Capítulo 7 | Una invitación al fin de la vida

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Después de arruinar nuestro día con esa noticia ambas regresamos a casa, quise invitarla a tomar té pero creí que no era buena idea así que esperaría para verla en la estación.

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Narra Nitzi:

Los días pasaron, dejé de ver a Mikasa en la estación. Cada día que pasaba esperándola en el vagón del tren era un poco más aburrido y solitario que el anterior.
Un día antes de mi boda, mientras mis padres que se habían estado quedando en la casa de Marie salieron, la mamá de Floch dijo algo que me hizo sentir tan miserable. Yo me encontraba limpiando el comedor cuando escuché la puerta principal ser azotada, al voltear vi a la mujer con una expresión que nunca había visto antes, parecía tan molesta.

Parece que la pequeña pueblerina resultó ser más inteligente de lo que creíamos– me habló alzando la voz.

¿Qué?– pregunté confundida.

Has estado faltando a las lecciones–

–Por supuesto que no–

–No seas mentirosa, por Dios, ¿Con quién te vas?– su enojo era evidente –¿Estás engañando a mi hijo?–

No, yo ni siquiera...–

–Tuve una conversación con la encargada, al menos ten la decencia de decirme la verdad, ¿Con quién engañas a mi hijo?– volvió a preguntar

Señora, está pensando todo mal– reí nerviosa.

Entonces explícame tú–

–Yo quería conocer la ciudad y pensé en hacerlo durante las sesiones, después de todo creo que sé todo lo hay que hacer en un matrimonio– expliqué aún con los nervios en mis palabras.

¿Y cómo lo sabes?–  esa pregunta mató mi explicación.

–Una amiga me dio consejos–

–¿Amiga?– arqueó una ceja.

–Sí

–Entonces no hubieras hecho pagar a mi hijo por clases que no utilizarás – reprochó –Vistete, iremos a recoger tu vestido antes de que regresen tus padres

Después de hacer lo que me dijo tomamos un taxi que nos llevó con una costurera, donde ya me esperaba con un montón de alfileres, me sorprendía lo rápido que trabaja la gente cuando les propones una absurda cantidad de dinero, habían hecho mi vestido en menos de una semana y sin alguna prueba de vestuario. Después de probarme el atuendo salí del probador para que la madre de Floch pudiera verme, se trataba de un sencillo y lindo vestido de tono aperlado.

–¿Y bien? ¿Qué le parece?– le preguntó la costurera a la mujer que me acompañaba.

Me parece perfecto – sonrió de oreja a oreja.

¿No estás emocionada? – me habló la mujer encargada del vestido.

–Sí, aún no puedo creer todo lo que va a pasar, fue muy repentino – contesté intentando sonreír.

Verás que serás muy feliz

Tras agradecer los buenos deseos que me daba la mujer por la nueva etapa de mi vida, Marie y yo nos dirigimos a la estación del tren con un gran maleta donde venía el vestido, al abordar un hombre alto y castaño nos ayudó a cargar el equipaje, todo "normal" hasta que vi a la acompañante del chico, Mikasa.

Gracias, es muy amable– comentó Marie agradeciendo al hombre por el gesto.

No es nada– contestó sonriendo.

Last first kiss  | Mikasa Ackerman X FemOcOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz