ꪮꪜꪖ 15

546 62 3
                                    


Dicen que cuando estas demasiado enojado no debes hablar ni actuar, pues es el enojo y la frustración los que actúan por ti. Y era cierto.

Aquella discusión con Porco la hizo tomar esta drástica decisión. Y es que aun sentía ese impulso de abalanzarse sobre Galliard y convencerlo que los eldianos no son nada más que personas. Inocentes. Como deseó darle un buen jalón de orejas. Para ella, Porco tenía una mente tan cerrada que ni siquiera se prestaba a la idea de que los habitantes de Paradise no eran malos, tan solo eran víctimas de sus propios antepasados.

Resentida por la discusión tomó una canoa del puerto y se montó en ella.

-Idiota, idiota-musitó una y otra vez- Tan terco, tan testarudo. No debió decir eso...

Remaba lo más rápido que sus brazos le permitían, trataba de huir de la tormenta que la perseguía. Hace unos minutos la marea era tranquila y el clima soleado pero ahora, las nubes se acumulaban sobre su cabeza. Pero fue cuestión de minutos cuando el sol desapareció. Empezó a lloviznar unos minutos después. La marea estaba descontrolada y a lo lejos se podían apreciar unos cuantos relámpagos. La tormenta le estaba pisando los talones.

Empezaba a creer que su pequeña embarcación, una canoa "prestada", no aguantaría. Pero no había marcha atrás, estaba ya bastante alejada de la costa de Paradise, los buques a esa distancia no parecían nada más que un pequeño barco pesquero. Además su orgullo era más grande que sus ganas de dar la vuelta para volver a ver el rostro de Galliard, el cual, seguramente esperaba una disculpa por parte de TN.

Regresaría a su hogar, regresaría a Paradise. Pero por alguna razón eso no le llenaba de felicidad, al menos no tanta como imaginaba.

Si, vería de nuevo a Sasha, Armin, Eren y a los demás pero ya no vería mas a su amado Porco; pero tal y como dije, ya había tomado una decisión y no había marcha atrás. Debía avisar a los suyos que Marley planeaba atacar en cuanto antes a Paradise. Tenía que advertirles.

Sintió un terrible calambre en su brazo diestro, cosa que la obligó a parar por un momento. Fueron tan solo segundos, en lo que se recuperaba. Todo era cuestión de tiempo, debía huir de la tormenta, y debía evitar que los buques y guardacostas Marleyanos la vieran.

Sintió su pequeña canoa moverse bruscamente por las olas. Empezó a preocuparse aún más cuando noto que las olas la arrastraban cerca de las rocas que parecían resguardar el puerto de Marley.

-Maldita sea....-musitó presa del pánico, remando con las más fuerza pero era inútil.

A este paso no tardaría en estrellarse contra ellas. La lluvia se hizo más densa, y su desesperación más grande.

A unos metros de las rocas, las olas chocaban con fuerza, empujando la canoa de la muchacha pero después la atraía.

El agua salada empezó a entrar en la pequeña canoa. Sus botas se empaparon cuando el agua salpicó.

¿Por qué nada podía salir bien?

Miró sus botas empapadas con disgusto, para cuando regresó la vista al mar, una enorme ola estaba punto de chocar contra su embarcación.

Gritó aterrada, pero antes de poder hacer nada, aquella monstruosa ola le había golpeado con fuerza. La canoa se volteó y por ende, ella terminó hundiéndose. Abrió los ojos estando dentro del agua pero no se lograba apreciar nada más que oscuridad.

Por la falta de aire en sus pulmones, con desesperación nadó a la superficie y tomó una gran bocanada de aire. Por un momento temió que, por debajo de ella a unos metros, un ser desconocido y gigante la arrastrara al abismo. Como en las historias que su nana solía contarle. O que algún tiburón se la tragara ahí mismo pero esas preocupaciones desaparecieron cuando advirtió que ahora se encontraba más cerca de las rocas. Con desesperación, rezando porque ninguna otra ola la golpeara, trató de subirse a una roca, pero su intentó fue en vano pues nuevamente, una ola, esta vez mas agresiva que la otra, le golpeó con ferocidad, hundiéndola en el agua salada. Gracias a eso, su cabeza se estampó contra un cuerpo sólido, un sobresaliente de la gran roca.

Sintió como la marea la arrastraba lejos pero en el proceso, sufrió varios rasguños por las asperezad de las rocas. Soltó un grito el cual fue silenciado por el agua.

El aire le faltó en los pulmones. Se estaba asfixiando. Sintió como el agua entraba en garganta y nariz, como en sus pulmones se acumulaba el líquido. Intentó nadar a la superficie pero la marea era demasiado fuerte y el golpe que sufrió por la ola, la había arrastrado algo profundo.

Empezaba a marearse. Sentía como su perdía el control de su cuerpo.

Esta fue, quizá, la peor sensación de su vida.

Sus ojos no veían nada más que un abismo profundo. Su cuerpo ya no respondía. Empezaba a perder la consciencia.

Estiró su mano donde apenas y se apreciaba un pequeño rayo de sol penetrar el agua.

Cerró sus ojos sintiendo como la marea la llevaba consigo y a su ritmo tranquilo. 

𝕿𝖗𝖆𝖎𝖉𝖔𝖗𝖆 ᵖᵒʳᶜᵒ ᵍᵃˡˡⁱᵃʳᵈ ʸ ᵗⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora