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—M-Más—Felix jadeó y soltó un gemido lastimero.

Debían ser quizá las cinco con veinte de la mañana. Felix se había despertado con el mayor abrazandole por la espalda y no pudo ignorar la erección contraria.

Y así habían terminado, con Felix en cuatro mientras el mayor se movía de forma rápida y dura dentro de él, sosteniendole de las caderas con fuerza.

—¡Chan!—gimió al sentir cómo el mayor golpeaba algo dentro suyo que le hacía rodar los ojos y apretar los puños.

El castaño le levantó y pegó su espalda contra su pecho, sin dejar de moverse de forma dura dentro suyo. El rubio sintió cómo si fuera a partirse.

Se sentía tan lleno. La sensación de pequeño dolor se mezclaba con el placer y le producía una sensación extraña, pero a pesar de eso no podía dejar de gemir y pedirle más al mayor.

—Correte para mi, cielo.—le susurró al oído, para luego besar la curvatura de su cuello.

Felix cerró los ojos y decidió que aquella sensación extraña se inclinaba más a ser placentera, o quizá era así sólo porque estaba cerca de su orgasmo. De cualquier forma, acató la orden del mayor, dejándose ir en un agudo gemido.

El castaño maldijo en un jadeo entrecortado cuando las paredes de Felix le apretaron, sus embestidas se volvieron erráticas y después de un rato más, por fin se dejó ir también en un gemido ahogado.

Soltó a Felix y éste cayó al colchón cuál muñeco de trapo, intentando regular su respiración y que su cuerpo dejara de temblar.

Chan se sacó el condón y lo tiró a la papelera, regresó a la cama y besó la espalda de Felix con cariño antes de jalarlo con cuidado y acurrucarse con él.

Los cubrió con las sábanas y ambos se sonrieron, Felix más cansado que el mayor. Aún así, se acomodó entre los brazos del castaño y su sonrisa se ensanchó cuando sintió cómo dejó un beso en su cabello.

—Debemos bañarnos—le susurró él.

—En un rato.—pidió.

Y Bang obedeció.

**
Fue un viernes cuando llegaron a Utah. No habían parado más de un día en cada cuidad, para que Felix pudiera ir a donde quisiera y Bang estaba asombrado de la forma en que Felix adoraba cualquier pequeño detalle.

Habían conocido mucho y también se habían acercado aún más. Bang entrelazaba sus manos, le mimaba, le abrazaba, le besaba y le decía cosas bonitas. Incluso le contó recuerdos de su infancia y su vida en la universidad.

También tenían sexo cómo...mucho.

Cómo todos los días, en las mañanas en y en las noches, cuando el frío era muy vehemente y sólo se quedaban en el hotel, podían pasar todo el día en la cama sólo saliendo para atender sus necesidad básicas.

Incluso el asiento trasero del auto del mayor había sido usado en una tarde mientras Here comes the sun sonaba a un volumen bajo.

A pesar de todo, no eran novios. Bang no se lo había pedido y Felix se sentía feliz con la relación que tenían ahora, fuera cual fuera.

—¡Empujame!—pidió el menor, mientras apretaba las cadenas del columpio entre sus manos.

—No tienes que pedirlo—Chan le besó la mejilla antes de empujarle gentilmente.

Sabía que Felix se podría sentir...inquieto si lo empujaba muy alto o rápido, así que lo hizo despacio, disfrutando de las risas contentas de Felix.

—¡Espera, vamos a la resbaladilla!—pidió.

Y cómo siempre, Bang obedeció.

Dejó que Felix se bajara y corriera a la resbaladilla. Le vio subir a la estructura de plástico y a pesar de ser algo pequeña, Felix se movía sin problemas. El rubio observó la vista desde la altura y sonrió, para luego sentarse en el inicio de la resbaladilla.

Chan se posicionó a un lado en el final y le sonrió, haciéndole una seña para que se dejara ir. Felix se deslizó y al llegar al final se quedó ahí, acostándose en ésta y mirando el cielo.

Estaba algo nublado. Las nubes eran grisáceas y se movían de una forma tan perezosa que le relajaron de alguna forma.

Chris se puso frente a él, agarrándose de cada lado de la resbaladilla e inclinándose para quedar cerca de su rostro.

—¿Que admiras?—preguntó el mayor,con una pequeña sonrisa en la cara.

—El cielo—respondió apuntando—¿sabias que las nubes grises son así porque los rayos de sol rebotan en ellas y la luz se refleja hacia el espacio? Se puede hacer porque las nubes tienen partículas de agua o hielo—explicó.

—mmh, no sabia eso—murmuró antes de besar su frente con cariño—eres muy listo—habló con cierto orgullo en la voz.

Felix le miró a los ojos y le dio una sonrisa contenta.

—No lo soy, eso lo aprendí leyendo.—se encogió de hombros.

—Eso te hace inteligente.

—No.

—Si.

—No.

—Tengo hambre—habló el menor—quiero un ramen.—llevó sus manos hasta el cabello de Chris, jugando distraidamente con el.

—No es bueno quedarse con hambre—negó el mayor—ven, vamos a buscar donde venden ramen.—se levantó y luego le tendió la mano al rubio, quien la tomó.

—El ramen me recuerda a la vez que Minho y yo salimos de la escuela y pasamos por una tienda de conveniencia, entonces...

Felix comenzó a contar su historia de forma animada y Chan le escuchó sonriente y atento.

Pensó que le gustaría escuchar todas aquellas anécdotas que Felix tenía por contarle. Él las escucharía todas y cada una de ellas, sin importar si duraban dos horas y el menor se salía del contexto la mayor parte del tiempo y divagaba.

Él las escucharía con toda la atención del mundo y contento.

Pero él sabía que quizá no podía ser posible. Su próxima parada era en Idaho, luego de ello, llegarían a Oregon y le entregaría a Felix a Minho.

Él sabía desde que vio al menor por primera vez que Felix era único. No sólo era el chico más hermoso que él haya visto, si no que cada cosa que el menor hacia, desde tararear canciones infantiles, decir datos que sabía, hablar sobre sus emociones o recuerdos, la forma en que tenía de brillar pese a un mal momento, todo aquello le hacían admirarlo con ojos devotos.

Intentó ignorar todo aquello a sabiendas que Felix no era suyo, ni siquiera un poco. Sabiendo perfectamente que una vez dejaran volar a Felix tan alto y lejos cómo quisiera, él volvería a casa con su familia.

Y a pesar de todo no pudo evitar que todo eso se rompiera cuál papel mojado cuando el menor le pidió que le dejara entregarse a él.

Bang tenía miedo, había otro sentimiento dentro suyo que no le permitía seguirse ilusionando más, pero pensar en esa posibilidad le hacía  doler el corazón.

Aunque sabía que al final, todo terminaría por esa razón.

Tú de estrellas. CHANLIX AUWhere stories live. Discover now