Acerca de una novela (muy) corta llamada "Hada sin alas"

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No tengo muy claro de dónde surgió el concepto para Hada sin alas. Quizá de mi cariño por la franquicia de Pixie Hollow o la dinámica de los personajes Guts y Puck en el manga Berserk, o tal vez solo de mi gusto por las hadas en general. Lo que sí tengo muy presente es que quería escribir un poema para Rafa, mi novio. Y quería dárselo como regalo de San Valentín. En mi adolescencia fui una poetisa bastante prolífica, pero ahora estoy algo oxidada, y por más que me esforcé simplemente no pude escribir ese poema que no dejaba mi mente en paz. ¿De qué se trataba? Pues de un hechicero gentil que se encontró a un hada sin alas, se la llevó a su casa y con su magia y amor se las regresó. Suena como un simple cuento de hadas, pero lo que representa cada aspecto de este es muy especial para mí, empezando por el hechicero: quería plasmar la fortaleza y el aura gentil de mi novio, quien ha sido además mi amigo por más de cinco años. Él había inspirado personajes antes en otras de mis obras—Yui Togami de Yuzu y Sergey de Perlas de Medianoche, por ejemplo—pero esta era la primera vez que creaba algo para él como su pareja. Una obra hecha a su medida, con los elementos que más le gustan: las historias de fantasía.

Yo nunca había escrito algo así antes, lo más cercano han sido mis novelas de sirenitas, e incluso esas se ambientan en el mundo actual, no en una tierra mágica durante la edad media. "Hada sin alas" es un cuento que se inclina más a la fantasía suave, una que tiene que ver con sentimientos como el amor y criaturas hermosas, no con la fantasía épica repleta de escenas de acción, guerras y sangre. Una vez me hice a la idea de que no podría escribir una buena historia en verso, me dispuse a tener una lluvia de ideas en un par de hojas para empezar un cuento corto. La trama surgió sin mucho problema y empecé a refinarla y escribirla con la meta de tenerla lista cuando volviera a ver a Rafa. Para mi mala suerte faltaban pocos días para que volviera a la escuela presencial, y cuando fui alcanzada por mi avalancha de responsabilidades fui incapaz de continuarla. Llegó el día de mi cita con Rafa y solo pude leerle las primeras siete páginas que ya tenía listas.

Me hizo muy feliz verlo tan entusiasmado por este pequeño cuento. Era la primera vez en mucho tiempo que hacía algo estando enamorada. Escribir para Rafa era una experiencia asombrosa, pues a diferencia de mis musas pasadas, él estaba ahí, junto a mí. Es una conexión muy fuerte. Pensé que podría terminar este cuento para finales de Marzo, pero no fue así. Me tomó más tiempo de lo que esperaba, y eso me frustró bastante. No hay nada que me deprima más que tener la mente atrofiada y no poder salir de eso por más que lo intento. Pero lo logré. Al final, siempre, en cada una de mis historias, salgo adelante y las termino. Puede tomarme un mes o puede tomarme seis, pero las concluyo. Más teniendo a alguien como Rafa. Quiero agradecerle primero a él, ya que si no estuviera conmigo esta pequeña historia nunca hubiera existido. También gracias a Chilpa, mi hermana, quien hizo estas ilustraciones para acompañar el relato. Mención especial al álbum más reciente de Aurora, The gods we can touch, el cual escuché mientras escribía gran parte de Hada sin alas.

Muchas gracias a ti, quien está leyendo esto. Te dejaré más adelante unos relatos complementarios que hice con estos mismos personajes para salir de mis bloqueos. Se siente bien estar de vuelta. Escribir puede doler a veces, pero me hace sentir viva.

¡Hasta la próxima!

Aria Veil

Aria Veil

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Hada sin alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora