SAD KIDS :( kookmin

meraki.

Su primer día de clase como omega transcurrió de forma extraña.

Jimin se sentía como el niño nuevo del cole del que todo el mundo hablaba, para bien y para mal. No le gustó la sensación de ser el foco de atención de alfas. Se sintió juzgado. Ni siquiera los profesores se molestaban en ocultar su sorpresa, aunque el cambio de Jimin fue una buena aportación a las clases, pues el rubio no volvió a molestar ni a interrumpir con sus clásicos "me aburro, ¿cuánto queda?" Ahora el chico no era más que una sombra de lo que algún día fue, y sus amigos tampoco hicieron el intento de acercarse a él.

Algo muy impactante para Jimin fueron las clases de educación sexual. Llevaban ya unos tres años impartiéndolas, pero nunca se habían visto tan realistas. Ahora el tema de los aromas, la atracción, la repelencia y las emociones en general cobraba sentido. Las explicaciones de la profesora sobre cómo sobrellevar el celo de un omega a solas o en compañía no ayudaban a Jimin a aceptarse a sí mismo. Decidió prestar atención por una vez en su vida y le horrorizó todo lo que escuchó. Estuvo pálido toda la hora, sin poder creerse que en algún momento de su vida iba a ser el pasivo en una relación y podría incluso rogarle a cualquier alfa por ello si estaba en celo. Era como si la mayor de sus pesadillas estuviese haciéndose realidad.

Traumado y confuso, salió de clase con rapidez, ignorando el llamado de Taehyung. No tenía ganas de hablar con nadie, sólo quería refugiarse bajo la protección de su hermano y llegar a casa.
Bufó irónico con este pensamiento. Nunca antes había considerado a Keeho como una protección, pero ahora era lo único que se imaginaba cuando lo recordaba. Su lobo se calmaba y se sentía a salvo, como si se tratase de algún superhéroe. De verdad, las cosas estaban muy raras y Jimin no sabía qué era correcto sentir.

Cuando visualizó el coche de su hermano y al mismo Keeho apoyado contra éste, una oleada de tranquilidad lo sacudió y Jimin se lo tomó como la señal de que su transición a omega había sido completada. Estaba sintiendo todo lo que se suponía que un omega debía sentir, aunque él fuera tosco y cabezota y no quisiera expresarlo. Cuando una persona se sentía triste, y sobre todo tan solo, decepcionado y derrumbado como él en esos momentos, reaccionaba de distinta manera dependiendo de su condición. Había visto a alfas contenerlo todo para sí mismos o explotar en ataques de furia, a betas reaccionar de cualquier manera y a omegas en busca de consuelo constante y necesidad de apoyo.
Los ataques de furia sonaban mejor que el consuelo que su lobo demandaba.

–Putos omegas... –masculló en voz baja, afianzando el agarre en su mochila a medida que se acercaba al coche.

Un gritito de alegría le sacó de sus pensamientos y llevó la vista a la derecha, sorprendiéndose cuando vio al chico llamado Wooyoung saltando al cuello de otro chico más alto. Wooyoung se había autoproclamado como su nuevo amigo, pero Jimin no tenía tan clara esa amistad. Y sus pensamientos dudaron todavía más cuando ambos chicos se separaron ligeramente y volvieron a juntar sus rostros para besarse en la boca.
Si Jimin estuviese en lugar de Wooyoung, no soportaría esa sensación de pertenecerle a otra persona como si se tratase de un objeto. Sería como doblegarse ante alguien que oficialmente era superior a él.
No, Jimin no podría jamás besar a un alfa.

Los ojos de ambos omegas se cruzaron pese a la distancia, y Wooyoung agitó la mano en su dirección con una sonrisa. Jimin correspondió algo cohibido, saludando de forma más torpe.
Apartó la vista cuando llegó a la altura de su hermano mayor.

Al detectar el aroma a químicos, Jimin quiso pensar que su lobo se apoderó de su cuerpo, porque de pronto se vio extendiendo los brazos de forma necesitada hacia Keeho en un acto totalmente automático. Pero justo antes de llegar a rodearle con los brazos, se detuvo en el sitio, dándose cuenta de lo que iba a hacer. Keeho se había quedado petrificado, mirándole con cara de susto por el inusual amago de abrazarle.