EPÍLOGO

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Bang abrió la puerta de su departamento de forma cansada.

—Estoy en casa.—anunció.

—Bienvenido.—sonrió ante la voz que desde hace dos meses le recibía.

Había pasado un año y seis meses desde aquella mañana en la que se había marchado de Oregon sin despedirse.

Conforme el tiempo seguía pasando, juraba que más se había equivocado y que debía salir a buscar al menor y pedirle perdón, pero no hizo falta.

No cuando un día después de llegar del trabajo, un chico había tocado su puerta. Del otro lado había un rubio, con la cara pecosa y unos bonitos labios rojizos.

Había ganado más peso, y eso sólo lo hacía lucir aún más precioso. Su piel ya no era tan pálida, parecía cómo si los rayos del sol se hubieran encargado de besarle con suavidad y ahora brillaba en un hermoso color aperlado.

Se veía tan sano, tan feliz y tan vivo que Bang se sintió tan orgulloso.

Habían hablado, sobre cómo Felix había conseguido el trabajo que quiso cómo editor, así que lo hacia desde casa. Había trabajado mucho en si mismo y el pasado era pasado.

Y bueno, sus sentimientos respecto a Bang seguían siendo los mismos, así que había tomado una mochila y había viajado de nuevo hasta carolina del norte, sólo para saber si también aún era correspondido.

Tuvo su respuesta cuando Bang casi se echa a llorar dándole las gracias por regresar.

Al final habían hablado y llegaron al acuerdo de que podían vivir juntos, pues una relación a distancia no les sabia bien y ya habían estado lejos lo suficiente.

Y ahora en el presente, sentado con el menor entre sus brazos viendo una película navideña en la televisión, sentía que de nuevo volvía a estar completo.

—¡Ah, casi lo olvido!—Felix se removió para mirarle—Minho dijo que va a preparar pavo para la cena de navidad, y que si no te gusta que no vayas—sonrió.

—Pues, aunque no me gustara, iría. No le daré el lujo de no verme, tu hermano no sabe compartir y tiene que acostumbrarse—fingió quejarse y Felix rio despacio.

—Mi abuelo si quiere verte.

—Ah, yo también quiero ver al señor Lee, él si es amable.—Felix le dio un suave golpe en el pecho antes de dejar un beso en su mejilla y volver su atención a la pantalla.

Pasarían navidad con Minho y su abuelo. No era que Minho le odiara, no mucho, pero era una relación pasivo-agresiva la que llevaban por el menor de los Lee.

De todas formas, eran familia ahora y debían acostumbrarse a compartir a Felix.

Que bien se sentía pertenecer a una familia nuevamente.

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Buenop, aquí acaba JAKSJ

Aquí le di un final feliz porque saben que no me gusta el angst, pero en la vida real no tuvo un final feliz. 

De todas formas, gracias x leer esto!

Tú de estrellas. CHANLIX AUWhere stories live. Discover now