CAPÍTULO 9: La Rumba. (+18)

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—Buenas noches, señoritas, ¿les podemos invitar unas cervezas? —saludo Luis acercándose lentamente al grupo donde se encuentran las 4 jóvenes, estas se ven con rostros alegres. Todas se voltean a mirar a los dos apuestos jóvenes parados frente a ellas con unas hermosas sonrisas de oreja a oreja, a los que ellas, sin pensarlo mucho ni oponer resistencia, aceptan.

—Sí, claro —respondieron con un sí rotundo, para no dejar pasar esa oportunidad.

Pedro se dirige a comprar una ronda de cervezas para todos, de regreso tiene las manos llenas, sujetando 6 botellas y apresurando el paso, ya que no quería que se le cayera alguna, se quebrara y salieran los vidrios volando por todas partes.

Justo antes de llegar, la joven que le gusta se le cruzó en su apresurado paso y sin mediar palabra le ayudo con algunas de las botellas, él le sonríe, terminan de acercarse al grupo, comienzan a beber y a conversar entre todos temas random para poder entrar un poco en confianza. Al principio de la vida en el Pueblo, sobre lo difícil que era estar debajo de la tierra, metido en un hueco durante horas, con poco espacio y carencia de ventilación; hasta otros temas sobre el tipo de música que escuchaban o que les gustaba bailar.

—¿Cómo te llamas? —le preguntó Pedro a la hermosa joven luego de un rato de ya estar conversando.

—¿Me llamo Valentina y tú? —contestó con una pícara mirada y sonrisa.

—Yo me llamo Pedro, mami, un placer.

Después de un corto tiempo ya hay un poco más de confianza, además ya van varias rondas de cervezas. Pedro no ha perdido el tiempo y ya le ha preguntado a Valentina justamente los puntos que necesitaba saber sobre ella. Como, por ejemplo, si tenía novio o marido y de dónde exactamente era.

La segunda pregunta era la más importante para él, ya que sabiendo su dirección exacta podía estar alerta o no. Puesto que en la ciudad hay algunas direcciones o barrios en donde tienen culebras (enemigos de la banda de Joseito y de Juancito).

Valentina hasta el momento pasó la prueba, porque le dijo que vive en Alta Vista, específicamente en los Raudales. Le comentó que estudiaba Comunicación Social en la Católica, una prestigiosa universidad de la zona. También le dijo que tiene un hermano mayor, una hermana menor y que se encuentra en el Callao visitando a su prima Cecilia, quien la invitó a pasar unos días para que se distrajera un poco de los estudios.

Pedro también indagó sobre su prima Cecilia y Valentina le explicó que ella viajó hace algunos años al Callao, al principio por diversión en los carnavales, pero luego se residenció allí porque es esposa de un gerente en una prestigiosa empresa que procesa el mineral de oro llamada Próceres.

—Valentina y me puedes dar tu número de teléfono para escribirte. —interrumpió Pedro, mirando con ojos tiernos.

—Sí Pedro anótalo. ¿Seguro me vas a escribir? —recalcó Valentina, con algo de curiosidad.

—Claro, vale, me gustaría poder verte de nuevo, bueno, antes de que te vayas a Puerto Ordaz para hablar y salir a pasear si así lo quieres. —añadió Pedro sonriente.

Pedro anota su número de teléfono y enseguida ingreso en la aplicación de WhatsApp para ver la foto de perfil, efectivamente es ella; con una imagen de su rostro hermoso, con una pintura de labio rosada muy clara, un bonito maquillaje y su hermoso cabello largo negro azabache como la seda. Aunque para él la foto de perfil la noto algo insinuante, pues ella muestra un poco sus enormes senos, cubiertos por una franela de tirantes negros.

—😉 —Pedro le envió un emoji de una carita picando el ojo.

—😳 —Valentina le respondió enviándole un mensaje con cara sonrojada.

Pedro CalleWhere stories live. Discover now