Capítulo 14

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Verónica estaba, en cierta forma, extraña. O tal vez desconcertada, los sueños con Lucy no mejoraban ni un poco, mejor dicho, cada vez parecían empeorar. El de ayer fue...intenso, no fue algo vulgar, muy lejos de eso. Fue intenso de otra forma, estaba logrando que Verónica conociera una parte de ella misma que no quería descubrir.

Lucy y ella estaban en el parque de los árboles, normal; las dos recostadas sobre las flores viendo el cielo, eso era un poco extraño; con sus manos entrelazadas, allí fue cuando las cosas se fueron de cabeza; la latina después se le quedó viendo mientras se acercaba, a sus labios. ¿Entienden? ¿Quería besarla? Verónica Iglesias quería besar a la rarita de Lucy Vives.

No tenía sentido, ese sueño estaba fuera de lugar, y lo peor fue que al despertar ni siquiera se habían besado. Tipo: ¡¿Para qué mierda tienes un sueño extraño si ni siquiera terminas besándola?! Todo mal haces, Iglesias, hasta en sus sueños. Después estuvo media hora mirando al techo aún más desconcertada por la decepción que sintió al no besar a la castaña en sus sueños. Cada vez estaba peor, era muy obvio.

Quería hablar al respecto el tema con Camila, pero tenía miedo a que pensará que era una...anormal. Digo, Verónica no era homofóbica ni nada parecido, pero nunca se había planteado la opción de estar interesada en una chica...románticamente. No, no, nada de "románticamente". El amor no existe, puede que solo tenga ¿Atracción física? Fuera lo que fuera el caso es que lo estaba sintiendo por una mujer, atracción, porque amor no era. Nunca en la vida. Y no sabía que pensaba su mejor amiga al respecto, puede que quedara asqueada. ¿Ella era gay o bisexual? Esperaba que la segunda, así podría fingir que solo le gustaban los hombres, pero no estaba muy segura. Cómo se pondría su madre si se enteraba de esto.

Igual a ella no le importaría mucho. Y su padre estaba ocupado pretendiendo que no tenía una hija como para importarle. Mejor salgo a dar un paseo y me aclaro. Se dijo a sí misma. Como siempre decidió que arreglarse no era una opción, quería ir a un lugar para estar sola y pensar así que no tendría que lucir bonita. Una sudadera y unos vaqueros ajustados, aquello era todo su guardarropa con su cámara colgando del cuello. Se peinó el cabello primero con el cepillo y después con los dedos, para darle un aspecto más atractivo. Trucos de belleza.

-¡Mamá, voy a salir! -gritó y apenas si escuchó un gruñido de respuesta -. ¡Lo tomaré como un sí!

Al estar afuera al viento frío era agradable, aún era temprano y si llegaba a un lugar alto podría tomar fotos del atardecer. Verónica creía estar enloqueciendo, pero cada día era un atardecer diferente, repleto de nuevos colores y formas en las nubes queriendo ser descubiertas. Era casi mágico.

-A la carga-dijo mirando a su alrededor, nadie estaba en la calle.

Como otras veces, Veronica comenzó a trepar por unas enredaderas para subir a su techo. Estaba a medio camino, a la altura de la ventana de su habitación, utilizando el alféizar como apoyo. ¿Qué estaría haciendo Lucy? Esa fue la duda que la atacó, sintió una necesidad de voltear a ver hacia la casa de la castaña. Allí, con la ventana abierta observando fijamente a la latina, estaba Lucy Vives que se sonrojó al ser descubierta. Fue un poco más sorpresivo para Verónica, ella sintió su corazón saltar hasta su garganta y perdió el equilibrio. Se intentó agarrar a una de las enredaderas, pero su pie resbaló, ella comenzó a caer.

-¡Verónica! -debía ser la voz de una angustiada Lucy.

La latina lo primero que pensó fue en su cámara, la sostuvo fuertemente contra su pecho. Por suerte aterrizó en los arbustos al lado de su casa, sintió cómo las ramas le pinchaban la espalda, pero al menos nada grave. Estaba apretando los párpados y sentía un molesto dolor en los brazos, las ramas le estaban causando dolor.

Rivales (Vercy)Место, где живут истории. Откройте их для себя