Avi sonriente responde.
-Hah, el doctor me dijo que no te acuerdas de muchas cosas. Colocándose en una posición recta y tendiéndole la mano dice.
-Mi nombre es Avi Laverde, somos compañeros de carrera también cursamos junto el instituto.
Hector la mira y Murmurando dice.
-Una fan o una acosadora....
Avi Baja la mano. Lo observa y pregunta.
-¿Dijiste algo?
Héctor se la queda mirando fríamente y exclama.
-¡Largo de aquí!
Avi abre los ojos y ladea la cabeza en negación. Héctor endurece la mirada y vuelve hablar lentamente.
-Lar...go... de... aquí...
Avi detiene el movimiento y dice.
-Estoy aquí para visitarte.
Héctor cierra los ojos y con vos dura dice.
-Quiero que te vayas, no recuerdo mucho del accidente, pero eso no quiere decir que no recuerde mi vida, que obviamente tu no haces parte de ella. Abriendo los ojos y con una mirada gélida remarca
-Así que vete
-Pero soy tu compañera. Dice acercandose
-Eso no te da derecho a venir, no somos amigos. Cambiando la voz a una maliciosa continua.
-A menos que seas una acosadora o esas mujeres que no entienden que nada más las quiero, para calentar la cama una vez...
Los ojos de Avi se agrandan de la impresión y queda muda por un minuto, trata de hablar, pero se abre la puerta.
-Lo siento niña, se acabó el tiempo de visita, nuestro paciente tiene que descansar. Dice la enfermera entrando a la habitación
Avi voltea hacia la enfermara asiente y se despide del pelinegro. Sale de la habitación. Héctor simplemente cierra los ojos. La enfermera se cerca a Héctor coquetamente. Su uniforme blanco que consiste en un vestido de botones que le llega hasta medio muslo con medias beldadas y zapatillas blancas. Los dos primeros botones están abiertos mostrando el nacimiento de los pechos. Le pregunta que, si desea algo más, a lo que Héctor abre los ojos y la encuentra invadiendo su espacio personal. La enfermera no menos de 25 años de buen cuerpo, ojos cafés, cabello del mismo color liso y corto, Roza el brazo con sus a manos. Susurrándole al oído le dice.
-Me puedes pedir lo que quieras, yo encantada te complazco.
Héctor irritado le dice una rotunda negación, y con un tono irónico y venenoso dice.
-No sabía que las enfermeras de este hospital, también eran unas ofrecidas.
La enfermera se aparta indignada, enojada y humillada. con Ganas de golpearlo y poner en su sitio a ese chico malcriado. Pero se acordó que era hijo de un importante empresario de la ciudad de Bogotá y amigo íntimo del doctor Alberto, no podía poner en juego su trabajo, formando un escándalo, solo por un capricho. Ya se las cobraría más adelante. Cierra sus dos últimos botones y sale de la habilitación. Héctor solo suspira y cierra los ojos.
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Héctor te presento a Héctor, mi esposo.
RomanceNo tenemos derecho a cambiar a ninguna persona. Pero con el tiempo podemos demostrar que estaban equivocadas, a eso yo le llamo esperanza.