veinticinco.

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Para Inui, pensar en tener un romance sin sentirse perdido en el proceso, era un sueño sin final; su primer ─y único─ amor no correspondido era la prueba de eso.

O al menos eso era lo que pensaba hasta que no supo en qué momento se encontraba pensando en lo mucho que deseaba pasar con aquel pelinegro y poder darse una nueva oportunidad para abrir su corazón.

Kokonoi lo supo desde hace tiempo.

Sus sentimientos por Inupi habían iniciado sin siquiera ser consciente de aquello.

Ambos, perdidos en sus pensamientos, compartían los minutos sin decir una sola palabra mientras el de orbes oscuros apoyaba la cabeza en su hombro y cerraba sus ojos.

Las palabras sobraban pero a la vez les hacía temer. Pensar en que alguno podía decir algo erróneo y terminar la amistad que continuaron, les hacía acelerar su corazón y sentir pánico.

Pero aquel día debía terminar tarde o temprano y lo sabían.

─Inupi. ─Habló, mirándolo a los ojos con un semblante casi inexpresivo. El rubio se había sorprendido pero sus expresiones se relajaron poco a poco conforme se volvía a sentar en su puesto.

─¿Qué? ─Respondió, intentando mantener la mirada fija en sus orbes. Notó cómo este tomaba asiento enfrente suyo y no pudo evitar arquear su espalda, casi alejándose.

Fue inevitable cuando la mano del mayor se posó con cuidado sobre su mejilla y acarició la misma, haciéndole retroceder y queriendo alejarse aún más.

─Me gustas. Mucho. ─Confesó, aunque aquello no era algo nuevo.

La vista del menor sólo cayó al suelo cuando sintió su rostro arder.

─No sé. ─Respondió─. No sé si siento lo mismo.

─Si no sintieras lo mismo, tu corazón no latiera tan fuerte. ─La mano contraria se colocó sobre su pecho, haciendo que se sobresaltara ligeramente e intentara escapar, mas no pudo hacerlo cuando este se encontraba apenas a unos centímetros de distancia de su rostro y lo sujetaba firmemente por la tela de la camisa─. ¿Tienes miedo?

─Sí.

─¿Qué debería ha...

La puerta se abrió y las siluetas de sus amigos quedaron descubiertas frente a sus ojos. Los cuatro se encontraban sorprendidos y de cierta forma, avergonzados.

─Oh... Lo sentimos. Continuen con lo suyo, por favor. ─La voz de Chifuyu fue la primera en romper el silencio.

─Sí. Adiós. ─Se despidió Baji, siendo arrastrado por el menor y dejando el lugar en un silencio profundo.

Koko mantuvo sus ojos cerrados y su expresión derrochaba fastidio porque el momento que tanto había esperado se había ido finalmente.

La risa baja de Inupi se coló en sus oídos, acaparando su atención.

─¿Por qué...? ─Preguntó desconcertado, observando cómo el contrario intentaba ocultar su boca con la mano.

─Lo siento.... Es sólo que me dio mucha gracia cómo tu rostro cambió repentinamente al ver a Baji y a Chifuyu. ─Respondió, suspirando cuando pudo calmar su risa.

─No es gracioso... Creí que era alguien más.

El timbre de que el receso había finalizado se asomó y apenas pasaron unos segundos, el aula se llenó de gente.

Se acomodaron en sus puestos pero no pudieron dejar de pensar en lo que dirían una vez que las clases hayan acabado.































─¿Me esperas? Debo entregar estos documentos. ─Dijo con prisa el rubio, saliendo del salón y corriendo hasta su lugar de destino.

No tardó tanto en regresar pero sus cosas ya estaban guardadas y el pelinegro lo esperaba sentado en una silla mientras tenía sus ojos cerrados.

Antes de que pudiera decir algo, sintió el agarre en su mano y vio cómo Koko se ponía de pie, para luego sentir su espalda contra la pared y la frente del contrario apoyándose en su hombro.

─Intentémoslo. ─Escuchó el murmullo, ocasionando que su piel se erizara y sus ojos se entreabieran más de lo normal. Con su pulso acelerado, envolvió sus brazos alrededor del cuerpo del pelinegro, cerrando sus ojos para poder pensar en la respuesta.

─¿Quieres estar conmigo a pesar de saber que aún estoy enamorado de otra persona? Porque no quiero mentirte y hacerte creer que por más de que me gustes, no siento cosas por Chifuyu.

─¿Crees que ese sentimiento durará para siempre? ─Preguntó en respuesta y sin apartarse de él.

─¿No te parece injusto?

─Acepto correr el riesgo. ─Respondió, finalmente alejándose para poder mirarlo a los ojos─. Y si después de haberlo intentado, tú no quieres tener algo conmigo, aceptaré también tener el corazón roto.

─No sabía que podías llegar a ser tan masoquista. ─Una sonrisa amenazaba con formarse en su rostro. Aunque sabía que enamorarse de Koko le iba a resultar más fácil de lo que imaginaba, quería dejar sus sentimientos en claro con el pelinegro.

Ambos aceptaban el destino que empezaba a formarse para ellos, y pese a que en ciertas ocasiones se volvían codiciosos, avanzarían paso por paso y sin miedo alguno a tropezar.

───




pude haber acabado hace tanto tiempo pero las circunstancias no lo permitieron, aún así me alegra haber podido (parcialmente) completado esto.

lo que estoy a punto de publicar será contenido bajifuyu nuevamente (me inspiran mucho), por si gustan pasarse por el perfil. aunque tengo altas ganas de escribir algo con nuevos shipps. dejen sus shipps aquí [que no sean turbios] y nos vemos en la otra historia.

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|| 𝐇𝐄'𝐒 𝐉𝐔𝐒𝐓 (𝐧𝐨𝐭) 𝐈𝐍𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔. ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora