—No me digas Ruby—exclamó disgustada y codeándome—, ¿ya están listas? Quiero llegar ya— Gigi y yo nos miramos de una manera cómplice que no pasó por desapercibida por la mayor, quién alzó una ceja en nuestra directa—, ¿y a ustedes que les pasa ahora? Me dan miedo.
—Oh, nada, nada—negó su hermana, dándome otra mirada en lo que nos levantábamos y soltábamos otra risita.
—¡Oigan! ¡Cuénteme!—pidió a nuestras espaldas, siguiéndonos los talones.
Sabíamos que a Rue realmente le gustaba Jules y que por eso tenía tantas ganas de ir a esa feria; solo para verla ya que en años anteriores no le entusiasmaba tanto. Incluso debíamos rogarle que nos llevara, por lo que Gia y yo apostamos en cuánto tiempo faltaría para que anden juntas.
Venía con una buena racha de apuestas ganadas por lo que me tenía fe.
—A las nueve—Leslie nos señaló con la cuchara de madera y parada en el umbral de la cocina.
—Nueve y media—exclamé con una sonrisa angelical.
—No más que eso. Y pórtense bien.
—¡Cuenta con ello!—besamos su mejilla y luego de que se asegurara que lleváramos abrigo, nos encaminamos a la feria.
Yo tenía un llavero que recuperar.
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—¡SANTA MIERDA!
Los cuatro corrimos fuera de la casita del terror, temblando de miedo. Mi corazón latía con rapidez y mi cabello alborotado al igual que mi respiración me impedía calmarme, aunque la situación me daba gracia. Ver nuestras expresiones y lo agitados que nos encontrábamos mientras detrás salían unos niños como si se tratara de un laberinto de unicornios algo así.
No lucían ni un poco aterrados.
¿Qué les daban de comer?
La decisión principal fue de Enzo ya que fue quién quiso meterse en primer lugar. Pero tomen nota, si leen un cartel que diga a partir de doce años, y su mejor amigo les dice ¿qué tanto miedo puede causar?
Bueno, corran. Porquepuedecausar demasiado, créanme. Más que nada a mí que le tenía un pánico terrible a los payasos.
Lo pasé muy mal.
—¿¡Vieron al jodido tipo con la motosierra!?—Amy se apoyó en mí en lo que nos detuvimos junto a un food truck para recuperar el aliento y no lucir como unos locos por el resto de la feria.
