, ahora no...-la voz parecía quebrada y la latina detuvo sus caricias, temiendo que su madre rompiera en llanto.

Verónica sintió un dolor en su pecho, no soportaba ver a su madre así. Antes había sido una mujer tan vivaz y radiante, ahora no era así. ¿Estaría sufriendo depresión? La latina no quería preocuparse, pero ya lo estaba haciendo. Después de aquella escena Verónica se encerró en su cuarto, negándose a hacer otra cosa que no fuera escuchar música. No tenía tiempo para nada más, ni para mirar a la ventana o llamar a Camila, quería desaparecer y dejar de preocuparse.

Durmió pensando en que todo estaría mejor si esta no fuera su vida, la latina se dejó llevar por el ritmo lento de la melodía hasta los sueños en dónde la estaba esperando Lucy con una cálida sonrisa. Al día siguiente Camila fue a buscarla en su casa, caminando, sin Austin. La castaña sabía que algo sucedía con su mejor amiga, no le había respondido las llamadas.

Verónica escuchó el timbre, era temprano y estaba terminando de alistarse, ella tendría que abrir la puerta ya que su mamá estaba encerrada en el cuarto. Cubrió con maquillaje las bolsas bajo los ojos y cualquier rastro de haber estado llorando, bajó preguntándose quién era.

-¿Camila? -dijo con sorpresa al abrir la puerta y ver a su mejor amiga.

-Vero... -la menor murmuró, ella conocía a la latina y el brillo en los ojos miel no estaba.

No dijeron nada, se miraron, silenciosamente la latina dejó pasar a Camila y ninguna dijo nada cuando la puerta fue cerrada.

-¿Está... está todo bien? -la castaña preguntó con delicadeza, su amiga seguía dándole la espalda.

-Creo...creo que ya no tengo mamá-dijo con voz rota, antes de que una lágrima escapara de sus ojos.

Camila entendió, ella estaba al tanto de las aventuras de la madre de Verónica tanto como sus cambios de humor.

-Verónica-Camila lo dijo en tono cariñoso y la latina no pudo controlarse.

Se volteó abrazando a Camila y dejando caer algunas lágrimas, la castaña le correspondió sobando su espalda y murmurando palabras para calmarla. Después de unos minutos la latina se detuvo, al separarse Camila le sonrió limpiando sus mejillas y Vero no pudo evitar reír también, debía lucir ridícula.

-Se te corrió el maquillaje, Iglesias-le dijo su mejor amiga.

-Oh, gracias por decirme lo obvio, Cabello-se volvió a abrazar a ella -. Gracias-susurró a su amiga, no hacía falta decir el por qué.

-Soy tu hermana, siempre estaré allí-Camila dijo también en un susurro.

Después de calmarse un poco Camila y Verónica subieron a volver a retocarle el maquillaje, la castaña como buena amiga intentaba hacerla reír con algunos chistes y funcionó ya que las dos estaban riendo al salir de la casa. Fueron todo el camino al instituto con los brazos entrelazados, hablando, cuando la latina quiso preguntar.

Rivales (Vercy)Where stories live. Discover now