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—Habían pasado un par de meses. Me costó mucho entender lo que pasaba, me costó aceptar sus palabras y lo que habían provocado en mí, pero ya había perdido a mi padre, a mi hermano, y mi madre estaba cada vez más sumida en su mundo de grises... No me podía permitir perderlo a él también.

Los murmullos se escuchaban muy débilmente entre el sonido constante de la lluvia golpeando contra la ventana. Jona estaba sentado frente a él en la cama, con sus piernas cruzadas mientras observaba a Matt con sorpresa. La forma en la que hablaba, su fluidez y lucidez le parecían increíbles, nunca antes había tenido la oportunidad de verlo así y le parecía interesante, la forma en la que se expresaba lo hacía ver como alguien completamente cuerdo y además inteligente, alguien que cuidaba hasta el tono en el que hablaba y por un momento se permitió pensar que realmente Matt se estaba recuperando, o que quizás tenía la oportunidad de hacerlo.

No era un caso perdido como todos pensaban.

—¿Y qué hiciste? —preguntó en voz baja con curiosidad.

Matt alzó su mirada avellana observando al rubio por unos instantes, y después volvió a bajar la mirada hacia sus manos, que jugaban con las frazadas de la cama para intentar entretenerse mientras trataba de ordenar los recuerdos en su mente. Era difícil explicar lo que había pasado, porque los recuerdos estaban demasiado borrosos en su mente como para poder decir con exactitud qué sucedió después, lo único que sabía es que todo había sido un caos, un caos que seguía explotando en su cara creando heridas imposibles de ocultar, un caos que seguía doliendo.

—Lo busqué. —respondió y el silencio volvió después de aquello.

Jona pensó en indagar más sintiendo su curiosidad aumentar, quería saber toda la historia, quería entender quién era Oliver y qué había pasado con él, con ellos dos, quizás así entendería qué era lo que pasaba con Matt, por qué actuaba como actuaba. Por qué a veces parecía completamente despegado de ésta realidad, pero después actuaba como alguien cuyo único problema era que estaba un poco triste. Abrió su boca para preguntar, pero se contuvo cuando lo vio negar con su cabeza, y se quedó callado, mirándolo.

Matt no fue capaz de seguir contando, sus esfuerzos por recordar todo lo que había pasado le estaban haciendo doler la cabeza y era frustrante pensar en todo eso, una frase se repetía en su mente: "Todo tiene solución, y si no lo tiene es mejor olvidarlo, no querés tu mente llena de cosas que no se pueden solucionar, ¿no?"

Oliver se lo había dicho una vez en medio de una conversación donde Matt estaba contándole lo mal que se sentía. Lo que Oliver nunca supo era que la razón de su pesar era que estaba confundido respecto a lo que sentía por él, y al haberle respondido eso era como si lo estuviera invitando a borrar todos esos sentimientos, y lo intentó, lo intentó tanto que le costó su propia cordura, y lo peor era que cuanto más intentaba, más lo quería a su lado.
Oliver era una marca indeleble en su vida.

Oliver era una parte suya, e intentar arrancarlo significaba deshacerse de sí mismo, literalmente.

—Sabés, mi mamá es una persona muy linda —Matt sonrió levemente y alzó su mirada para posarla en la ventana a su lado, esquivando el contacto visual con Jona.

El rubio sintió un leve escalofrío recorrerle al escucharlo decir aquello, odiaba hablar de esos temas, odiaba la palabra "mamá" porque dolía aún, creyó que lo había superado, con el tiempo había conseguido disociarse lo suficiente de todo eso como para que no representara un problema, pero desde lo sucedido con Matt todo se había vuelto difícil de nuevo, era como haber retrocedido en el tiempo y una parte de su proceso de superación se había ido a la mierda, pero aún así intentó seguir la conversación, le intrigaba el rumbo que tomaría.

—Me agrada, la he visto un par de veces, me habló el otro día para preguntarme... —hizo una pausa para pensar y frunció su ceño—. Ya no lo recuerdo, pero le di una flor que había robado del patio para darte, y me regaló un caramelo

Matt no reaccionó ante la anécdota, ni siquiera volteó a ver a Jona, parecía completamente concentrado en el exterior, en las gotas de agua helada que se escurrían por el cristal.

Su mirada reflejaba cansancio, no podía dejar de pensar en cuánto odiaba su propia mente, tenía tantos pensamientos acumulados siempre que sentía que no obtenía ni un solo segundo de descanso y era agotador. Se preguntaba si Jona podía comprenderlo, pero lo dudaba, Jona parecía mucho más cuerdo, más tranquilo, más consciente, aunque le jodiera admitirlo, porque admitir tal cosa lo dejaba en una posición de bicho raro y volvía a sentirse solo y asqueado con su propia existencia.

Su maldita, repugnante y absurda existencia.

—Es tan linda que cuesta creer que arruinó mi vida.

A Jona le tomó unos momentos procesar aquellas palabras, sus ojos analizaron el rostro inexpresivo de Matt mientras buscaba algún gesto que le dijera que no hablaba en serio, pero no fue así, no encontró nada. Matt era como un papel en blanco. Un papel con tinta secreta y tenía que hayar la forma de leerlo para saber la historia completa y todos esos secretos que sus párrafos ocultaban.

—¿Por qué decís eso? —preguntó con un tono suave, sin quitarle la mirada de encima.

Matt se quedó callado, sus ojos se mantenían pegados en el patio, parecía observar algo en específico y su gesto neutral comenzó a cambiar a uno de tristeza.

—¿Matt? —Jona insistió un poco, anhelando tener la respuesta, pero sólo se escuchaba el sonido de la lluvia acrecentando su fuerza.

Y eso era todo, Jona supo que no iba a obtener respuesta a sus dudas, al menos no ese día, quizás tampoco mañana, pero lo iba a seguir intentando de a poco.

Al menos ya sabía lo que había pasado con Oliver, o bueno, sólo una parte, pero teniendo en cuenta que apenas hace un día Matt había sido trasladado a aquella habitación que compartían nuevamente, lo tomaba como un gran avance.
Podía percibir la inmensa culpa que Matt cargaba sobre sus hombros y la curiosidad del por qué lo estaba matando pero iba a intentar no sacar conclusiones antes de tiempo.

Quería ayudar a Matt, como no pudo ayudar a su madre, ni a sus amigos, ni a nadie.
Estaba cansado de cargar con muertos en su espalda, quería intentar cambiar el destino de una persona por fin, y estaba decidido a hacerlo, sólo tenía que esperar un poco más.

Después de todo, la paciencia es la clave de la victoria.

Y el martirio de los ansiosos.

Y Jona tomaba su ansiolítico a las ocho en punto todas las mañanas, pero comenzaba a presentir que ahora necesitaría dos.

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Gracias por seguir leyendo esto, lo aprecio mucho.

Oniria.  [Sycholls] Where stories live. Discover now