•En el agua•

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    Tarde demasiado en comprender que todo lo que hacía estaba mal, nunca sentí tal presentimiento como si estuviera perdido en lo más profundo de mi mente, casi siempre que hacía algo malo mi conciencia no hablaba solo había silencio, soy un ex convicto, cometi muchos crímenes desde robos hasta un asesinato, me arrepiento totalmente de todo aquello, y por supuesto ya pague por ello alguna vez, las cosas ahora estaban mejor 

—¡Suban a bordo! 

Me encontraba en uno de esos viajes en los que te despejas de todos y tratas de encontrarle otro sentido a tu vida, mientras me hundía en mis pensamientos iba subiendo y me metía en una de las cabinas, el barco no era demasiado grande, al menos cambiamos unas veinte personas, estaba todo hecho de madera, nada era de metal, al subir alzaron el puente y se pusieron en marcha, al principio sentí un poco de mareo del cual rápidamente me recuperé aunque en el proceso me maree un poco 

—¿Estás bien amigo? 

Un hombre se acercó rápidamente a mi para agarrarme evitando así que me cayera, no conocía al hombre de ningún lado y eso era totalmente normal pues a estos tipos de viajes siempre venían hombres y mujeres con sus almas rotas dispuestas a sanar o por lo contrario a destruirlas aún más 

—Si, lo estoy. 

El hombre al mirarme sonrió y siguió su camino, por mi parte observe el barco desde un punto donde podía ver todo, las personas, y cada parte de él, todavía era de día y el sol estaba en su máximo punto, tanto que ardía en nuestras pieles, el almuerzo no tardó en llegar, aunque fueron unos simples sándwiches que no satisficieron mi hambre en su totalidad, debía esperar para una comida buena, nuestro objetivo era llegar a una isla llena de encanto que supuestamente serían las mejores vacaciones que ibas a tener en tu vida, las publicidades suelen ser engañosas muchas veces, pero esta vez decidía creer, no tenía ninguna expectativa así evitaba ser decepcionado, el tiempo siguió corriendo hasta que pude notar que el sol ya no quemaba tanto así que camine hasta que el sol cubriera todo mi cuerpo y me senté a leer un libro, leí tranquilamente durante unas horas, hasta que otro hombre se acercó a mí desde atrás con dos botellas de cervezas, una en cada mano 

—Es para ti. 

El hombre estiró su mano esperando a que recibiera la botella de cerveza, y así lo hice, tomé entre mis manos aquella fría botella que goteaba, dejando el libro a un lado miré al hombre quien se sentó a mí lado 

—¿Estás disfrutándolo? 

Me di vuelta y lo miré a los ojos mientras bebía un trago largo de cerveza que se quedó un rato largo en mi boca hasta que por fin pude tratarlo 

—¿Al viaje, o al libro? 

No sabía bien a qué se refería así que necesitaba preguntar, el hombre esbozó una sonrisa y miró hacia el cielo un rato largo, en su rostro llevaba unos lentes de sol por lo que el sol no podía hacerle tanto daño 

—El viaje. 

Dijo suave, quedando con sus labios entreabiertos, lo primero que hice fue mirarlos durante un rato, luego dirigí mi mirada hacia sus ojos 

—Está entretenido, pero no veo la hora de llegar. 

El viaje iba a ser algo largo, duraba un poco más de un día, la noche todavía no llegaba, pero estaba en lo cierto, no me desagradaba del todo pues estaba aquí bebiendo una cerveza con un completo desconocido 

—Entiendo. 

El hombre se mostraba sereno y calmó, lo que lo hacía ver muy atractivo, sin más rodeo continúe bebiendo la cerveza hasta que la termine, el hombre se ofreció a traerme otra, pero simplemente me negué pues no me gustaba beber de más, los minutos pasaron y el hombre se fue a su habitación no sin antes decirme que me invitaba en ella, veía sus intenciones desde antes que aparezca, realmente estaba considerando ir 

—Creo que iré. 

Me dije a mi mismo mientras me lavaba las manos luego de salir del baño, ya habían pasado muchas horas y había oscurecido totalmente, afuera no se veía nada más que una inmensa oscuridad que abrazaba el barco y lo convertía en suyo, mientras caminaba a la habitación de aquel hombre pensé un gran número de veces que sucedería allí, pero solo evite sobre pensarlo, toque varias veces la puerta hasta que el hombre atendió, estaba en bata, sin camisa y con una gran sonrisa en su rostro 

—Pasa. 

Entre al cuarto donde el hombre amablemente me invito una copa de champaña que bebí rápidamente sin siquiera mirarla, charlamos un rato cuando me comencé a sentir algo raro, fue cuando ese hombre se acerco aun mas a mi y comenzó a besarme el cuello, rápidamente me aleje de él, pero me devolvió hacia el, sin pensarlo dos veces tomé mis cosas y abandone la habitación, yendo a la mía pude sentir que el barco se había topado con algo tanto que hizo que se detuviera, todos los pasajeros salieron de sus habitaciones, me sentía muy mareado así que llegué a la habitación y caí en un profundo sueño 

—¡El barco se hunde! 

Se escuchó decir, no le di importancia pues solo quería dormir, luego de unos minutos me desperté algo aturdido, la mitad del barco estaba bajo el agua, no quedaba nadie abordo, solo yo 

—Oh mierda... 

Me levante casi cayendome y busque algún salvavidas que me ayudara, el barco traía dos balsas que servían como emergencia, supongo que todos ya se habían ido, el barco continuaba hundiéndose hasta que mi cuerpo tocó el agua que estaba increíblemente fría, sin pensarlo dos veces intenté nadar, pero a mi alrededor no se vía nada, ninguna señal de tierra firme, absolutamente nada, mire hacia todos lados, la noche no ni cerca de terminar, oscuridad, eso era lo único que me acompañaba en este vasto mar, mire hacia abajo y también, solo profunda oscuridad, no había lugar en el que no quisiera estar en ese mismo momento, a lo lejos veía como el agua se movía, algo venía, yo solo me deje caer, hacia lo profundo, hacia lo desconocido donde solo Dios sabe que clase de cosas podría encontrarme, tal vez ahí estaba la respuesta, en el agua.

OscuroWhere stories live. Discover now