[2] Banshee II | Spider-Man: Homecoming

XIX | Noche de churros

—HE ESTADO ESPERÁNDOTE —LE DIJO JONATHAN EVANS, hermano mayor de Tamlin Evans, el padre de Lyann, por lo tanto, su tío, a Lyann.

Lyann contuvo las ganas de fruncir el ceño, tomada desprevenida. Jonathan Evans era la copia exacta de su padre, el científico y millonario Tamlin Evans Mateus.

O quizás, su padre había sido la copia exacta de él.

Con las mismas facciones finas y delicadas, su rostro estaba construido por líneas marcadas en el área de sus pómulos y mandíbula, esta última un poco más pronunciada por la tensión. Aunque el mayor de los Evans era más alto por unos buenos cinco centímetros, Jonathan no era exageradamente alto—para Lyann sí, ya que heredó la estatura baja de su madre—, y como uno de los factores más simbólicos entre la familia de su padre era el característico cabello rubio, Lyann y Jonathan compartían el mismo brilloso pelo dorado. Sin embargo, lo único que los diferenciaba a ambos era el color de sus ojos, cuyo verde vibrante era otro carácter importante en la apariencia visual de los Evans, mientras que Lyann tomó el azul océano de su madre.

Físicamente, ambos hombres bien pudieron haber sido confundidos por gemelos, y Lyann no estaba muy contenta al respecto.

—No me puedo imaginar por qué —contestó finalmente ella, optando por encoger los hombros que sacar su confusión a colación.

Jonathan arqueó una ceja, pero no comentó nada.

—Mi casa no está muy lejos de aquí, solo un par de cuadras a pie. —Jonathan cambió el bastón de una mano a otra y lo mismo hizo con su maletín—. Pero supongo que eso ya lo sabías —añadió.

—Es correcto.

—Bien —Jonathan asintió—. ¿Te importaría acompañarme? Creo que podríamos hablar de una cosa o dos.

Lyann respiró hondo por la nariz, esta vez frunciendo el ceño profundamente.

—Claro. No tengo mucho que hacer, de todas formas...

Jonathan hizo un gesto con el bastón, señalando a Lyann para que caminase primero.

—¿Cuánto tiempo llevas en Nueva York? —le preguntó este tras cruzar la intersección principal universitaria.

Lyann estaba segura de que el hombre sabía la respuesta a su incógnita, pero contestó de todas maneras y le dijo los meses que llevaba viviendo en la ciudad. Formuló la misma pregunta para él, aunque también conocía el tiempo que llevaba habitando allí.

—¿Tienes todo ese tiempo sabiendo que estaba aquí? —preguntó Jonathan esta vez.

Lyann le miró. No parecía haber un indicio intencional a su pregunta, solo mera curiosidad. Lo que la confundió aún más.

—Solo unas semanas. —Lyann se concentró en el camino frente a ella, tratando de evitar chocar con personas—. Si te soy sincera, ni siquiera sabía que existías.