Capítulo 26

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Narra Finn:

Ella está sentada al lado de mí, viendo al paisaje y también a las estrellas. Sus ojos cerrados, disfrutando la brisa tan más ligera, que movía su cabello.

- Cuando me sentía sola antes de conocerte, veía la luna y me transmitía paz, la luna me daba cierta calidez aunque fuera la noche más fría.- Siento sus ojos en mi, así que la veo.- Tú me transmites eso Finn.- Ella se recuesta en mi hombro. Sentí tan bonito dentro de mí, mi corazón dio un salto con esas palabras. ¿Acaso esto es estar enamorado?. Sonreí como un idiota y sin pensarlo me giré para abrazarla, su cabeza calló en mi pecho y me devolvió el abrazo.- Te amo.

-También yo, mi princesa.

Ambos nos acostamos en en el pasto, quedando dormidos.

Desperté y volvía a mi realidad: ella ya no está aquí.

Yo dormía en el piso mientras que la princesa flama dormía en su cama.

Todos los días es igual y triste: me levanto, desayuno, me pongo un traje negro de carbon y me siento junto a la princesa para ayudarla a atender los deberes que ella tiene con su gente de flama. Mis ojos ya se cansaron de ver rojos, naranjas, amarillos y negros. 

Revisé el reloj y eran las 5 de la mañana, la princesa se levanta a las 9 de la mañana.

Me levanté y tomé mi mochila, quería salir un rato y respirar un poco.

No me preocupo por los guardias por que ellos se quedan dormidos en su turno, y bueno las personas del reino están dormidos.

Caminé hasta que salí del reino y por fin mis ojos veían mas colores, me adentré en el bosque y me recosté en el pastó, la luna aún se veía y pensé en mi sueño.

La extraño tanto. Su ausencia me mata, que más quisiera estar riendo con ella, abrazandola, dandole besos en su cabello y en su frente. Había imaginado todo un mundo con ella.

Lo que más me emocionaba de imaginar era que ambos fuéramos a patinar sobre hielo, no es lo más romántico pero imaginar las risas de las caídas y estar jugando, sus manos y las mías tomadas sin soltarnos... por alguna razón cuando lo imaginaba mi corazón se emocionaba mucho.

Unas lágrimas salieron de mis ojos, y cuando las limpié salieron más y más. Me giré y me abracé, no podía con todo esto.

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Sentí el sol en mi piel, como me iba quemando poco a poco así que abrí los ojos, al parecer me quedé dormido.
Miré la hora y eran las 7 de la mañana, me levante y me sacudí el pasto que había en mi traje que por cierto me estaba quemando más.
Me fui a la sombra de un árbol y me quite el traje quedando en calzones, me estiré un poco dejando que el viento tocara mi piel. A lo lejos pude ver una pequeña laguna así que se me hizo una buena idea ir a nadar un rato, tomé mis cosas y corrí.
Las tire a unos pasos de la laguna y me tiré, el agua estaba fría pero se sentía mejor por el sol que me quemaba.
Empecé a nada y a nadar. Me senté en una piedra para poder estar un poco más tranquilo.
No quería regresar al palacio, de verdad no quería estar con la princesa.
Aunque ella no me trataba mal, me aburría el estar con ella y sin poder estar bromeando como antes, ahora ella ya se hace cargo de su reino y por lo tanto a madurado, no la culpo. 

Recordé lo que me había dicho la dulce princesa respecto a la princesa flama, me explico que la princesa no podía tener emociones por que es físicamente inestable, al experimentar emociones tan extremas se derretirá y se irá al centro de la tierra donde todo explotaría. Ese día la princesa estaba tan enojada con _______ que empecé a ver como su temperatura aumentaba, y mi mejor reacción fue pensar en que la princesa tenía que calmarse si no le iba a hacer daño a _____, y por eso le dije esas cosas a la princesa... No es justificación para esas palabras, pero por lo menos así pude contener a la princesa y no le hiciera daño a _______.

Veía mi reflejo en el agua, mi cabello rubio brillaba como el de Rapunzel con el sol, ya lo tenía largo.

Mire mi reloj después de estar nadando, y ya eran las 8:30, tenía que regresar o estaría en problemas.
Me levante por mis cosas, me cambié y caminé triste a mi destino.

Al estar frente al cuarto, me dio miedo entrar y me recargue en la puerta dejando salir una lágrimas, estaría otra vez en mi repetida vida. Cuando tomé valor de ya entrar a lo lejos vi a pan de canela.

-Hola Finn.- Saludó amablemente.

- Oh jaja, hola pan de canela.

- ¿Qué hacías afuera?- creo que estoy en problemas.

- Salí a respirar un poco, fui a nadar.

- ¿Saliste por que te sientes miserable aquí?- Dijo inocentemente.- ¿Por eso lloras?- Mis ojos se cristalizaron otra vez. 

- Ah.... No... -Murmuré y gire para limpiarme las lágrimas traicioneras.

- Finn, creo que deberías irte con ______, en tu cara puedo ver que no eres feliz.

- Pero... no puedo Pan de Canela, no es tan sencillo.- Me siento en el piso.

-¿Por? Solamente es irte y cruzar la puerta.

Solté una risa.

- Lo digo por la princesa, Pan de Canela.

- ¿Qué pasa con ella?

- Si me voy... ella puede hacer un caos por todo Ooo y es lo que no quiero.

- ¿Y si yo hablo con ella para que tu te vayas con _______?

- No lo sé si me puedas ayudar...- Me hundí en mis piernas.

- Tú también tienes que ser feliz.- Me tomó del hombro a lo que lo ví, y me abrazo.

- Yo me encargo de esto.

- No eres un simple pan como pensé... gracias amigo.

- Wiiii, tengo un amigo.- Me abrazo- Vamos, tienes que irte Finn, no llegues tarde con ella.

Lo ví a los ojos con lágrimas, y en cuanto me dijo eso me fui corriendo, al fin estaría con ella. 

Una aventura más (Finn y tú)Where stories live. Discover now